‘Piensa claro’: sentido común para desentrañar la jungla de los datos

El cineasta Luis Buñuel confesaba en su celebrada autobiografía Mi último suspiro que detestaba las estadísticas. “Es una de las plagas de nuestra época. Imposible leer una página de un periódico sin encontrar una. Además, todas son falsas. Puedo asegurarlo”, concluía tajante.

El libro de memorias de Buñuel se publicó en 1982. 40 años después, la presencia de los datos se ha multiplicado en todos los ámbitos de la vida, se han convertido en brújula de gobiernos y empresas y han facilitado la investigación científica y tecnológica. Pero, sin caer en el escepticismo del genio aragonés, es cierto que cualquier estadística puede malinterpretarse o presentarse de forma engañosa. No basta con que los datos existan para que nos ordenen el mundo: hay que entenderlos y saber manejarlos.

El periodista y doctor en ingeniería Kiko Llaneras ha escrito Piensa claro para ayudar al lector a orientarse en esta realidad compleja. Como en un ameno gimnasio para las neuronas, el libro ofrece reflexiones útiles para no ser estafados por quienes tratan de manipular las cifras a su favor, pero también para desconfiar de la intuición y reconocer las trampas que nos tiende nuestro cerebro. Para aprender a pensar mejor con números y manejar cifras muy grandes; cuestionar las causas que atribuimos a los fenómenos; reconocer los sesgos e intentar evitarlos; calcular si los datos disponibles son suficientes para llegar a determinadas conclusiones; o entender que el azar existe y admitir un margen para la incertidumbre.

Piensa claro partía con un riesgo: que se limitara a convencer a los convencidos. Por supuesto serán muchos quienes lo devoren con el entusiasmo del ya persuadido. Lectores con una mentalidad más científica verán confirmados muchas cosas que saben o quizás intuyen. “¡Lo que digo yo siempre!”, dirán sintiéndose cargados de razón. Y, sin embargo, Piensa claro deja la sensación de que el autor ha tenido más presentes a aquellos otros que, sintiéndose de letras, pudieran sentir rechazo ante un texto sospechoso de estar repleto de fórmulas matemáticas. Esos prejuicios, si existen, son infundados. Llaneras no ha escrito un tratado de estadística. En la estela del clásico Un matemático lee el periódico, del profesor John Allen Paulos, ha elegido un tono didáctico, ha huido de complejas ecuaciones y se ha limitado a incluir gráficos sencillos en un ejercicio de claridad por momentos obsesivo. Por ello, si quienes sufren cierto anumerismo hacen el esfuerzo de vencer esos recelos, serán seguramente quienes más provecho saquen de su lectura.

Ese propósito de conciliar a todos los públicos está explícito en el libro. En uno de sus capítulos, desarrollado luego en un artículo publicado en este periódico, Llaneras propone desterrar la división entre personas de ciencias y de letras, y promover perfiles híbridos, capaces de moverse con comodidad entre los números, y de comunicar lo complejo con claridad. Su tesis es que contratar filósofos para trabajar los departamentos de inteligencia artificial de las tecnológicas es casi asumir que no se puede enseñar empatía a los ingenieros. “Lo que necesitamos son más personas bilingües”, afirma. La reflexión es pertinente y abre un debate sobre cómo diseñar el sistema educativo que justificaría la escritura de otro libro.

En un mundo saturado de información, de noticias falsas y medias verdades, de mensajes en lucha por la atención del lector, donde prima lo emocional sobre la racional, y en el que a veces parece tener la razón quien más se ciñe a nuestros prejuicios, quien más grita o quien elabora el zasca más ingenioso, el sencillo ejercicio de sentido común que propone Piensa claro puede ayudarnos a tomar decisiones mejor informadas y más responsables. Y así contribuir a formarnos como mejores ciudadanos.

Piensa claro

Kiko Llaneras
Debate, 2022
272 páginas. 17,95 euros

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