La permanencia de Consuelo Porras en la fiscalía ha tenido doble costo para el presidente Arévalo. Ella es la principal amenaza a la democracia y le está arrebatando los símbolos de autoridad. A la vez, es la causa principal de su caída en la aceptación pública
Hay deudas que el mandatario deberá saldar pronto, antes de que se conviertan en un itinerario hacia la ingobernabilidad. La más abultada -y quizá urgente- es la destitución de la fiscal general Consuelo Porras
Arévalo y su partido están aprendiendo a nadar entre tiburones. Sus primeros movimientos han sido entre tentativos y erráticos, y el esperado verde primaveral parece adoptar un gris sospechoso por la permanencia de los cuadros que sirvieron al Pacto
Tras casi dos semanas de instalado su Gobierno, las nubes de la incertidumbre comienzan levantarse de las azoteas de los centros de poder, pero se tornan más grises y densas. No vislumbro por ahora escenarios dramáticos, aunque sí incidentes estrambóticos
Las democracias liberales de Occidente han dado un trato de ‘shock’ a los intentos de arrebatar la victoria a Arévalo. Una dictadura díscola en Guatemala fácilmente triplica la diáspora nicaragüense y abre el riesgo de consolidar la presencia china y rusa en la región
Día tras día, a pesar del signo dominante de la incertidumbre por las embestidas de la fiscalía, el ejército de civiles que defiende el esfuerzo golpista tiene más desertores silenciosos
A diferencia del tratamiento de las regresiones democráticas de Venezuela, Nicaragua y El Salvador, en Guatemala la comunidad internacional está respondiendo casi en tiempo real
Para el futuro Gobierno de Arévalo, si los pueblos indígenas no ocupaban un lugar central en su programa, es claro que sin ellos y sus líderes la gobernanza es impensable
Los pueblos originarios -que son al menos la mitad de la población- están dando una cátedra de civismo y defensa de un sistema político y de justicia que históricamente los ha excluido, pero que aspiran a transformar pacíficamente
El mandato de Arévalo, ahora, es uno: neutralizar el Pacto de Corruptos, una entente de políticos, élites burocráticas y empresarios que a partir de este domingo perdió el monopolio del poder
La ruta de recuperación democrática sigue sembrada de riesgos, pero dos hechos son incontestables: el Pacto de corruptos está reducido a su núcleo duro, y la mayoría votará a Arévalo el 20 de agosto
Bernardo Arévalo tendrá que fisurar el consenso del Pacto de Corruptos y abrirse brecha entre las poderosas “20 familias” sin perder el apoyo del pueblo
El Pacto de Corruptos ha levantado la narrativa del fraude. La pregunta que les tortura la convirtieron en clave de la presunta conspiración: ¿Por qué una fuerza política poco significativa está en la segunda vuelta?
Para el balotaje del próximo 20 de agosto el “Pacto de Corruptos” se reagrupará en torno a Sandra Torres y lanzará su feroz ataque contra Bernardo Arévalo