Najat Maalla M’jid: “Como los niños no votan, la violencia contra ellos no está en la agenda política”
La representante de la ONU sobre violencia contra la niñez exige erradicar esta “pandemia” y alerta del coste que supone a los Gobiernos: “Alcanza el 11% del PIB”
EL PAÍS ofrece en abierto la sección América Futura por su aporte informativo diario y global sobre desarrollo sostenible. Si quieres apoyar nuestro periodismo, suscríbete aquí.
Su labor es titánica. Najat Maalla M’jid (Casablanca, 65 años) lleva cinco años dedicándose a presionar a los países para que inviertan más en proteger a la niñez y agudicen los servicios de prevención de riesgos para los menores. Cuando el secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, la nombró como representante especial sobre violencia contra la niñez, esta doctora especializada en pediatría tenía ya a sus espaldas dos décadas de experiencia en la salvaguarda de los más pequeños desde varios ámbitos: como miembro de la Comisión de los Derechos del Niño del Consejo Consultivo de Derechos Humanos de Marruecos, fundadora de la organización no gubernamental Bayti y como capacitadora de un amplio personal médico de su país.
Este viernes recibe en una breve entrevista a América Futura, en Bogotá, la ciudad que acoge la primera conferencia ministerial mundial para poner fin a la violencia contra la niñez. “Es imposible adelantar la Agenda 2030 si no erradicamos la violencia contra niños”, dijo tajante durante el evento de apertura. Maalla tachó de “pandemia” la oleada de violencias contra los menores e insisitió en que el encuentro tenía que traducirse en “acciones muy concretas”. Según datos de Unicef publicados esta semana, cada cuatro minutos un niño o una niña muere a causa de un acto de violencia y alrededor de 90 millones de menores han sufrido episodios de pederastia. “El costo directo e indirecto de esto es de hasta el 11% del PIB de los países. (...) ¡Es enorme!”, exclama la doctora.
Para la ex relatora especial sobre la venta y la explotación sexual de niños, los primeros puntos de la hoja de ruta son innegociables: incluir la protección de los más pequeños en los presupuestos nacionales, blindar las tecnologías y las redes sociales y perseguir la trata. “El impacto duradero que esas violencias tienen en los niños es gigante”, espeta.
Pregunta. Usted dijo en la apertura de la conferencia que la violencia contra los niños es una pandemia. ¿Por qué no parece un tema tan urgente como lo fue la covid-19?
Respuesta. Porque la covid nos bloqueó a todos, incluyendo los aspectos económicos. Por eso fue tan importante. ¿Por qué esta otra pandemia no tiene tanta atención? Hemos hablado mucho de violencia contra los niños y hay muchos programas y compromisos, pero no estamos enfocándolo bien. Ese es el problema; que las iniciativas no están insertadas en planes nacionales y no se tienen en cuenta en los presupuestos nacionales. En muchos países, depende de donantes y de “proyectos piloto” que no son sostenibles. Todos los políticos te dirán que los niños son el presente y el futuro de sus países, pero como no votan, la violencia contra ellos no está en la agenda política.
P. ¿Cuál es el costo económico de la violencia contra los niños?
R. El costo directo e indirecto es de hasta el 11% del PIB de los países. En algunos, el coste anual de la violencia es seis veces mayor al coste anual de la sanidad pública. ¡Es enorme! Si de verdad invirtiéramos en la prevención y nos aseguráramos de que los niños tuvieran acceso a la educación y que estuvieran protegidos, que la justicia funcionara… francamente nos ahorraríamos muchísimo dinero. Y, lo más importante, estaríamos invirtiendo verdaderamente en el capital humano. Porque el impacto duradero que esas violencias tienen en los niños es gigante.
P. Donald Trump ganó las elecciones y prometió recrudecer las deportaciones. ¿Cómo puede una política migratoria más agresiva afectar a los niños?
R. Ya está afectando a los niños. Y no sólo en los Estados Unidos, sinceramente. Porque cada vez se adoptan más políticas migratorias más y más punitivas. Hay muchos niños en movimiento, forzados tanto por el cambio climático como por la búsqueda de oportunidades. La migración afecta también a los niños. Las deportaciones son una forma de violencia y hay otras como la privación de libertades al recluirlos en centros o la separación de sus familias. Y hay algo que está claro: no vamos a parar la migración. El problema es que no estamos atajando las causas de estos flujos migratorios. Hay que hacerle la pregunta a los políticos y a la extrema derecha, que está creciendo y que navega en discursos discriminatorios y el miedo. Hay muchas cosas saliendo mal.
P. Y muchas políticas basadas en un discurso en el que el malo es el extranjero...
R. Sí, pero esto es universal. Soy vieja, y he seguido muchas campañas políticas. Y no sólo en los Estados Unidos. Siempre hay tres asuntos importantes: seguridad, migración y economía. Esos son los tres puntos claves para cualquier político. No digo que esté de acuerdo, pero es así.
P. Internet está siendo un territorio tan común como hostil para los niños. ¿Se están haciendo los suficientes esfuerzos para blindarlo de los múltiples riesgos?
R. Hay dos cosas fundamentales. El mundo digital también aporta oportunidades para los niños. En la educación, para expresarse, para acceder a servicios… Esto es evidente. No podemos olvidar la brecha digital. Porque hay muchos niños que no tienen acceso y no es equitativo. Pero, al mismo tiempo, internet hace que tengas muchos peligros en tu casa, como violencia sexual, material de explotación sexual infantil, promoción del suicidio, reclutamiento, cyberbullying… La lista es larga. Tenemos que buscar la forma en que la responsabilidad no recaiga en los hombros de los padres o de los niños. Claro, tienen que ser conscientes, pero lo más importante es que el sector de las tecnologías de la información y la comunicación rindan cuentas y se comprometan a que en sus diseños de programas se garantice la seguridad del menor. Y también hay que exigirle a los Gobiernos que creen regulaciones estrictas para quienes violen estas medidas.
P. Colombia es el segundo país que más material de explotación sexual infantil recolecta. ¿Qué falta para terminar con la trata?
R. Hay muchas más categorías de la trata de menores. Puede ser, como comentas, para la explotación sexual, pero también para adopciones ilegales, trabajo infantil, reclutamiento… El problema de la trata de menores no es muy visible, si te soy muy sincera. Y no es visible porque es muy difícil de rastrear. Y, por otro lado, porque la tecnología está facilitando las redes de tráfico de menores mediante programas de IA, criptomonedas y la Deepweb. Es difícil rastrear el tráfico si no tienes una legislación robusta y una fuerte cooperación entre países. Tenemos que garantizar que los niños estén protegidos y tengan las vías para denunciarlo rápidamente si les sucede. Y para ello hay que prestar más atención a los menores que no tienen cuidadores o están en situación de calle. Ellos son los que más en peligro están.
P. ¿Cómo evitar que esta conferencia quede en sólo palabras?
R. Francamente, estoy muy contenta porque hemos conseguido una fuerte movilización de muchos ministros y todos ellos están muy comprometidos. Se está consiguiendo hacer mucho networking y estamos aprendiendo mucho entre pares. Espero que este encuentro no sea un final, sino que todos los compromisos que se han hecho se traduzcan en acciones muy concretas. Necesitamos un sistema de monitoreo fuerte para darle seguimiento a lo que se están comprometiendo tantos Gobiernos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.