Claudia Restrepo, rectora de EAFIT: “El recelo del Gobierno al sector privado genera una tensión muy grande con Antioquia”
La exgerente del Metro de Medellín destaca en una nueva edición de ‘Reto Regiones’, de PRISA Media, que el departamento más poblado de Colombia debe abrirse a la diversidad. “No somos tan conscientes de lo cerrados que somos”, comenta
Claudia Restrepo Montoya (Medellín, 48 años) es la primera mujer en llegar a la rectoría de la Universidad EAFIT, una institución privada que tiene fuertes vínculos con la sociedad civil y el sector empresarial de Antioquia. Antes, tuvo todo tipo de cargos públicos en lo local: desde vicealcaldesa de Educación y Cultura de Medellín (2012-2014) hasta gerente del metro de la misma ciudad (2015-2016). Defiende con firmeza la articulación público-privada que ha caracterizado a Antioquia en las últimas décadas y que considera que ahora está en riesgo. “Sentimos una crisis en el relacionamiento institucional, hemos perdido el horizonte”, dice en referencia a la Alcaldía de Daniel Quintero.
Filósofa y antigua columnista de Portafolio, Restrepo aporta un fuerte componente reflexivo en su participación en la edición antioqueña de Reto Regiones, un evento de PRISA Media (sociedad editora de EL PAÍS) para que líderes políticos, económicos y sociales debatan las oportunidades y los desafíos del departamento. Según Restrepo, la iniciativa es especialmente importante en momentos en los que Antioquia está “revolcada internamente” y repiensa sus liderazgos. Está convencida de que la región debe abrirse más al resto del país y a conversaciones “incómodas”. “Tenemos que cultivar una capacidad más alta para abrirnos a la diversidad”, enfatiza.
Pregunta. ¿Qué fortalezas tiene Antioquia como región?
Respuesta. Siempre hablamos de fortalezas y debilidades, pero lo que hay son características que a veces nos juegan a favor y a veces en contra. Los antioqueños tenemos una cultura muy trabajadora y altamente competitiva. Hemos sido fuertes, emprendedores, pujantes, audaces. Históricamente, las dificultades de nuestra geografía produjeron grandes ejercicios de liderazgos. Pero, a la vez, nos creemos excepcionales. Pensamos que podemos desconectarnos de los contextos, del país. No somos tan conscientes de lo poco diversos y cerrados que somos.
P. Esta edición de Reto Regiones tiene un panel específico sobre cómo potenciar el liderazgo antioqueño. ¿Por qué?
R. Esta región siempre se ha preguntado mucho por sus liderazgos y ahora sentimos una crisis en el relacionamiento institucional, en las alianzas público-privadas que funcionaron bien durante años. Hemos sentido que perdimos el horizonte, que las conversaciones se han debilitado. Estos últimos años han sido muy difíciles, nos han dejado inquietos sobre quién lidera la ciudad y la región.
P. ¿Se refiere al alcalde de Medellín, Daniel Quintero? El año pasado usted firmó una carta, como rectora, en la que dice que la ciudad “sucumbe ante la mentira y la fealdad, y lo hace de la mano de quien la gobierna”.
R. Esta Alcaldía ha generado unos imaginarios que no son ciertos. De un momento a otro te venden que los empresarios se han aprovechado de la región, que las universidades defendemos el interés del sector privado. Cuando creas esas narrativas de destrucción, generas un ambiente de desconfianza y pierdes capital social.
P. ¿Cómo recibió la comunidad universitaria que escribiera un mensaje tan político, en nombre de EAFIT?
R. La comunidad académica la apoyó porque el ADN de la universidad está basado en la conexión con las organizaciones empresariales y de la sociedad civil. La carta era casi una defensa de la comunidad universitaria, de una realidad de la que hemos hecho parte. Yo no me puedo aislar. Las universidades no podemos ser apáticas, somos un catalizador de lo que ocurre.
P. En este Reto Regiones se expresaron preocupaciones por las reformas sociales del Gobierno de Gustavo Petro. ¿Por qué?
R. El país está en un momento de mucho movimiento político. La reforma laboral preocupa porque aquí hay un gran tejido empresarial. Generar más restricciones puede redundar en efectos sobre el empleo y en un incremento de la informalidad. Tenemos que procurar condiciones que faciliten la formalización.
P. ¿Cuáles son esas condiciones?
R. Colombia es un país con un nivel de legalización y trámites que dilata muchísimo. Hay que agilizar, buscar formas de flexibilización laboral y pensar en lo impositivo frente a la creación de una empresa. El costo de crear una empresa lo termina pagando la fuerza laboral.
P. En este contexto, ¿cómo es la relación de la región con el Gobierno nacional?
R. La región históricamente ha sido más tradicional (y no digo que sea bueno o malo). Ha tenido un enfoque muy orientado a las libertades. Entonces, una de las cosas que hace tensión es la noción del Gobierno hacia lo privado. Hay ciertas miradas de recelo que generan una tensión muy grande con Antioquia, una región que se ha acostumbrado a trabajar con una articulación entre lo público y lo privado. No digo que no tengamos problemas de inclusión y equidad. Tenemos profundos retos, de inequidades elevadísimas y de conversaciones complicadas con lo diferente. Pero eso no puede ponernos en tensión con lo que hacemos bien.
P. Johan Gómez, del Consejo Municipal de Juventud de Medellín, criticó en el debate la dualidad entre lo público y lo privado y dijo que ya existen muchos líderes sociales en el territorio que no son reconocidos. ¿Qué opina?
R. Estamos acostumbrados a hablar entre los mismos. El reto no es tener nuevos líderes, sino ver a los que ya existen, reconocerlos. Los antioqueños debemos estar dispuestos a tener conversaciones incómodas, improbables. Tenemos que cultivar una capacidad más alta para abrirnos al pensamiento distinto, al pluralismo y a la diversidad.
P. ¿Cómo ve a los jóvenes?
R. Son altamente sensibles, lo cual permite lo bueno y lo malo. Envidio la comprensión que tienen del otro. Tienen más referentes, más visiones globales. Yo no me daba cuenta si algo ocurría en Finlandia. A ellos, les duele. Se comprometen con causas ambientales, de diversidad, y son muy empáticos. Pero a veces son muy poco resilientes. Se les dificulta perder, fallar, tener un ‘no’ como respuesta. Eso los hace más vulnerables, en especial en un país con emociones tan exacerbadas y gobernantes que se comunican por redes sociales.
P. ¿Y a las mujeres? Paula Restrepo, de la Caja de Compensación Familiar de Antioquia (Comfama), apuntó en el debate que las universidades forman muchas mujeres que luego no llegan a las juntas directivas de las empresas.
R. Hay un reto inmenso. El liderazgo no se forma, sino que se practica. Hay que ponerlas a liderar. Necesitamos acciones afirmativas, al menos en un principio.
P. ¿Se refiere a cuotas?
R. Las cuotas son muy sencillas pero no resuelven el problema de fondo, el del sesgo cultural. La organizaciones no están diseñadas para que una mujer pueda ejercer su trabajo. Por ejemplo, en la academia, la crianza de los hijos genera dificultades para publicar más papers y avanzar en las labores investigativas. Además, son más colaborativas y relegan sus carreras investigativas para aportar en funciones administrativas, como la jefatura de programas.
P. Usted comentó hace unos años que no siempre fue consciente de las barreras de género. ¿Qué cambió?
R. Yo fui educada por un hombre que toda la vida me enseñó a no depender de un hombre, pero con los parámetros y las formas de los hombres. Así, uno se termina masculinizando un montón para estar en ciertos espacios. Y no me dí cuenta por mucho tiempo de las barreras invisibles. Recién lo percibí cuando fui gerente del metro de Medellín hace unos años, en una junta en la que se dijo que las viejas [mujeres] somos muy lloronas. Después, en el sector universitario, percibí como los hombres te tratan de manera condescendiente. Son muy complacientes con las rectoras.
P. ¿Qué valora de Reto Regiones?
R. PRISA hace algo muy responsable con este ejercicio de venir a las regiones y provocar conversaciones. El evento es relevante en momentos en los que Antioquia está revolcada internamente y en los que se está repensando. A los antioqueños nos gusta pensar el futuro.
P. ¿Con qué ideas se queda?
R. Me dice mucho lo que no vi. Me gustaron las voces demandantes de los jóvenes, que dicen que muchos líderes no están sentados acá y que no hay una agenda de salud mental. Creo que los medios pueden darse cierta liberalidad, de pensar por fuera de las fuerzas convencionales de un territorio. Ustedes los periodistas tienen una lupa que permite ver las voces que los demás no vemos. Ayudar a verlas y generar conversaciones improbables debe ser una de sus tareas.
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