El mundo del fútbol
La falacia de los derechos de televisión
La bronca del fútbol
En el rugby existe el tercer tiempo para, acabado el partido, compartir de manera amistosa cervezas e impresiones, práctica que no se en el mundo del balón redondo
El deporte, la otra burbuja
Liga fallida, Superliga inevitable
Ante la manifiesta falta de competitividad de los rivales, solo los récords colectivos e individuales aportan interés y entretienen
La democracia menguante en los clubes
Las redes sociales se añaden a los estadios como parlamentos futbolísticos en donde expresar opiniones que no encuentran canales de expresión adecuados
Fútbol y política
‘Barça is not Catalonia’
Los azulgrana vestirán la senyera como segunda equipación la próxima temporada
No fue un sueño
Por poco que el sorteo lo propicie, una final de Champions entre Real Madrid y Barcelona será una realidad
La causa del fútbol
El apoyo a la selección española en Cataluña contrasta con el crecimiento del independentismo
Rosell, el entorno y los opositores
El ‘síndrome Rijkaard’
Existe una afección que impide a un entrenador tomar decisiones en contra de un miembro o más de su equipo a sabiendas de que con ello perjudica su rendimiento
Barça-Madrid: Una de buenos y malos
El problema del fútbol es que nunca se sabe qué es real y qué es ficción.
Deporte español, deporte de guiñol
La temporada del pisotón
A Platón no le gustaría el fútbol
Quizá no sea ficción, pero casi. Y en todo caso, es seguro que muchos lo viven como si de una tragedia griega se tratase.
De qué hablan cuando dicen Liga europea
¿Por qué, Jan?
La externalización de Barça TV
¿Para qué sirven las asambleas?
¿Una Liga deslucida?
No creo que la Liga española sea una liga de mierda. Tampoco lo son la liga inglesa, la alemana, la italiana... lo que sucede es que empiezan a carecer de cualquier sentido deportivo y económico: se impone una Liga europea de verdad
Cesc, sí; Thiago, también
Las corrientes de fondo del barcelonismo
Los éxitos de hoy se labraron ayer, los de mañana habrá de sembrarlos hoy. El barcelonismo debería comprenderlo porque tiene en su historia más reciente un ejemplo palmario.