Alejandro Eder: “La COP16 ha representado un renacer para Cali”
El alcalde de la ciudad que acogió durante dos semanas la cumbre de la ONU sobre biodiversidad estima la ganancia económica en torno a los 50 millones de dólares
La enorme cumbre de Naciones Unidas sobre biodiversidad, la COP16, ha reverdecido a Cali, la tercera ciudad de Colombia. Su alcalde, Alejandro Eder (Cali, 48 años), luce radiante al hacer su balance del evento que convocó a lo largo de las últimas dos semanas a más de 20.000 personas. “Vamos a consolidar a Cali como capital mundial de la biodiversidad”, se propone en esta entrevista, concedida el pasado viernes, en teoría la última jornada de la Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica que tuvo lugar en la zona azul –bajo jurisdicción de la ONU–, que se levantó en el Centro de Eventos Valle del Pacífico. Las intensas negociaciones, que se prolongaron hasta la mañana del sábado, lograron avances en varios frentes, como el papel de los pueblos indígenas y los afrodescendientes en el cuidado de la naturaleza, aunque los cruciales debates sobre financiamiento quedaron en el aire. Más allá de la letra menuda de lo acordado por las delegaciones de 190 países, la ciudad anfitriona sacó todo el provecho de su momento en el escaparate internacional.
“Esta COP16 ha representado un renacer de nuestra ciudad. Cali tradicionalmente ha sido una de las ciudades más representativas no solo de Colombia, sino de América Latina. Tuvo unos años muy difíciles, pero pudimos de nuevo convocar al planeta. El planeta llegó a Cali”, dice Eder, con acento caleño y embriagado de optimismo, desde el pabellón de la Alcaldía en la zona azul, con una actividad frenética a su alrededor. “Esta COP ha sido la más grande de biodiversidad de la historia”, celebra. La zona verde, que concentró a la sociedad civil y las muestras culturales en el céntrico bulevar del río, se acercó al millón de visitantes. La ocupación hotelera se ubicó durante más de 15 días por encima del 90%, y en varios momentos en el 100%, detalla. “Los restaurantes, el comercio –inclusive informal– y los artesanos han vendido a unos ritmos sin precedentes. Estimamos que la ganancia económica puede ser alrededor de 50 millones de dólares”, señala.
Pregunta. Usted decía en campaña que la seguridad era el problema más urgente. Era también una gran preocupación en la antesala de la COP, pero ha quedado disipada. ¿Cómo propone que esa mejora sea permanente?
Respuesta. Venimos trabajando por la seguridad desde que inició nuestra Administración, hemos aumentado en un 10% el pie de fuerza de la Policía —600 hombres— y conseguimos 800 soldados profesionales más, para la zona rural de Cali. Hemos hecho inversiones, como la compra de una lancha para cuidar el río Cauca, uno de los costados de Cali, que nunca se había vigilado antes. Con la COP llegó un refuerzo importante, que se irá retirando paulatinamente. Pero el mensaje a los caleños –y a los colombianos– es que hay que confiar en la fuerza pública, una de las más profesionales de América Latina y del mundo. De los 2.500 soldados que hoy están cuidando el perímetro de la ciudad, permanecerán más de mil. Seguimos trabajando por la seguridad de nuestra región. Lo más importante para que haya seguridad es que haya empleo, y esta COP nos ayuda de varias maneras en ese sentido.
P. ¿Como cuáles?
R. Muchas de estas personas llegarán a sus países diciendo que la biodiversidad en Cali es increíble, la ciudad es espectacular, y deben venir a visitarla. Vamos a seguir impulsando esa estrategia. También hicimos un gran esfuerzo para enviarle cartas a todas las delegaciones que vinieron, para que trajeran representantes de su sector privado, para que conocieran nuestra región, ojalá con miras a invertir. Cali tiene el 18% de la base industrial del país, el principal clóster exportador y estamos a 80 kilómetros del mar Pacífico. Tenemos más de 200 multinacionales de otros países, más varias docenas de multinacionales colombianas. Necesitamos seguir fortaleciendo la inversión, porque necesitamos más empleo. En ese sentido, la COP también ha sido un éxito.
P. Cali está recuperando el parque natural Farallones, una marca de su biodiversidad. ¿Cómo garantizar que no regrese la minería ilegal?
R. Cali es una ciudad mega diversa porque está conectada con el Chocó biogeográfico, uno de los cinco ecosistemas estratégicos más importantes del planeta, amenazado por economías ilegales, como la minería ilegal y la industria de la cocaína. Cali tiene un pedazo de los Farallones, uno de los parques más megadiversos de Colombia, 14.000 de sus 190.000 hectáreas. Ahí había minas ilegales hace 20 años. Desde el primer momento de mi Alcaldía, antes de que nos asignaran la COP, entramos a cerrar esas minas. Ya cerramos cuatro de las ocho bocaminas que se encontraron, las otras estarán cerradas antes de finalizar el año. Nuestra estrategia incluye fomentar el ecoturismo, pues hay muchas aves endémicas, mucha biodiversidad. Y vamos a construir un centro de investigación científica permanente, en un plan que diseñamos con el Instituto Humboldt y la Universidad Icesi.
P. A mediano plazo, ¿cómo se reconstruye la esperanza y el optimismo de los caleños, su propósito desde la campaña?
R. La estamos construyendo. Mirá la Cali de hoy. Esto no será una flor de un día. Obviamente, la COP es un evento único, no es normal tener más de 20.000 personas en la ciudad por 15 días, pero ahora viene el Festival del Libro, después la Feria de Cali, y el año entrante vamos a distribuir todas los ferias y festivales que hay en la ciudad durante todo el año. En febrero será el Colombian Bird Fair, una de las ferias de aves más importantes, y vamos a aprovechar el impulso de la COP para traer turistas a ver las 562 especies de aves que tenemos. Y a partir del 2025, Cali realizará cada noviembre la semana de la biodiversidad, así como existe la semana del clima en ciudades como Nueva York, Berlín o Miami. Vamos a consolidar a Cali como capital mundial de la biodiversidad.
P. ¿Por qué pone tanto énfasis en la proyección internacional de Cali?
R. Es fundamental. Cali debe su grandeza a que se internacionalizó en el siglo XX, llegaron todas las multinacionales a instalarse, a generar empleo, a exportar y a generar desarrollo. Eso se perdió de alguna manera. En estos últimos años que ha habido un renacimiento de Colombia en ojos del mundo para el turismo; vienen los visitantes, pero no a Cali, sino a Cartagena, Bogotá y Medellín. Queremos poner a Cali en ese mapa porque, a medida que llegan visitantes internacionales, se mueve toda la economía, los taxis, los hoteles, los restaurantes, el comercio…
P. ¿Qué tipo de turismo le gustaría atraer?
R. El primero es el ecoturismo o el turismo regenerativo. Tenemos una grandísima oferta en toda esta región de Colombia, desde Buenaventura hasta la cordillera central, en Palmira y el centro del Valle del Cauca. El segundo es turismo médico. Cali tiene la mejor red de salud pública y privada en América Latina, con 2 de los 10 mejores hospitales de la región. El tercero es el turismo cultural. Como vieron los participantes de la COP, Cali es una ciudad con mucha cultura, con el Festival Mundial de Salsa o el Festival Internacional de Ballet. Además, tenemos las culturas del Pacífico, la cultura andina, artes plásticas. Vamos a empezar a brindar esa oferta al mundo.
P. Usted acude mucho al verbo reconciliar. ¿Qué le ha enseñado su experiencia en resolución de conflictos para gobernar Cali?
R. Yo soy un constructor de paz, esa es mi profesión. Fui negociador del Gobierno en el proceso de paz durante cinco años. Trabajé una década en la agencia de reintegración, recibiendo a personas que venían del monte, logrando la reintegración de excombatientes en comunidades muy afectadas por la violencia. Soy un convencido de que para que cualquier sociedad salga adelante, tiene que haber resolución pacífica de conflictos y sobre todo reconciliación. Por eso desde el primer día mi discurso ha sido ese. Vivimos en un momento donde el mundo está muy polarizado. Tenemos que entender en Cali que, si queremos lograr hasta lo imposible, tenemos que estar unidos, reconciliados. Eso no quiere decir que tenemos que pensar igual, pero dentro del respeto al prójimo y a las leyes.
P. ¿Cómo definiría su relación con el presidente Gustavo Petro?
R. Es cordial. Tenemos diferencias ideológicas de fondo, pero eso no significa que tenga que estar insultándolo. Mi preocupación no es qué dijo o dejó de decir el presidente, es que en Cali no haya más sufrimiento, que haya desarrollo, que se mueva la economía. Que los jóvenes no se tengan que ir del país para buscar una mejor vida, que se puedan quedar haciendo empresa y haciendo familia. De nada sirve que uno esté peleando todo el día. El presidente es de izquierda, yo no, pero logramos una relación constructiva para sacar este proyecto adelante y para cuidar el medio ambiente.
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