Los padres deben validar y normalizar los sentimientos de niños y adolescentes porque es imprescindible para promocionar su salud mental. Es algo tan sencillo como nombrar la emoción que el menor experimenta en un momento de rabia, tristeza o alegría
Las necesidades afectivas de un niño o adolescente tienen que ser cubiertas de manera suficiente, que no excesiva, por sus padres. Cuando esto no ocurre, su salud mental se pone en riesgo y la probabilidad de que caiga en una relación de dependencia o adicción será mayor
Silenciar a un niño que está atemorizado es lo peor que se puede hacer: la probabilidad de que dicho acontecimiento estresante se convierta en traumático es mayor si se ignora al menor
Los adultos suelen clasificar lo que los menores sienten en positivo o negativo, pero las emociones son más bien agradables o desagradables y todas ellas aportan una información valiosísima que se debe atender
Si los padres y madres no distinguen entre necesidad y capricho y educan al menor como si él fuera el centro de todo, crecerá creyendo que sus necesidades son más importantes que las del resto. En estos casos urge poner límites, aprender a esperar y desarrollar la empatía del pequeño
Ante acontecimientos impactantes, los menores suelen actuar como si nada hubiera ocurrido. Validar sus emociones y no normalizarlo son algunas de las actitudes que deberían adoptar padres, profesores y profesionales de la salud
Dado el sufrimiento de los niños y adolescentes que padecen ‘bullying’ en España es necesario poner esta lacra en datos: uno de cada cinco niños afirma haber sido víctima y un 70% de ellos piensa que no se aborda de manera adecuada desde los centros educativos
Este periodo suele ser sinónimo de desarrollo y actualización cerebral, pero tiene un precio: discusiones o incomprensión. Querer pertenecer a un grupo y, a la vez, ser diferente e independiente son objetivos de los menores
Los menores que padecen alexitimia, la dificultad o incapacidad para conectar y expresar sus emociones y afectos, deben ser escuchados y validados por un adulto sensible y respetuoso que organice todo lo que sienten
La recomendación para los padres y madres que siempre acceden a las peticiones de sus hijos es que los eduquen desde el respeto y el afecto, y que establezcan límites claros en su crianza
Una de las claves para diagnosticar bien el trastorno por déficit de atención e hiperactividad está en que los profesionales se tomen muy en serio la evaluación de cada menor de forma individualizada, que no podrá realizarse hasta los seis años
Esta corriente psicológica se olvidaba de las emociones y establecía unas pautas que los padres debían seguir a rajatabla. Se entendía que atender a los niños y ser cariñosos con ellos era una manera de malcriarlos. Afortunadamente hemos avanzado mucho
Mejor que reprender a los pequeños, es recomendable aplicar la educación respetuosa basada en las consecuencias: un método que responde a su conducta, tiene en cuenta sus necesidades y es más constructivo
Como especie altricial que somos, necesitamos de la protección, el amor y la atención de nuestros padres para poder, en un primer momento, sobrevivir y, posteriormente, desarrollar una buena salud mental
En función de cómo los padres conecten con sus hijos, estos desarrollarán un nexo u otro. Podríamos hablar de muchas características que hacen que se desarrolle, pero vamos a quedarnos solo con dos: la protección y la autonomía
El llanto tiene una función muy concreta en la evolución y nos ha permitido sobrevivir. Los recién nacidos no tienen aún la capacidad de comunicarse hablando, por lo que “su lenguaje”son las lágrimas y los gestos faciales
Si ya de por sí a los adultos nos resulta difícil hablar de ella y de nuestra existencia, cuando los niños entran en escena, el panorama se complica mucho más
En muchas ocasiones, nuestros hijos ponen todo lo que está en sus manos para conseguir el objetivo, sin embargo, no siempre basta con buenas intenciones
Los estudios señalan que establecer contacto visual con los demás es algo que cada vez hacemos menos y los dispositivos electrónicos tienen mucho que ver con ello
Los estudios sobre desarrollo evolutivo llegan a la conclusión de que uno de los mejores predictores de la felicidad y el equilibrio emocional de los menores es si tiene, al menos, una persona que esté para ellos
Estos son las claves imprescindibles para dar respuesta a las necesidades de nuestros hijos, pero se deben hacer todas, no son suficientes por sí solas, para conseguir el objetivo
A continuación trataré de explicar de manera breve y sencilla por qué los neonatos no tienen esta capacidad controladora y persuasiva que durante décadas les hemos atribuido
Son un aspecto esencial de la socialización de los menores. ¿Te gustaría saber si tu hijo tiene ya adquirida esta capacidad? Te propongo que lleves a cabo un sencillo ejercicio
Seamos conscientes de nuestros miedos para no transmitírselos a nuestros hijos y hagamos lo posible por equilibrar protección y autonomía, la clave de un vínculo sano
Si los adultos fuéramos más conscientes de que depende de nuestro buen hacer y de la satisfacción de las necesidades de niños y adolescentes, seguro que tendríamos jóvenes mejor preparados para enfrentarse a los envites de la vida y con menor sufrimiento
Es un mecanismo puro de adiestramiento. Nos centramos tanto en su comportamiento y en su rendimiento académico que nos olvidamos de ellos. No vemos a la persona, vemos solo su conducta
Sea esperada o no por ellos siempre será dolorosa por la incertidumbre que les genera. Para ello desarrollaré una serie de pautas generales que os puedan servir para informar a vuestros hijos de la separación
El dominio de las emociones y las necesidades es algo que se aprende a lo largo de la vida, no disponemos de esta capacidad desde el momento del nacimiento
Los niños que no son calmados con un abrazo o una palabra por parte de sus padres y que, por el contrario, lo suplen con estos aparatos, crecerán con poca capacidad de empatía, de conectar con sus emociones
La estrategia de conectar y redirigir consiste en mirar incondicionalmente a tu hijo, mantener la calma y, en último lugar, en caso de que no se pueda solo, pedir ayuda