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Envejecimiento por contaminación: qué puede hacer una crema

Los malos humos, del tráfico o el tabaco, generan estrés oxidativo. Es decir, arrugas a tutiplén

La combustión del diésel aumenta la inflamación.
La combustión del diésel aumenta la inflamación.Koldertsov ALEX (Getty Images)

Ya contamos en esta revista que si viéramos con un microscopio cómo se perciben las partículas de contaminación pegadas al cutis, no nos saltaríamos la limpieza diaria, mañana y noche, jamás. Y, eso, sin entrar en los males que nos acechan al permitirlo. Los enumera Lorea Bagazgoitia, dermatóloga y autora de Blog de Dermatología: los óxidos de nitrógeno que, sobre todo, liberan los tubos de escape, alteran la microbiota de la piel y pueden provocar manchas en personas mayores, dicen los estudios. El ozono, que se produce por reacciones químicas que provoca el sol, además de oxidar, “anula o vacía los ‘depósitos’ de antioxidantes como la vitamina C y E, presentes en la capa córnea, la más superficial”. Otras moléculas que flotan en el ambiente, principalmente por la combustión del diésel, aumentan la inflamación (uno de nuestros peores enemigos) y dañan la función barrera, el escudo que nos defiende del exterior. Esto es malo para todos en general y nefasto para quienes padecen, por ejemplo, dermatitis atópica. Por último, las partículas en suspensión, culpables de casi todo lo que los malos humos causan en nuestro organismo, “tienen la capacidad de generar estrés oxidativo, que puede alterar el funcionamiento de las células cutáneas acelerando su envejecimiento”. Frente al espejo, “los daños son los característicos del envejecimiento cutáneo: manchas, arrugas, menor luminosidad... El tabaco, en concreto, otorga un tono más grisáceo y aumenta la probabilidad de tener arrugas hasta cinco veces”.

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Después de limpiar a conciencia, ¿cuál sería la mejor estrategia para combatirlo? ¿Cargar la piel con antioxidantes? ¿Buscar fórmulas que funcionen como los filtros solares, que absorben, dispersan o reflejan los fotones, pero con las moléculas de la nueva maldad? “Las partículas contaminantes pueden quedarse adheridas a la superficie cutánea, independientemente de los cosméticos que usemos. Lo más importante es incluir una adecuada limpieza facial diaria para eliminar las partículas poten-cialmente dañinas”, explica la dermató-oga. “Pero existen algunos componentes químicos, principalmente antioxidantes, que, incorporados en las formulaciones cosméticas, actúan evitando que las partículas contaminantes que llegan a la piel se oxiden y causen efectos negativos sobre sus células. Además, es importante que estos ingredientes, al entrar en contacto con las partículas contaminantes, no se vuelvan nocivos. Para asegurarlo, las formulaciones deben estar testadas mediante estudios clínicos in vivo que demuestren su efectividad y seguridad”.

El complemento perfecto de las cremas de protección solar

Además de por una cuestión de coherencia en la evolución de la categoría de “solares” hacia la protección global (un término aún no regulado por la ciencia al que muchos aluden con etiquetas como 360 o city protection), hay una razón de peso para unir filtros de sol con lo que se va descubriendo en la lucha contra la contaminación. “Este tipo de cosmética pretende frenar los daños a distintos niveles. Por un lado, bloqueando las radiaciones solares que, de por sí, sabemos que son el principal causante del envejecimiento cutáneo y, por otro, evitando el efecto sinérgico con partículas contaminantes”. Se refiere, detalla Bagazgoitia, a diferentes trabajos científicos que confirman que los rayos UVA tienen la capacidad de aumentar los efectos de los hidrocarburos aromáticos en la piel, multiplicando el estrés oxidativo y, por ende, el envejecimiento. La solución para muchos laboratorios ha pasado por incluir complejos antioxidantes.

En la línea Ladival, por ejemplo, utilizan d-delta tocoferol y carotenoides que extraen de un alga de agua dulce que combate la radiación ultravioleta, “creando una cobertura antioxidante alrededor de los receptores que intervienen en las reacciones que provoca, para que actúe como escudo protector”, explica Peter Hansen, director de Desarrollo Farmacéutico, OTC y Cosméticos del Grupo STADA. Aunque aún son necesarios más estudios clínicos para asegurar que los antioxidantes hacen lo que se espera de ellos, ya hay cócteles prometedores: “Hemos estudiado el producto en una prueba ex vivo en la que utilizamos muestras de biopsia cutánea, cigarrillos, luz ultravioleta y nuestra preparación. Los resultados demuestran que el número de radicales libres inducidos en la piel podría reducirse en un 62%”.

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