El Caribe colombiano debate sus ideas entre una economía pujante y una violencia creciente
Más de 30 líderes políticos, económicos y sociales participan de un evento de PRISA Media para analizar oportunidades y desafíos en la región. La problemática de orden público sobresalió como la preocupación principal
El Caribe ha sido la primera parada de la Ruta Regiones, una iniciativa de PRISA Media (sociedad editora de EL PAÍS) para debatir las oportunidades y los desafíos de los territorios colombianos. Más de 30 líderes políticos, económicos y sociales asistieron este jueves al foro Reto Regiones en el Cubo de Cristal en la Plaza de la Paz de Barranquilla. Aunque el temario era diverso, la inseguridad emergió como la principal preocupación. La pujante capital del Atlántico, reconocida por su renacer económico en las últimas décadas, lleva semanas en las que acapara los titulares nacionales con noticias de extorsiones a comerciantes, amenazas a periodistas y masacres.
Los asistentes hablaron con orgullo de Barranquilla. La señalaron como un ejemplo de transformación, que ha pasado en 20 años de ser una ciudad rechazada por el resto del país a un imán de inversiones y turistas. Hay ahora un malecón frente al río, un puerto con mayor capacidad y mejores vías. Asimismo, un auge inmobiliario ha llevado a una mayor infraestructura social, con más parques, escuelas, clínicas y servicios. Se palpó un clima empresarial mayormente optimista, pese a que algunas limitaciones aún preocupan a los inversores: un deficiente abastecimiento energético y una conectividad limitada con otras ciudades caribeñas.
El reto principal, sin embargo, es cómo mejorar la seguridad. Las disputas territoriales entre Los Costeños y otros grupos como Los Rastrojos golpean al área metropolitana, de alrededor de dos millones de habitantes. El delito de extorsión ha aumentado un 150% en el último año, según datos del Observatorio de Seguridad Ciudadana de la Universidad del Norte. Las bandas aterrorizan a los comerciantes, que pierden dinero hasta fundirse y muchas veces ni siquiera denuncian los crímenes por miedo a represalias o por desconfianza a la Policía. Además, las masacres se suceden una tras otra, pese a que los homicidios han bajado un 6%. La semana pasada, unos sicarios mataron a cinco personas durante una fiesta en el centro histórico. La anterior, otra masacre dejó tres muertos en el municipio de Soledad, conurbado con Barranquilla.
El alcalde de esa última ciudad, Jaime Pumarejo, explicó en el evento que la urbe tiene varias limitaciones para enfrentar el problema, y que necesita del Gobierno nacional. “Ese cambio no depende de los alcaldes y gobernadores. Ojalá dependiera de nosotros, que somos los que tenemos que poner la cara”, declaró durante una entrevista con Roberto Pombo, director editorial de PRISA Media en Colombia.
El mandatario local señaló, por ejemplo, que la Constitución política tiene ambivalencias respecto a las facultades de los municipios. El artículo 315 reconoce que el alcalde es “la primera autoridad de la policía” en su territorio pero el 189 establece que el presidente de la República dirige a la Policía como “comandante supremo de las Fuerzas Armadas”. El Gobierno nacional controla el presupuesto, designa a los directores locales y decide cuántos policías se despliegan en cada región.
En conversación con EL PAÍS, Pumarejo agregó que no propone un gran rediseño del Estado para descentralizar o federalizar el país. Dijo que las grandes reformas suelen tener resultados negativos y que lo que necesita Colombia es una acumulación de “ajustes pequeños”. Quiere que los jueces penales de Barranquilla no estén tan congestionados, con 1.000 casos cada uno frente al promedio nacional de 400. Asimismo, pidió que se agilicen los procesos judiciales y que los presos permanezcan más tiempo en las cárceles: “Solemos minimizar el delito común y recurrente, como el hurto. Pero, cuando los agregas, se vuelven un problema grande que no se judicializa como se merece”.
Mercadeo e imagen
Thierry Ways, empresario y columnista de El Tiempo, comentó a este periódico que el poderoso mercadeo de Barranquilla como ciudad exitosa ha hecho que sea más propensa a llamar la atención con sus problemas de inseguridad. “Cuando al milagro le empiezan a salir lunares, todo el mundo se enfoca en esos puntos negros”, remarcó. Asimismo, valoró un aporte del columnista de El Heraldo Ricardo Plata durante el panel: los sucesos en la capital del Atlántico se suelen leer en clave local, mientras que en el resto del país se piensan como dificultades de ámbito nacional.
No obstante, Ways consideró que Barranquilla no cumplió con varios objetivos de desarrollo social, algo indispensable para enfrentar los desafíos de seguridad. “A la ciudad le ha faltado capitalizar el crecimiento en términos de creación de empleo formal. Sigue siendo una ciudad pobre, pese a que se destaca en el Caribe colombiano”, subrayó. Además, la ubicación estratégica a orillas del Magdalena, que conecta al centro de Colombia con el mar Caribe, la hace especialmente vulnerable al microtráfico y las economías ilegales.
Las grandes empresas crecieron en rubros como los medicamentos, los globos o la construcción. Pero Ways explica que fueron éxitos individuales y no consolidaron sectores específicos, necesarios para atraer masivamente a otras compañías. “Subestimamos la dificultad en el resto del país. El crecimiento acá no significa que las empresas van a desmontar todo en Bogotá y venir. Es un proceso que lleva tiempo”, señaló.
La ruta sigue en Cundinamarca
La siguiente parada de la Ruta Regiones será en Cundinamarca y continuará hasta mayo con eventos en Antioquia, Valle del Cauca y Santander. Es parte de la vocación de PRISA Media de abrir espacios de reflexión y análisis entre los líderes del país, con diálogos francos y directos. Se suma a otras iniciativas que se desarrollan a lo largo del año: desde foros en Bogotá sobre los desafíos de la seguridad alimentaria o la democracia hasta el Festival de las Ideas en Villa de Leyva (Boyacá).
PRISA ambiciona profundizar la regionalización de su labor periodística, en especial de cara a las elecciones locales del próximo octubre. Según el director editorial del grupo en Colombia, Roberto Pombo, la idea es debatir los temas que preocupan a cada región y generar lazos periodísticos que nutran la información nacional de Caracol, W Radio y EL PAÍS América.
La Bogotá del Caribe
La gobernadora del Atlántico, Elsa Noguera, negó que la capital de su departamento reproduzca el centralismo bogotano en sus relaciones con el resto de la región. “En un momento veían [a Barranquilla] como la Bogotá del Caribe. Pero eso ha ido cambiando, hay más confianza en los líderes de la ciudad”, comentó.
El columnista Thierry Ways, por su parte, también cuestionó a quienes acusan a Barranquilla de centralista. “Puede que sea la más importante, pero no tiene el presupuesto para manejar la región. No ordena los recursos de Magdalena o Sucre”, dijo a este periódico.
El analista, sin embargo, reconoció que varias de las principales ciudades están cerca de la capital departamental y que esta ha crecido con la urbanización del país. Asimismo, Ways citó al economista Jaime Bonet para señalar que las alcaldías de las localidades pequeñas tienen varios problemas, como una recaudación de impuestos deficiente.
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