Síndrome de ‘boreout’: cuando el aburrimiento en el trabajo es motivo de baja
Tras esta situación se esconde una profunda ansiedad y sensación de infravaloración, que pueden conducir a buscar un nuevo empleo
Has terminado el poco trabajo del día en una hora y te entregas a la tarea de matar el tiempo las siete que te quedan. Podrías pedirle deberes al jefe, pero prefieres pasar el rato; si te necesitan, que te llamen. Parece un plan envidiable, pero mientras actualizas el muro de Facebook, buscas las mejores ofertas para los regalos de Navidad y te zampas un sándwich, media bolsa de patatas fritas y una napolitana de chocolate desearías que llegara la llamada. No llega, y te das cuenta: tu aburrimiento ya es crónico, tiene un amargo regusto a ansiedad y te sientes infravalorado. No es normal.
Es un aburrimiento que en los círculos especializados asocian al síndrome de boreout o del trabajador aburrido, que está dominado por un aburrimiento laboral extremo y que, según los psicólogos, puede ser tan perjudicial como el agotamiento por exceso de trabajo, el popular síndrome del burnout o del trabajador quemado. Uno tiende a pensar que un empleado aburrido (y con exceso de tiempo) aprovechará la oportunidad para poner más mimo en hacer una tarea determinada, pero no es así. Según un estudio de la Universidad de Lancashire (Inglaterra), las personas aburridas, en realidad, tienen un desempeño laboral precario y comenten más errores.
Por supuesto, para evitar involucrarse con la fuente de su aburrimiento, las personas con el síndrome (un término acuñado en un libro por los psicólogos suizos Philippe Rothlin y Peter Werder, en 2007, y que no está reconocido oficialmente como un diagnóstico) tienden a distraerse con recursos como las redes sociales, incluso pueden llegar a desarrollar una adicción. La comida, el alcohol y el tabaco son firmes candidatos a llenar su tiempo. ¿Te suena?
Cómo saber que no es aburrimiento pasajero
Es importante distinguir el aburrimiento normal, incluso sano, de aquel constante y crónico que acaba haciéndote sentir inútil, un sentimiento que genera una profunda ansiedad y que puede afectar negativamente a todos los aspectos de la vida, desde los relacionados con la familia hasta los que tienen que ver con los amigos y la pareja. Ya sabemos que, normalmente, “las cosas que nos aburren son las cosas que no nos gustan; esto rebaja tus niveles de motivación, de implicación, bajan tus niveles de responsabilidad y adoptas una actitud pasiva, vas procrastinando”, explica Gabriela Paoli, psicóloga y autora del libro Salud Digital. Pero hay más.
Para empezar, grábate a fuego que aburrirte en la jornada laboral no depende del tipo de trabajo que desempeñes, sino del tipo de intereses que tengas. Puedes tener el mejor puesto, incluso ser el jefe y sentirte profundamente aburrido e infravalorado. O sea, que trabajar en algo que no se corresponde con tu formación o experiencia, y que no te permite desarrollarte plenamente, es una bomba de relojería. La falta de comunicación con los demás, desempeñar tareas monótonas que no te representen ningún tipo de reto y no recibir más que un salario precario también son aspectos que desmotivan constantemente.
Cómo vencer al aburrimiento sin moverse del sofá
Todos estos factores aumentan cuando tienes que aceptar trabajos a disgusto y no tienes otra opción ni puedes darte el lujo de cambiar; y la situación que se agrava en estos tiempos debido a la coyuntura económica derivada de la pandemia. “La gente que acepta trabajos que limitan sus capacidades tienen mucho más riesgo de padecer ‘boreout’ y ‘burnout’ porque hacen algo que saben de entrada que no les gusta; la única motivación es la económica y pasados los años eso empieza a pesar bastante. Es sumamente grave porque las personas pasamos cerca del 33% del día en el trabajo, a veces más”, explica Andrés Quinteros, psicólogo y director del Centro Psicológico CEPSIM.
Otro motivo para buscar una afición
Los autores de la obra que habló por primera vez del síndrome del boreout no solo describieron una condena de aburrimiento y desmotivación. Como en el mito de Pandora, en el fondo de la caja estaba esperanza, que, en este caso, tiene la forma de listado de métodos para prevenirlo. Para empezar, aconsejaron al trabajador que se esfuerce por encontrar pequeñas motivaciones que pueda intercalar a en su trabajo a lo largo del día. Se trata de que cada jornada resulte significativa. Tanto Paoli como Quinteros avalan esta idea, y señalan que comunicarle a los superiores el interés y compromiso por desarrollar nuevas tareas también puede ayudar. Encontrar alguna actividad apasionante para rellenar los ratos muertos en el trabajo es una ayuda interesante pero, a veces, imposible. En esos casos, proponen trasladarla a momentos libres justo después de la jornada laboral.
Si después de todo no aumenta la motivación, puede que lo mejor sea buscar otro trabajo que sí te guste, algo que hay que hacer mientras uno conserva el que ya tiene; no hay que aumentar la ansiedad que te genera la falta de motivación en el trabajo con la que surge de la escasez económica.
Por otra parte, aunque ambos son el resultado de una gran insatisfacción o desmotivación laboral, es importante no confundir el término boreout con el ya famoso síndrome del burnout. El primero se refiere al trastorno del trabajador aburrido que constantemente se siente infravalorado, mientras que el segundo se trata de un trastorno vinculado al estrés por exceso de trabajo. "Tienen orígenes distintos, uno es por falta de trabajo o porque realizas tareas monótonas, donde no hay ‘feedback’ ni un contacto social real, y el otro es por exceso, un estrés crónico, una saturación, agotamiento mental e infoxicación, dice Paoli. Pero advierte: “Al final los extremos se tocan. Uno puede llevar al otro”.
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