Dislate eólico
Feijóo no exigió a Madrid que salvara las primas de Galicia por ignorancia o por orden de su partido
Es posible que el bipartito perdiera el gobierno gracias a un plan eólico mal planteado. Por supuesto, esta es una hipótesis no testada. Pero su contraria también. En cualquier caso, puede ejemplificar lo delicado que son las cuestiones energéticas en la actualidad.
Por eso es sorprendente que, de un plumazo, el Gobierno suprima de forma temporal las primas a nuevas instalaciones de régimen especial, esto es, básicamente las energías renovables. Las primas, por cierto, a grandes centrales hidroeléctricas, centrales térmicas de gas, carbón o ciclos combinados no se eliminan, como tampoco se toca la subvención indirecta de la energía nuclear. Los argumentos esgrimidos por el ministro Soria para la supresión son un tremendo dislate conceptual: confunde déficit tarifario con déficit público, potencia instalada con potencia firme, ¡hasta prima con subvención! Estas medidas pretenden, al parecer, contener el gasto público pero lo que van a conseguir es lo contrario, mayor déficit público. Como es inconcebible que un ministro de Energía ignore lo básico que cualquier trabajador del sector domina, es de suponer que las razones de tal castigo a las renovables son otras y correspondería a la oposición indagar sobre tal aspecto.
Cabe preguntarse qué efectos puede tener esta medida sobre la energía eólica, la renovable de más proyección, en Galicia. Vaya por delante que el modelo escogido en España y otros países, para el desarrollo de la energía eólica es, en mi opinión, desafortunado, pues convierte una buena idea —generar energía con el viento— en una idea mala para la biodiversidad, el territorio y la sociedad, básicamente por su explotación intensiva versus extensiva. En definitiva, concentra la producción en el espacio y en manos de productores en vez de en los consumidores, ciudadanos en general y Administraciones locales. Los sucesivos Gobiernos de la Xunta no han tenido en cuenta estos aspectos a pesar de existir legislación y soluciones técnicas para hacer más sostenibles estas instalaciones, mostrando que la sociedad, el medio ambiente y el territorio no están entre sus prioridades.
De los planes eólicos gallegos, paradójicamente tan mentados como desconocidas son sus entrañas, solo puede decirse que el del bipartito y el actual son gemelos en cuanto a potencia y duros efectos en la biodiversidad y el paisaje, más allá de la tópica discusión sobre si están o no en Red Natura 2000. Ahora bien, el Gobierno de Feijóo con su caprichosa retirada del plan eólico del bipartito (bendecido por los tribunales, por cierto) lo único que ha conseguido es que las nuevas instalaciones no lleguen a tiempo de entrar en el registro de preasignación, el último obstáculo para recibir las primas, por lo que unos 2.700 megavatios en Galicia no las recibirán y, por lo tanto, es probable que no se lleguen a instalar. La razón es fácilmente entendible. Más de un millón de euros es lo que cuesta instalar un megawatio eólico por lo que se precisan más de 2.700 millones de euros y ¿de dónde se sacan en una situación de crisis? Que cada quien eche sus cálculos en inversiones, puestos de trabajo y cambio climático.
Ante esta situación, el presidente Feijoo pudo levantar el teléfono para exigirle al ministro Soria que detuviera su real decreto por lo menos hasta que los parques eólicos gallegos estuvieran inscritos en dicho registro. No lo hizo. ¿Por qué?: o bien por simple desconocimiento, a la altura del ministro Soria, o bien por acatar órdenes de partido, o por la levedad, se deduciría, de su peso político en Madrid.
De todo esto, apenas medios de comunicación y ciudadanía se han enterado, siendo evidente que se necesita una prensa con mayor conocimiento de cuestiones científicas, técnicas y ambientales. Los partidos de la oposición no han estado a la altura ante semejante dislate, desaprovechando la oportunidad para la necesaria pedagogía en materia energética, económica y ambiental. Es imprescindible que los políticos se asesoren y dialoguen con la ciudadanía, movimientos sociales y empresariales incluidos. Porque precisamos la energía eólica: mitiga nuestra contribución al cambio climático que ya está causando múltiples problemas ambientales, económicos y humanitarios, porque el gasto energético supone en España aproximadamente el 50% del déficit comercial y es la única vía que tenemos para la independencia energética, aporta un modelo productivo real alejado del nefasto ladrillo, y, además, porque tenemos compromisos con la UE de que así sea, dicho esto en el momento en que tanto importa, al parecer, lo que Europa nos ordena.
Xabier Vázquez Pumariño es biólogo y consultor ambiental
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