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Un hombre camina junto a una imagen del presidente chino, Xi Jinping, este lunes en un mercado de Pequín.

Xi de por vida

A Mao, la obsesión por el poder no le dejó bien parado. Xi se saldrá con la suya, pero la realidad de un líder protegido de la crítica y alabado hasta la extenuación con una precaria sinceridad produce sonrojo

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