La escritora argentina Mariana Enriquez reflexiona sobre lo bueno de dejar ir.
La autora argentina Mariana Enriquez, reciente premio de la Crítica, repasa las lecturas de terror que la han convertido en una de las voces más destacadas de la literatura actual
Es difícil llegar a un país y recibir la desconfianza
Cada abuela tiene su historia demoledora y compleja
Ayer por fin me robaron. El “por fin” no se refiere a que haya sido una experiencia agradable, sino a que ahora puedo empatizar con mis conciudadanos desde la experiencia
Cada día hay más gente viviendo en la calle. Cerca de mi casa hay una autopista y debajo viven personas de manera rotativa: suelen ser familias
R. fue mi primer novio importante. Hubo otros antes
El crepúsculo que tiñe el barrio de colores desconocidos me recuerda por qué me gusta el suroeste de Buenos Aires
La primera inundación de mi casa fue en 2008, el agua salía a borbotones de la rejilla como de la garganta de un monstruo mitológico
Los profesores universitarios están de huelga. Los trabajadores del subterráneo, también.
No es posible llegar a ninguna parte porque, para colmo, es víspera de festivo
Estoy en completo desacuerdo con mi yo juvenil y, en un giro hacia el argentinismo más patente, quiero una casa propia
El deterioro de mi gata 'Emily' me golpea como un choque de trenes
Las mujeres argentinas perdimos la votación en el Senado para legalizar la ley de aborto, no hubo manera de atravesar la cortina de hierro de la supuesta fe religiosa
No tengo el humor de nada parecido, no puedo fingir bienestar. El sol no alcanza a atravesar la humedad helada de agosto en Buenos Aires