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Milei apuesta por la energía nuclear para abastecer la demanda energética de la inteligencia artificial

El presidente argentino augura una “revolución energética” sin dar precisiones sobre financiación ni plazos

El jefe del Consejo de Asesores, Demian Reidel (izquierda); el presidente, Javier Milei; y el director general del OIEA, Rafael Mariano Grossi, presentan en la Casa Rosada el plan nuclear argentino.
El jefe del Consejo de Asesores, Demian Reidel (izquierda); el presidente, Javier Milei; y el director general del OIEA, Rafael Mariano Grossi, presentan en la Casa Rosada el plan nuclear argentino.Presidencia de Argentina

Javier Milei cree que se avecina un resurgimiento de la energía nuclear en todo el mundo de la mano de la inteligencia artificial y quiere que Argentina esté lo mejor posicionada posible en esa “revolución energética”. Este viernes, en un mensaje grabado en la Casa Rosada, el presidente argentino anunció el Plan Nuclear Argentino con el que aspira a sumar una cuarta central nuclear a las tres existentes y potenciar la investigación y el desarrollo de esta tecnología. Se trata de un proyecto ambicioso, pero se desconoce de dónde saldrían los fondos para hacerlo realidad y qué aceptación tendría en la sociedad argentina.

Milei cuenta con el apoyo de la Organización Internacional de la Energía Atómica (OEIA), como demostró la presencia de su presidente, el argentino Rafael Grossi, en la comparecencia oficial. El jefe de Estado estuvo acompañado también por su jefe de asesores, el físico y economista Damián Reidel, quien encabezará el futuro Consejo Nacional Nuclear.

“El potencial de desarrollo en inteligencia artificial es tan inmenso que con la energía convencional no va a alcanzar para abastecer esta nueva demanda”, subrayó el presidente argentino. En su opinión, la energía atómica es la “única fuente lo suficientemente eficiente, abundante y rápidamente escalable para hacerle frente al desarrollo de nuestra civilización”.

Milei aspira a convertir Argentina en un hub de inteligencia artificial. Para lograrlo, quiere atraer a las grandes empresas tecnológicas mundiales para que instalen sus servidores de datos en la Patagonia argentina y aprovechen así las bajas temperaturas de la zona para disminuir el costo de refrigeración. En los planes del Gobierno, esos grandes centros de datos estarían abastecidos por energía nuclear.

El exsubsecretario de Energía nuclear Julián Gadano cree que el proyecto “está basado sobre ideas razonables” dadas las ventajas de Argentina: tiene abundantes zonas frías que permitirían ahorrar en refrigeración a las compañías de inteligencia artificial, recursos humanos muy capacitados y con salarios inferiores a los de países desarrollados, una cadena de suministros razonable y un ente regulador solvente. Le juegan en contra, señala, “su inestabilidad económica, la necesidad de demostrar que tiene un marco jurídico estable, el cepo cambiario” y problemas de infraestructura en transmisión de datos.

70 años de desarrollo

La historia de la energía nuclear en la Argentina se remonta al año 1949, cuando el presidente Juan Domingo Perón puso en marcha el Proyecto Huemul, una planta experimental en la Patagonia argentina a cargo del físico austríaco Ronald Richter, quien pretendía generar energía a partir de la fusión nuclear. El proyecto se canceló en 1952 por la falta de avances, pero sentó las bases para el desarrollo atómico del país, que se ha mantenido pese a las numerosas crisis económicas.

Argentina cuenta hoy con tres centrales nucleares que aportan cerca del 7% de la energía distribuida en Argentina: Atucha I y Atucha II situadas en Zárate, a menos de cien kilómetros de Buenos Aires, y Embalse, en la provincia central de Córdoba. Además, tiene un centro de formación e investigación referente en América Latina, el Instituto Balseiro, y una empresa puntera en el desarrollo de tecnología nuclear, Invap.

Ingenieros de Invap han estado a cargo de los primeros reactores nucleares modulares fabricados en Argentina, una tecnología que permite construir centrales nucleares más pequeñas y económicas que las tradicionales. “La energía nuclear está creciendo de la mano de los reactores nucleares”, detalla Gadano. “Su fabricación es más rápida y tiene menores costos”, compara.

Desde la Comisión Nacional de la Energía Nuclear (CNEA) aguardan conocer los detalles, pero advierten que cualquier plan está condenado al fracaso si carece de financiación suficiente y de mejoras salariales para el personal implicado. Martín Iofrida, secretario general de la Asociación de profesionales de la CNEA y la actividad nuclear, celebra que el Gobierno haya decidido apostar por tecnología argentina y cree que se trata de un reconocimiento a los profesionales locales y al desarrollo de una actividad que tuvo a Argentina como pionera en América Latina. Sin embargo, sostiene que hay tareas más urgentes: “Argentina tiene dos reactores en construcción demorados por falta de financiamiento y con mucha migración de personal capacitado por bajos salarios”, dice Iofrida. Recuerda que Atucha I, la primera central nuclear del país, inaugurada en 1968, está parada por obras de mantenimiento para extender su vida útil, un trabajo que podría demorarse hasta dos años.

El anuncio de Milei, que enfrenta duras críticas por los recortes presupuestarios que impuso a la ciencia, no incluyó precisiones sobre la fuente de financiación de la futura central nuclear que tiene previsto construirse, ni de los plazos para que entre en funcionamiento ni de quién lideraría el proyecto. Se trata de una inversión millonaria para la que no hay fondos estatales ni, por ahora, tampoco privados. Los próximos meses serán claves para ver si el anuncio de Milei comienza a echar raíces o se desvanece en el aire.

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