Cundinamarca debate cómo retener a sus jóvenes campesinos
Más de 40 líderes políticos, económicos y sociales participan de un evento de PRISA Media para analizar oportunidades y desafíos en la región. El relevo generacional en el sector rural sobresale como una de las principales preocupaciones
Kevin Pérez es un campesino de 27 años que cosecha todo tipo de hortalizas en una finca arrendada, cerca a la ciudad de Zipaquirá (unos 150.000 habitantes), en Cundinamarca. Desde lechuga romana y perejil liso hasta brócoli. Sabe que es una excepción, que cada vez menos jóvenes quieren hacer sus vidas en un entorno rural. Y es consciente de que esto es un problema para su departamento, compuesto tanto por el ajetreo de los municipios del área metropolitana de Bogotá como por cientos de miles de hectáreas de campo. Por eso, este jueves, trajo la preocupación por el relevo generacional al Reto Regiones, un foro de PRISA Media (sociedad editora de EL PAÍS) para debatir las oportunidades y los desafíos del centro del país.
El joven explica que optó por la vida rural hace unos siete años. Nacido en Bogotá y criado mayormente en Zipaquirá, sus padres nunca se dedicaron al campo y él no tenía los conocimientos necesarios para evitar que su primera cosecha de lechuga crespa se echara a perder con el embate de las plagas. Sin embargo, estaba preocupado por varios estudios que leía de organizaciones como la ONU, que alertaban sobre los riesgos del envejecimiento de los campesinos, responsables de producir los alimentos que consume el resto de la población. Decidió llevar a la práctica su compromiso con la seguridad alimentaria y, eventualmente, involucrarse con el activismo, las asesorías y las capacitaciones técnicas. Es parte de la asociación Agrotierrajoven y es consejero departamental para los jóvenes rurales.
“La media de edad es de 55 años, los jóvenes somos solamente el 3% de quienes lideramos proyectos productivos rurales en Cundinamarca”, enfatiza Pérez en el foro. Después, en conversación con este periódico, reconoce que entiende las razones. Los jóvenes viven en un mundo globalizado, desean salir y vivir las oportunidades de la ciudad. Estudiar, ser influencers, disfrutar de oportunidades culturales y tener acceso a mejores servicios de salud. No obstante, Pérez ve cómo el problema de seguridad alimentaria cada vez está más latente: “No hay lugar en Cundinamarca en el que no se escuche que no hay mano de obra”.
Las causas son variadas y van más allá de las dificultades de competir contra las oportunidades deslumbrantes de la vida urbana. Pérez explica, por ejemplo, que los jóvenes enfrentan obstáculos significativos para acceder a préstamos con los que financiar sus emprendimientos: no tienen historial crediticio, contratos o la formalidad necesaria. Además, ven de primera mano cómo sus padres no han progresado tras décadas de abandono y negligencia. Algunas personas mayores los desincentivan de seguir en el campo. “No quiero esta vida para mi hijo”, dicen.
Propuestas
Los participantes debaten sobre cómo revitalizar al campo y retener a los jóvenes en el panel de Desarrollo Agropecuario, el primero de una jornada que también incluye módulos de Cultura y Turismo y de Infraestructura. Luisa Fernanda Aguirre, gerente del Instituto Departamental de Cultura y Turismo, resalta que el turismo puede servir para ofrecer más opciones de trabajo que interesen a los jóvenes. Guillermo Gómez París, presidente de la Asociación Colombiana de la Industria Gastronómica, señala la importancia de educar a la población sobre el consumo de productos especializados y de temporada. Los restaurantes y el turismo gastronómico, juntos, pueden abrir mercados lucrativos.
El presidente de la Agencia de Desarrollo Rural, Diego Bautista, remarca que es importante no analizar el desarrollo rural como un asunto exclusivamente agropecuario y que debe considerarse como algo que va más allá “del azadón y el cultivo”. Después, en conversación con este periódico, profundiza en aspectos como mejorar la cobertura de internet, para que los jóvenes no queden desconectados de un mundo globalizado. Asimismo, enfatiza en la necesidad de incentivar la innovación: “Nos estamos poniendo al día en la deuda con el campo colombiano a partir de soluciones tradicionales, de ayer. Pero en el mundo existen tecnologías, como el riego, la agricultura vertical, que pueden hacer que los jóvenes combinen sus actividades cotidianas con apuestas productivas que les generen ingresos”.
La ministra de Agricultura y Desarrollo Rural, Jhenifer Mojica, coincide en la necesidad de pensar soluciones distintas a las que se evaluaban hace décadas. “Uno no le puede decir a un muchacho, que es bachiller, que se quede cosechando las papas o ordeñando la leche como lo hacían sus abuelos. Es legítimo que quieran progresar de muchas formas”, comenta a EL PAÍS. Para ella, es esencial ofrecer financiamiento a propuestas que van desde rutas turísticas hasta técnicas de agricultura inteligente: “Tienen ideas enormes. Pero siempre se pensó la innovación en grandes productores... [en realidad], necesitamos de las mentes creativas de los jóvenes”. Cuenta que varios productores se le acercaron durante la jornada con proyectos como una iniciativa de polinización dirigida de fresas, amigable con el medio ambiente.
Mojica divide las propuestas para retener a los jóvenes campesinos en dos grandes áreas: rentabilidad económica y bienestar en la vida rural. “Si la juventud ve que la actividad económica es muy lucrativa, se va a quedar. Necesitamos que se enganchen en la transferencia de tecnología, que sean brigadistas, educadores populares y agroecólogos para llevar buenas prácticas a los productores”, dice. Según la ministra, además, hay que sumar aspectos como transformaciones de vivienda y posibilidades de recreación. “En Colombia todavía tenemos muchos sesgos de llamar de manera despectiva a lo campesino, como si fuera motivo de vergüenza. Tenemos que dignificarles la labor, que la gente se sienta orgullosa”, analiza.
Tanto la ministra como otros participantes resaltan los logros de la Agencia de Comercialización de Cundinamarca, una iniciativa para reducir los intermediarios entre el productor y el consumidor. Pérez cuenta que, con funcionarios de la entidad, ha recorrido el departamento para identificar proyectos productivos liderados por jóvenes e informarles sobre procesos de formalización que les permitan llegar a más mercados. Mojica, por su parte, señala que los campesinos de Cundinamarca proveen, a través de la Agencia, la comida del Plan de Alimentación Escolar de Bogotá (PAE) y que ahora hay que ir por más instituciones estatales. Asegura que la entidad es una iniciativa que el Gobierno de Gustavo Petro quiere replicar en otras partes del país.
La ruta sigue en Valle del Cauca
El siguiente Reto Regiones será en Cali (Valle del Cauca), antes de culminar la iniciativa con una última edición en Santander. Es parte de la vocación de PRISA Media de abrir espacios de reflexión y análisis entre los líderes del país, con diálogos francos y directos. Se suma a otros eventos que se desarrollan a lo largo del año: desde foros en Bogotá sobre los desafíos de la seguridad alimentaria o la democracia hasta el Festival de las Ideas en Villa de Leyva (Boyacá).
PRISA Media ambiciona profundizar la regionalización de su labor periodística, en especial de cara a las elecciones locales del próximo octubre. Según el director editorial del grupo en Colombia, Roberto Pombo, la idea es debatir los temas que preocupan a cada región y generar lazos periodísticos que nutran la información nacional de Caracol, W Radio y EL PAÍS América.
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