El PiS revalida su dominio en Polonia, pero pierde el Senado
Entra en el Parlamento la ultraderecha de Konfederacja, un partido creado este año
El partido ultraconservador Ley y Justicia (PiS) ha ganado las elecciones legislativas celebradas este domingo en Polonia, pero controlará un poco menos la política del país. Con el 100% escrutado, el partido en el Gobierno obtiene el 43,6% de los apoyos y 235 escaños —los mismos que en la pasada legislatura— en una Cámara baja de 460, por lo que podrá gobernar en solitario. La centroderechista Coalición Cívica —que lidera Plataforma Cívica— logra un 27,4% del voto (134 diputados) y la alianza de izquierdas Lewica el 12,6% (49 escaños). Pese a ser el grupo más numeroso, el PiS pierde la mayoría en el Senado, que controlaba desde 2015. El Partido Campesino (PSL), que se presentaba junto al antisistema Kukiz'15, obtiene el 8,6% de los votos y 30 diputados. Como quinto grupo, consigue entrar la extrema derecha de Konfederacja (Confederación), una formación creada este año, que obtiene 11 diputados. La participación ha alcanzado el 61,7%, la más alta desde las elecciones de 1989 (62%).
Por delante, cuatro años con múltiples desafíos. En la última legislatura, el Gobierno echó a andar políticas que han puesto en riesgo el Estado de derecho, como la reforma del sistema judicial, parcialmente paralizada por la Unión Europea al considerar que socava la independencia de los magistrados y da un mayor control al Gobierno. Con la pérdida del Senado por parte del PiS, "la oposición puede influir en algunos procesos legislativos, como la elección del Defensor del Pueblo el año que viene", explica Pawel Zerka, experto político del think tank paneuropeo ECFR.
Los analistas consultados coinciden al señalar que el económico es uno de los principales retos del nuevo Ejecutivo. El país creció en los últimos años por encima del 3% y es la sexta economía de la Unión Europea, pero los recursos son finitos. El PiS ha obtenido su apoyo en las urnas, en buena parte, gracias a una popular política de subsidios sociales, cuyo programa estrella, el 500+ —unos 100 euros al mes para las familias por cada hijo hasta los 18 años— supone un cuantioso desembolso para las arcas del Estado. Muchos tributos fueron congelados durante la pasada legislatura y el Gobierno ha prometido un aumento del gasto público a lo largo de la campaña en salud, pensiones o ayudas a pequeñas y medianas empresas para innovación, por ejemplo. “El contexto económico va a deteriorarse en Europa, las tensiones económicas entre EE UU y China pueden notarse, especialmente en Alemania, y eso limitará las posibilidades de continuar financiando estas políticas sociales”, afirma Zerka.
Además, el Marco Financiero Plurianual para 2021-2027 está ahora en plena negociación en Bruselas. En los dos últimos presupuestos, Polonia ha sido uno de los principales países beneficiados. “Se trata de una negociación difícil para el Gobierno polaco”, comenta Piotr Maciej Kaczynski, experto en política europea. Algunos socios comunitarios, con Alemania y Francia a la cabeza, quieren introducir la posibilidad de recortar e incluso suspender estos fondos a quienes no respeten el Estado de derecho. Precisamente en diciembre de 2017 la UE expedientó a Polonia en base al artículo 7 del tratado europeo después de que el país aprobara en el Parlamento su reforma judicial. En la práctica, este mecanismo serviría para arrebatar a Varsovia el derecho a voto, una posibilidad remota porque para ello se necesita la unanimidad de todos los miembros. Además, en el próximo Marco Financiero se plantea el recorte de los fondos agrícolas y Polonia es uno de los Estados que más reciben en este apartado.
En política exterior, Piotr Maciej Kaczynski señala también como desafío el futuro de Europa, un debate del que Polonia “está siendo excluido por las posturas del Ejecutivo frente a políticas comunes, como los compromisos ante el cambio climático”. En junio, Polonia bloqueó en Bruselas la firma de un acuerdo que fijaba por vez primera para 2050 el objetivo de una economía liberada de emisiones de CO² en el continente.“Precisamente el tercer desafío tiene que ver con el clima”, señala Piotr. Cada vez más, la población es consciente de la crisis medioambiental. Una encuesta revelaba en septiembre que se ha colocado como principal preocupación de los polacos, en un país donde el 80% de la energía depende del carbón.
“Polonia no deja de ser un Estado central dentro de la UE ampliada hacia el centro y el este de Europa desde 2004, pero a medida que su liderazgo interno se vuelve más euroescéptico, más difícil resulta que sea considerado un socio fiable en Bruselas y que el resto de países quieran hacer de Polonia el interlocutor principal. Eso es lo que ha cambiado [con el Gobierno de Ley y Justicia] y es difícil de revertir si siguen la misma dinámica y discurso político”, señala Pol Morillas, director del CIDOB.
Los desafíos van más allá. Desde el punto de vista sociológico, Radoslaw Markowski, profesor de la Universidad de Ciencias Sociales y Humanidades SWPS de Varsovia, advierte de un "aumento en los niveles de pobreza extrema". Además, en 2019 "la esperanza de vida caerá en Polonia, algo que no sucedía en 30 años de democracia".
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