Las letras puertorriqueñas resisten frente a las crisis
Cada vez más emprendedores abrazan la cultura local a modo de resistencia ante las tragedias cotidianas y la merma de instituciones educativas en Puerto Rico
EL PAÍS ofrece en abierto la sección América Futura por su aporte informativo diario y global sobre desarrollo sostenible. Si quieres apoyar nuestro periodismo, suscríbete aquí.
A finales de noviembre de 2022, un libro publicado en 1946 escaló al tope de la lista de los más vendidos en la librería La Esquina en Río Piedras, Puerto Rico. Cuentos para fomentar el turismo, de Emilio Belaval, llegó a ser la recomendación transmitida de boca en boca entre generaciones que observan un renacer por el aprecio a la literatura puertorriqueña que, como tantas otras cosas, ha sido golpeada por las crisis que la isla ha vivido en los últimos años.
El libro ha recobrado relevancia tras ver que, a más de 70 años de su publicación, Belaval relata un Puerto Rico muy similar al del presente: una isla latinoamericana donde se intenta inculcar la cultura estadounidense y se niega la existencia de un pueblo que piensa por sí mismo. “Es una realidad radical,” dice Luis Negrón, el dueño de la librería, dentro del negocio mientras su voz compite con las canciones de Sylvia Rexach en el fondo.
“No es solo estar aquí. Es la curaduría, dejar de infantilizar el país y dejar la manía de decir que este país no vale la pena”. Gestores como Negrón se ocupan de la laguna creada por la merma de instituciones educativas en el territorio estadounidense, uno de los efectos de la crisis económica en la isla. Emprendedores como él han abierto librerías y lanzado actividades para promover las letras puertorriqueñas, un símbolo de resistencia ante a las tragedias cotidianas que tienen que enfrentar los boricuas.
En los últimos cinco años, una junta impuesta por Estados Unidos para supervisar la deuda multimillonaria de la isla caribeña también ha traído medidas de austeridad como recortes al presupuesto de la universidad pública y el cierre de cientos de escuelas en Puerto Rico. Además, el huracán María, que azotó la isla en 2017, provocó un declive en el sistema educativo mientras familias y escuelas enfrentaban escasez de materiales y daños en la infraestructura.
El alumnado de nivel elemental y superior actualmente sufre de un rezago académico, de acuerdo con los resultados de las pruebas estandarizadas del Departamento de Educación de Puerto Rico. El aprovechamiento académico en español bajó de 45,1% a 35,5% en el curso 2021-2022. También se reflejaron deficiencias preocupantes en ciencia e inglés.
Las condiciones académicas para los estudiantes han sido cuesta arriba, incluso antes de la pandemia. Puerto Rico ha perdido más de 600 escuelas en los últimos diez años, y más de 400 de ellas fueron cerradas poco después de la llegada de la Junta de Control Fiscal. Antes de mudarse a Río Piedras, Negrón tuvo la idea atrevida de instalar su librería en una escuela cerrada por el Gobierno en 2015. El edificio ahora funge como un centro comunitario para el sector de Santurce, en la capital.
Negrón enfatiza que la necesidad de crear un espacio que resalte la literatura puertorriqueña, además de simplemente ofrecer libros, es imprescindible en estos tiempos. Al entrar a la librería, los clientes rápidamente ven destacados libros de autores locales como Magali García Ramis, Cezanne Cardona Morales y Ana Teresa Toro, al igual que biografías de puertorriqueños ilustres y compilaciones de arte.
Acabar con la “oda a la ruina”
“Estoy harto de la oda a la ruina, de que nos sigan describiendo como necesitados,” dice Negrón, quien es nativo del pueblo sureño de Guayama. “No me gusta la idea de Puerto Rico como derrotado y como incapaz. Nosotros somos muy capaces. No somos víctimas, y no debemos actuar como tal porque ahí es cuando perdemos”.
Además de La Esquina, Puerto Rico ha visto una proliferación de librerías y actividades para resaltar autores y llegar a comunidades fuera del área metropolitana. El Candil, una librería de Ponce, ha comenzado a organizar actividades para autores con publicaciones recientes, y pueblos rurales como Aguadilla, Camuy y Barranquitas han disfrutado de otras aperturas.
También hay una mayor demanda de libros puertorriqueños para la diáspora en Estados Unidos. La crisis económica y el huracán María expulsaron a decenas de miles de boricuas hacia Nueva York, Florida y Nueva Jersey, al igual que a países de Europa y América Latina, aunque en menor medida.
Para ellos se creó Libros 787, una plataforma en línea que vende libros de autores puertorriqueños modernos y clásicos. Carlos Goyco, el cofundador, trabajaba para un suplidor de libros en Puerto Rico. Se sorprendió por la poca atención que le daban a escritos locales. Goyco perdió su trabajo luego del huracán, y aprovechó las ayudas federales dirigidas a emprendedores para establecer en 2017 la plataforma virtual que marcó más de 21.000 ventas hasta el 2022. “La gente se cree que porque aquí no hay librerías, la gente no lee”, dice Goyco. “Al tú darle a autores locales una plataforma, así se pueden enfocar a la escritura”.
Goyco dice que hay aún más mercado para explorar a medida que más puertorriqueños se van de la isla. Luego del huracán, el éxodo masivo de boricuas, que tuvo su primera ola en la década de 1940 luego de la Segunda Guerra Mundial, creó y continúa creando generaciones de puertorriqueños que no hablan español y viven “allá fuera”, como dicen ellos.
Aún así, muchos puertorriqueños de segunda y tercera generación sienten un fuerte vínculo con la isla a pesar de nunca haber vivido allí. Muchos “nuyoricans”, como se le llama a la diáspora boricua en Nueva York, mantienen la cultura puertorriqueña intensamente presente y organizan actividades como el desfile nacional de Puerto Rico en la Quinta Avenida de Manhattan.
Por eso, Goyco piensa que la falta de traducciones de publicaciones locales es una oportunidad perdida. Goyco recibe mensajes constantemente preguntando si tienen disponible libros sobre el beisbolista Roberto Clemente o el cantante Héctor Lavoe, pero en inglés.
Algunos escritores de la isla ya están entrando a ese mercado. La escritora Mayra Santos-Febres, por ejemplo, tiene disponible ediciones en inglés de Sirena Selena y Nuestra Señora de la Noche en Libros 787.
Santos-Febres aplaude los esfuerzos de Negrón y las nuevas plataformas virtuales, especialmente luego de que el festival principal literario de Puerto Rico celebrara su última edición en 2018. El Festival de la Palabra, organizado por Santos Febres, atraía a más de 1.600 escuelas y alrededor de 16.000 personas para celebrar la literatura de la isla y el Caribe. Los fondos para el festival no llegaron a ser suficientes para 2019.
“Este estado sostenido de emergencia le ha hecho daño a todas nuestras instituciones, especialmente la cultural”, lamenta Santos-Febres. “Sí, ha habido, contra viento y marea, un volver a apostar a la tertulia.”
La autora ha dirigido sus esfuerzos hacia la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras para establecer el primer programa de afrodescendencia y resaltar trabajos literarios, históricos y científicos de personas negras en el Caribe. Santos Febres resalta la importancia de “repensar la educación” y obtener recursos culturales, además de materiales, luego de desastres naturales como los huracanes María en 2017 y Fiona, en 2022.
“¿Dónde están los libros y los materiales para hacer eso?”, pregunta la escritora de Carolina. “Hay un problema de presupuesto y de lo que se necesita para que un país opere.”
A solo unos minutos de la universidad donde trabaja Santos-Febres, Negrón continuará organizando las estacas de libros de acuerdo a su misión de no “quedarse aislado en la crisis”. “Llegar aquí es llegar a una conversación”, dijo Negrón, quien también es autor de la obra Mundo Cruel. “No te vamos a subestimar en ningún momento. Ni al cliente, ni al país, ni a los tiempos.”
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.