‘La revancha de los poderosos’: Moisés Naïm contra los autócratas del populismo y la posverdad
El ensayista venezolano alerta en su ensayo sobre los peligros de la ocupación de las instituciones por líderes semidictatoriales y enemigos del sistema democrático
Hace apenas una década Moisés Naím publicó El fin del poder, libro que recibió merecidos aplausos por parte de la comunidad intelectual. En él se describía el declive del poder político tradicional, su dilución y evanescencia frente a otras fuerzas actuantes en la sociedad, y el deterioro de las instituciones que deben garantizar la estabilidad y supervivencia del sistema democrático. Pese a la abundante literatura política de nuestros días, no son muchos los comentaristas que presten atención al fenómeno mismo del poder, elemento sustancial en la organización de la convivencia. La pregunta sobre “quién manda aquí” suele obtener respuestas variopintas entre ciudadanos de a pie y especialistas en la materia. Lo que Naím demostró es que el poder democrático resulta hoy “más fácil de obtener, pero más difícil de ejercer”. En consecuencia, más fácil de perder también. Desde entonces, la situación no ha hecho sino empeorar.
Ahora vuelve a la carga con La revancha de los poderosos. En su opinión, el debilitamiento del poder ha generado por quienes lo ambicionan una reacción extremadamente peligrosa para la continuidad de la democracia. Vivimos una deriva antidemocrática global, agudizada por la pandemia, y es preocupante la admiración de las nuevas generaciones por los poderes fuertes, semidictatoriales o dictatoriales del todo, cualquiera que sea su signo ideológico. Naím, que fue ministro en Venezuela durante el segundo mandato de Carlos Andrés Pérez, y director de la revista Foreign Affairs por más de 14 años, bautiza este fenómeno con el nombre de “autocracias 3p”. Las “p” iniciales de populismo, polarización y posverdad. Su definición sirve para describir el comportamiento de políticos tan ideológicamente distintos como Trump, Bolsonaro, Maduro, López Obrador, Putin, Erdogan y otros muchos protagonistas del nuevo orden internacional. Nos alerta de este modo sobre la agonía de las democracias tras la ocupación de sus instituciones por líderes y partidos enemigos del sistema. La profundidad del análisis, propia de un auténtico entomólogo social, aporta novedosos puntos de vista, absolutamente fuera de toda corrección política, y hasta jubilosamente desvergonzados.
Insiste el autor entre otras cosas en la importancia de la independencia judicial y el sistema de elección de los magistrados, para garantizar el control de los otros poderes. Subraya la estrategia del equipo hoy gobernante en Polonia, que “emprendió una campaña para apartar a los jueces en activo y sustituirlos por compinches fieles al partido”, acusando a la magistratura de ser heredera del régimen comunista. Eso sí, 20 años después de que comenzara la transición democrática que el Gobierno consideró “incompleta”. Parecido argumento éste al utilizado en España por la izquierda antisistema y los secesionistas.
El 58% de los ciudadanos de los países desarrollados confiesan algún tipo de frustración por las deficiencias del sistema
Esto de que la transición fue inacabada, o un engaño, como pregonan los sabelotodo, es casi un mantra entre las nuevas generaciones de aquellos países que acudieron a la vía reformista, la ruptura pactada, para facilitar el paso de una dictadura a la democracia. Asistí precisamente en Varsovia, antes de que gobernara el PiS (Ley y Justicia), a un encuentro entre Santiago Carrillo, Leopoldo Calvo Sotelo, Patricio Aylwin (de Chile) y Adam Michnik (de Polonia) sobre las similitudes de los procesos entre nuestros respectivos Estados. Allí se presentó, de pronto, el general Jaruzelski del brazo de Adam, un luchador por la democracia que bajo la dictadura del militar purgó su disidencia durante años en las cárceles comunistas. Gestos semejantes, como el abrazo que se dieron en su día Adolfo Suárez y Josep Tarradellas, son ignorados hoy por los nuevos aspirantes al poder, obsesionados por la memoria histórica previa a las transiciones, y militantes de la desmemoria sobre el esfuerzo y sacrificios que costaron las políticas de reconciliación.
Por cierto que respecto al procés independentista catalán Naím señala que “la desinformación estalló en internet y se creó un clima generalizado de posverdad”, azuzado por la intervención de los piratas informáticos rusos. Para terminar sentenciando que “en España nadie sabe cuál es la verdad, salvo en un aspecto: los otros son siempre los malos”. Aunque guardo una mínima discrepancia con él a la hora de describir el significado del término “posverdad”. No me parece que constituya tanto la confusión entre los hechos mismos y los alternativos como que se trata de una verdad emocional, cosa que se demuestra hasta la saciedad en la obra que comentamos.
Por lo demás, este es un libro de imprescindible lectura para cualquier interesado en comprobar que el asalto al poder, lejos de ser el de los cielos, se parece más bien a la conquista de las calderas de Pedro Botero. De modo que acaba con algunas malas noticias sobre lo insatisfactorio del funcionamiento de la democracia liberal a ojos de los ciudadanos de los países desarrollados. El 58% de ellos confiesan algún tipo de frustración por las deficiencias del sistema. Por eso el autor aporta un par de observaciones que pueden servir de ayuda. La primera es que las mejores democracias se basan en acuerdos. Eso sí, para lograrlos, y ganar la guerra a los autócratas 3p, “vamos a necesitar el valor revolucionario y la creatividad que engendraron la democracia representativa”.
La revancha de los poderosos
Autor: Moisés Naím.
Traducción: María Luisa Rodríguez Tapia.
Editorial: Debate, 2022.
Formato: tapa blanda (376 páginas. 21,90 euros) y e-book (9,99 euros).
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