Las cenizas de los incendios se convierten en arte de denuncia en Brasil
Artistas usan este recurso para elaborar obras críticas contra la devastación forestal y el cambio climático. Harán una acción en la COP30

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“Hubo un lunes en el que el cielo se puso negro. El día se hizo noche. Por primera vez, el humo del cielo no era de fábricas, coches, autobuses o camiones. El humo venía de los incendios de la Amazonia”. La voz en off del artista Mundano planea sobre las imágenes de una oscurecida megalópolis de São Paulo en el documental Cinzas da floresta (Cenizas de la selva) para recordar el 19 de agosto de 2019. Aquella jornada, que pasó a ser conocida como el día que virou noite - una expresión similar a pasar la noche en vela - fue germinando en el interior del artista Mundano. Su indignación fue creciendo. En 2021, en medio de la inacción del Gobierno de Jair Bolsonaro durante la pandemia, viendo en la televisión cómo el bioma pantanal ardía, Mundano sintió el deseo “de apagar el fuego” y de hacer “un artivismo del tamaño de esa destrucción”. El artista improvisó una expedición que acabaría durando veintiséis días y recorriendo más de 10.000 kilómetros a través de cuatro de los biomas de Brasil (Amazonia, Mata Atlântica, Pantanal y Cerrado).
“Los números de los incendios no sensibilizan más. Se volvieron paisaje. Pero, a través del artivismo, fui consiguiendo conectar con la emoción de la gente. La destrucción también sirve para reconstruir. Se puede transformar la destrucción total de la ceniza en belleza, en una protesta, en una denuncia”, asegura Mundano desde su atelier en São Paulo, por videoconferencia. Los 213 kilos de cenizas recogidos en la expedición sirvieron como base para pintar una relectura de O Lavrador de Café de Cândido Portinari, un cuadro de 1934. El mural O brigadista da floresta, que ocupa más de cien metros cuadrados de un edificio del centro de São Paulo, sustituía al labrador de café por un brigadista (bombero voluntario que actúa para mitigar incendios).

Tras la expedición, retratada en el documental Cinzas da Floresta, Mundano continuó investigando con cenizas. En 2024, realizó un mural en São Paulo de 1.500 metros cuadrados, en el que la activista indígena Alessandra Korap Munduruku sostiene una corona de flores y un letrero en inglés: “STOP the destruction. #Keepyourpromise”. “Mi sueño era seguir pintando todo Brasil con cenizas. Pero es mucho más potente que otras personas lo hagan”, afirma. El artista preparó kits con tonos diferentes y los distribuyó entre colegas. Y acabó propiciando el festival itinerante Cinzas da Florestas (cenizas de las florestas). Hasta el momento, 152 artistas han pintado más de doscientos murales en once estados brasileños. En noviembre, el festival llega a Belém para interferir simbólicamente en la Conferencia de Cambio Climático de Naciones Unidas (COP30).
De la Amazonia a Londres
En julio de 2022, el artista británico Simon Butler, fundador de Migrate Art, viajó al Parque Indígena del Xingu, en el sur de la Amazonia brasileña, mientras el Gobierno de Jair Bolsonaro dejaba un récord histórico de incendios en tierras protegidas. Cuando las etnias kuikuro y waurá le mostraron una parte de la selva ilegalmente destruida por el fuego, Butler empezó a visibilizar un proyecto artístico cuyo material base serían las cenizas de incendios amazónicos. El artista consiguió transportar las cenizas a Londres, las transformó en pigmentos y las distribuyó entre artistas para que elaborasen nuevas obras para recaudar fondos para las comunidades indígenas del Xingu. Nacía el proyecto From the ashes, al que se sumaron artistas de prestigio internacional como Stanley Donwood (autor de muchas portadas de álbumes de Radiohead), Cornelia Parker, Idris Khan, Richard Long, Shezad Dawood, Tacita Dean o Aislan Pankararu, entre otros. La brasileña Gokula Stoffel, una de las artistas involucradas, confiesa por correo que intentó que sus dos pinturas aportaran esperanza: “Son un imaginario de presente y de futuros posibles en medio de la densidad de la devastación que vivimos”.

Butler, que confiesa que conoció el trabajo de Mundano durante el desarrollo de From the ashes, destaca el papel del arte para concienciar y movilizar: “Puede ser una catálisis poderosa para el cambio. Puede aportar una mejora visible en la vida de las comunidades vulnerables. El proyecto creó una fuerte conexión entre voces indígenas de la Amazonia y gentes de todo el mundo”, asegura Butler a América Futura.
El fotógrafo y profesor indígena Piratá Waurá, que vive en la aldea Topepaweke, entendió al vuelo la importancia del proyecto From the ashes. “Vimos que en el mundo se valora la Amazonia y que el proyecto podía ayudarnos. Cuando nos mandaron los pigmentos hechos con las cenizas, nuestras mujeres los usaron para pintar cerámica. ¡Era una brillo tan diferente! Transformar la ceniza en una nueva realidad ayuda a valorar el medio ambiente”, asegura Piratá en un mensaje de audio. Las obras del proyecto fueron subastadas en Sotheby’s. Los fondos se usaron para iniciativas de reforestación, para comprar un tractor en una aldea, reconstruir casas tradicionales calcinadas por el fuego, hacer un pozo, instalar internet, apoyar la agricultura familiar y financiar un centro de salud ambulatorio, entre otras cosas. “Solo es posible mantener y regenerar nuestra biodiversidad a partir de la escucha, aprendizaje y cooperación con aquellos que la habitan”, defiende Stoffel, citando directamente a los pueblos del Xingu.
Menos huella ecológica artística
Mundano, que ya usó barro de las inundaciones que asolaron el sur de Brasil en 2024, se enorgullece del impacto del proceso colectivo Cinzas da Floresta. El festival, que colabora con escuelas de las ciudades que lo reciben, ha ayudado a que los brigadistas voluntarios tengan ya una estructura jurídica para recibir donaciones. “Las personas se emocionan, lloran, porque entienden que esto aquí es selva en polvo. No solo árboles y hojas, también nidos de pájaros, insectos, reptiles, animales. Todo se convierte en ceniza. Nosotros mismos podemos ser transformados en ceniza por un incendio”, argumenta.
La artista Isa Muriá, una de las invitadas a la edición del festival Cinzas da Florestas de Belém, sostiene que un mural pintado con materia muerta es un formato inmejorable para concienciar al mundo. “Transmite, además, una sensación de urgencia para que reconozcamos la importancia de la causa ambiental”, asegura a América Futura. Por su parte, Mundano considera que para afrontar los desafíos de la emergencia climática se necesitan todas las herramientas de la ciencia, el periodismo, la educación, el artivismo y la cultura. “La cultura es fundamental. Para conseguir políticas públicas y cambios reales, necesitamos cultura. La cultura es clima y el clima es cultura”, matiza.

Sin dar demasiadas pistas, Mundano prepara una gran acción durante la COP30 de Belém, en el que artistas de todo el mundo pintarán con cenizas. Como anticipo, él mismo ha hecho una relectura de La persistencia de la memoria, de Salvador Dalí, en un muro de Belém. Los relojes derretidos de la Persistência da Devastação, realizada con pigmentos de ceniza y con restos de las obras de la COP30, nos recuerdan, en sus propias palabras, “que nuestro tiempo se está acabando”.
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