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Pilladas por el copago

Las farmacias bilbaínas no habían ajustado ayer sus aplicaciones para cobrar las medicinas según su renta a las personas de fuera de Euskadi

Dos empleadas de la farmacia licenciada Elena Timpanaro, en Bilbao, atienden a una clienta.
Dos empleadas de la farmacia licenciada Elena Timpanaro, en Bilbao, atienden a una clienta. santos cirilo

“Hoy [por ayer] empieza todo, pero no sabemos nada”. Las farmacias bilbaínas no estaban preparadas ayer para aplicar el nuevo sistema de copago de los medicamentos a las personas de otras comunidades. EL PAÍS visitó cuatro boticas de guardia y en tres no habían ajustado aún su sistema informático, por lo que no tenían claro cómo actuar con un cliente de fuera de Euskadi.

El Gobierno vasco ha decidido no aplicar la medida, que prevé diferencias de cobro para los trabajadores en función de sus ingresos. Así, todas las personas que tengan la tarjeta de Osakidetza seguirán pagando lo mismo por sus medicinas. Si viajan fuera de Euskadi, deberán asumir el copago, pero el dinero extra abonado se podrá recuperar con la presentación de la receta y el ticket en las direcciones territoriales de Sanidad. Las farmacias vascas sí aplican el copago a los residentes en otras comunidades.

“Estamos descolocadas, no sabemos cómo actuar”, dice una farmacéutica

Los hospitales y centros de salud de toda España han adaptado sus bases de datos para que las recetas que se entreguen a los ciudadanos incluyan en uno de sus márgenes el porcentaje que les tocará pagar. Asimismo, los sistemas informáticos de las farmacias se han ajustado.

Mejor dicho: deberían haberse ajustado. Buena parte de las boticas de Bilbao no lo habían hecho en el primer día de puesta en marcha de la medida, por lo que no tenían claro el protocolo de actuación con un cliente de otra comunidad.

El PAÍS preguntó en cuatro farmacias del centro de la capital vizcaína y en tres no habían instalado aún la nueva aplicación ni sabían cuándo iban a poder hacerlo. Por suerte para sus trabajadores, no se había presentado durante la mañana ningún foráneo en busca de medicinas.

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“No tengo ni idea de cómo se va a hacer. Hubo una reunión la semana pasada, pero no hemos tenido tiempo de nada”, señaló el responsable de la farmacia doctor Llorente, en la plaza Pedro Eguilor. La misma incertidumbre preocupaba a las trabajadoras de la botica licenciada Elena Timpanaro, en la calle Rodríguez Arias. “Estamos descolocadas. Espero que no venga nadie de fuera. No sabemos cómo actuar, cómo será la receta ni lo que tenemos que cobrar”, indicó una de las farmacéuticas.

Las boticas temen que la llegada de foráneos cause mucha confusión

La empleada de la botica De La Cruz, en la calle Gardoki, había instalado el día antes el nuevo sistema informático. Lejos de estar tranquila por ello, le asaltaban las dudas sobre su funcionamiento. “Va a ser un caos; estoy agobiada. En verano hay mucho movimiento de clientes de fuera. A partir de ahora tendremos que pedir la tarjeta sanitaria a todo el mundo para saber de dónde son”, manifestó.

De haber aplicado el copago, Euskadi se habría ahorrado 33 millones de euros. El Gobierno vasco dedicó en 2011 algo más de 575 millones al gasto farmacéutico, un 6,77% menos que en 2010. De ese total, 44 millones se destinaron a las recetas.

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