Ir al contenido
_
_
_
_
En colaboración conCAF
Cumbre de Países Amazónicos
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

La Amazonia habla con una sola voz en Bogotá

La declaración firmada en la capital colombiana es mucho más que un acuerdo diplomático, es un mensaje al mundo. Nuestra selva no es un patio trasero, es el corazón de la vida en la tierra

Indígenas de la etnia amazónica Xikrin.

EL PAÍS ofrece en abierto la sección América Futura por su aporte informativo diario y global sobre desarrollo sostenible. Si quieres apoyar nuestro periodismo, suscríbete aquí.

La Amazonia es una de las regiones más ricas en vida de todo el planeta. Su exuberancia biológica y cultural es un privilegio, pero también una enorme responsabilidad que compartimos los ocho países que hacemos parte de esta. Nos corresponde cuidarla, mantener su funcionamiento y garantizar el bienestar de sus pueblos. Sin embargo, junto a esa riqueza convive una realidad mucho más dura: el 70% de la población amazónica habita en ciudades con los índices más altos de pobreza. La región fue una de las más golpeadas por la pandemia, concentra la presencia de grupos criminales y es víctima de eventos climáticos extremos cada vez más frecuentes. Todo ello se agrava ante la amenaza real de llegar al punto de no retorno ecológico. Nos reúne hoy una verdad incontestable: la Amazonia está en riesgo de colapso, y solo juntos podremos revertirlo.

La V Cumbre de Presidentes de los Estados Parte del Tratado de Cooperación Amazónica, celebrada en Bogotá, marcó un hito histórico. Allí aprobamos la Declaración de Bogotá, un documento que refleja nuestro compromiso político de más alto nivel con la protección de la selva, con la acción conjunta frente a la crisis climática, con la construcción de un modelo de desarrollo sostenible para nuestra región y con el respeto a los derechos de los pueblos indígenas, comunidades locales y tradicionales,

En un momento en que los ojos del mundo se preparan para mirar hacia Belém (Brasil), donde tendrá lugar la Conferencia de Cambio Climático de Naciones Unidas (COP30) en noviembre próximo, los países amazónicos hemos decidido presentarnos unidos. Sabemos que el desafío no es menor: evitar el punto de no retorno de la Amazonia y garantizar el bienestar de sus casi 50 millones de habitantes. Esa unidad se traducirá en propuestas que promuevan un desarrollo justo e inclusivo, así como que aseguren dignidad y futuro para quienes viven en la región.

Pero la Declaración de Bogotá no se limita a reafirmar principios: recoge compromisos concretos. Uno de ellos es el respaldo al Fondo para los Bosques Tropicales por Siempre, un mecanismo innovador que movilizará recursos internacionales para conservar los bosques tropicales del planeta, incluida la Amazonia. A este se suma el compromiso de lanzar durante la COP30 el Fondo Fiduciario de la OTCA, acompañado de un nuevo mecanismo financiero regional. Ambos instrumentos se complementan y confirman el liderazgo amazónico en la búsqueda de soluciones de alcance global y regional.

El otro compromiso fundamental es con la participación social. La Amazonia no puede preservarse sin su gente. Reafirmamos la importancia de dar un lugar central a pueblos indígenas, comunidades locales, sociedad civil organizada, academia y sector privado en los trabajos de la OTCA. No existe selva sin gente. Y quienes la habitan la han sostenido durante siglos porque aplican un principio de vida que hoy necesitamos recuperar: la reciprocidad. Significa restablecer el orden perturbado cuando tomamos algo de la naturaleza. Cuando no lo hacemos, llegan los desequilibrios, las enfermedades, los problemas. Ese principio, tantas veces olvidado por nuestras sociedades, es hoy la clave de la supervivencia.

La Declaración de Bogotá es mucho más que un acuerdo diplomático, es un mensaje al mundo. La Amazonia no es un patio trasero, es el corazón de la vida en la tierra. Una región que tantas veces fue vista solo como territorio en disputa o como fuente de recursos, hoy se presenta como una región de soluciones. Y con esta unidad, los países amazónicos tenemos la autoridad moral para exigir a los grandes emisores que asuman su parte.

La COP30 será la prueba definitiva. Allí se verá quién está dispuesto a transformar discursos en compromisos concretos. Allí sabremos si la comunidad internacional entiende que del destino de la Amazonia depende el cumplimiento de los compromisos internacionales de clima y biodiversidad de todos.

Así como el colapso de la Amazonia depende del avance de la deforestación, también depende del calentamiento global, generado principalmente por las emisiones históricas de gases de efecto invernadero de los países industrializados. Aunque hagamos nuestra parte, si los grandes emisores no cumplen, la selva no resistirá.

La Amazonia está en juego. Con la unidad lograda en Bogotá, los pueblos amazónicos y sus Gobiernos hemos dado un paso histórico para asegurar que tenga futuro.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_