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Aurora Vergara: “Colombia se puede reconciliar con su pasado y construir un presente más esperanzador”

La ministra de Educación defiende una apuesta de equidad territorial y mejores infraestructuras educativas

Aurora Vergara Figueroa, ministra de Educación de Colombia, en Bogotá, el 28 de abril del 2023.
Aurora Vergara Figueroa, ministra de Educación de Colombia, en Bogotá, el 28 de abril del 2023.Diego Cuevas
Santiago Torrado

Aurora Vergara ha roto todos los techos en su vida académica. A sus 35 años, ya tiene pregrado, maestría y doctorado en Sociología. Antes de incursionar en el servicio público era profesora de la Universidad Icesi, en Cali, donde creó el Centro de Estudios Afrodiaspóricos (CEAF). La actual ministra de Educación del Gobierno de Gustavo Petro, que cumple dos intensos meses en el cargo, creció en Istmina, en el departamento del Chocó, sin ninguna universidad al alcance. Después de graduarse con honores, estudió becada en la Universidad de Cali y más adelante en la Universidad de Massachusetts Amherst. Acompañó a la vicepresidenta Francia Márquez en su movimiento Soy Porque Somos y arrancó el Gobierno como viceministra de Educación Superior, antes de relevar a Alejandro Gaviria en la primera crisis de gabinete.

Como ministra tiene en sus manos una reforma educativa que debe responder a un movimiento estudiantil que conoce bien. Ese propósito pasa por reformar la ley 30 de 1992, que gestiona el modelo de financiamiento de la educación pública, para lo cual ha sostenido múltiples reuniones con estudiantes en estas semanas. “Por muchos años, en las plataformas estudiantiles, los jóvenes de las universidades se han movilizado para que el Gobierno responda a la importancia de reformar una ley de esa naturaleza. Abrir espacios de diálogo, y hacerlo de manera permanente, posibilita reflexionar acerca de cuáles son los ejes fundamentales”, dice a EL PAÍS en la sede del Fondo de Financiamiento de la Infraestructura Educativa, en el norte de Bogotá, en vísperas de viajar este martes a España para acompañar al presidente Petro en una visita de Estado.

El estallido social llevó al país, entre muchas otras demandas de la sociedad, a plantear la importancia del acceso a la educación superior, apunta Vergara. “En los territorios con mayores inequidades encontramos hoy una exigencia por una sede universitaria, por programas más pertinentes, por una infraestructura de mayor calidad. Por eso este momento es tan importante. Como ministra de Educación Nacional quisiera potenciar el Ministerio como una institución que está constantemente dialogando, escuchando, y que está integrando eso que escucha a la planeación de sus acciones cotidianas”. Su tono pausado y pedagógico muestra que viene de la academia.

Pregunta. ¿En qué consiste la revolución en la educación superior que se propone este Gobierno?

Respuesta. En una apuesta por la infraestructura educativa, conectada con la educación de calidad. El centro de nuestra gestión es una educación de calidad y pertinencia. Esa es la visión que estamos planteando, y una de las manifestaciones es una infraestructura educativa digna, de calidad, pertinente, para que accedan al sistema de educación superior en los territorios. Por ejemplo, en el departamento del Chocó tenemos tres grandes proyectos que en el Medio Baudó, en el Darién y en el San Juan, van a hacer una diferencia generacional muy impactante. Esa infraestructura educativa también se está manifestando en El Tarra, en Catatumbo; en Anserma, en Caldas; en Soacha, en muchos lugares en donde la tasa de cobertura es muy baja y tener una institución cerca va a cambiar el futuro de esos territorios.

P. ¿Han sido dos meses de un Ministerio volcado a los territorios?

R. Hemos estado trabajando en territorio, pero también hemos estado consolidando equipo, porque toda transición de ministros requiere una adecuación. La visión que estamos proponiendo es un Ministerio de Educación presente en los territorios, reconociendo la diversidad y los ajustes que tenemos que hacer para que la equidad territorial sea una realidad.

P. ¿Eso qué quiere decir?

R. El acceso al sistema de educación superior, por ejemplo, en todo el mundo, es un privilegio. La apuesta que estamos desarrollando es garantizar que sea un derecho, y nuestros equipos están trabajando de manera rigurosa, entregada y disciplinada para pensarnos alternativas que permitan que un territorio se pueda imaginar que el 100% de los graduados puedan ingresar al sistema, y a una educación de calidad. Eso requiere mucho trabajo.

P. ¿Cómo definiría el momento que atraviesa Colombia?

R. Es un momento de oportunidad. Colombia tiene la oportunidad de reconocer que se puede reconciliar con su pasado, que puede construir un presente más esperanzador y un futuro digno, en paz. Yo, como hija de una persona que desaparecieron, sé muy bien el dolor de anhelar a un padre y el dolor de preguntarse qué le pasó. Y anhelaría que ningún niño ni niña en Colombia pase por eso, que su preocupación sea completamente diferente, que pase por formarse en algo que le permita aportarle al país en la creación de nuevos conocimientos y no en la angustia que genera la violencia.

P. ¿El Informe Final de la Comisión de la Verdad se debe enseñar en los colegios?

R. Eso necesita una articulación con la autonomía de cada institución. Es importante enfatizarlo, porque el sistema de educación colombiano permite que exista una libertad de cátedra y autonomía en la selección de los textos en diferentes establecimientos educativos. Es fundamental que Colombia conozca la memoria de lo que hemos vivido, cómo llegamos aquí y cómo encontrar alternativas para vivir en paz. En muchos territorios, muchos niños y niñas viven en contextos de conflicto armado muy álgido; a través del conocimiento del informe de la Comisión de la Verdad podemos encontrar mecanismos para sanar.

P. Usted creció en Chocó y se posesionó en Quibdó. ¿Qué hace falta para que deje de ser una de las regiones más olvidadas del país?

R. Esa pregunta nos conecta con la visión de equidad territorial, de la inversión de los recursos. Para que se transforme la educación, y para que se transformen estructuralmente esos pueblos, el recurso disponible debe invertirse en lo que se decidió. Es decir, el que se ha destinado para las carreteras, que no termine en las manos de quienes contraten la construcción sino que se pueda ver en una obra de calidad. Eso es una apuesta moral. Si logramos que el recurso de la nación se invierta adecuadamente, vamos a transformar esos territorios. Confiamos en el manejo transparente de los recursos. Que cada autoridad local sea consciente de que tiene en sus manos el futuro de una generación.

P. ¿Cómo adquirió el hábito de la lectura?

R. A través de mi mamá, María Teresa Figueroa Rojas, que lee todo, absolutamente todo, y que logró inculcarme la posibilidad de crear bibliotecas, como lo hacemos ahora como Gobierno nacional, que existen muchas bibliotecas comunitarias e institucionales. Y ese hábito ha posibilitado que ahora yo también lea todo en el Ministerio de Educación Nacional para encontrar mecanismos alternativos a los problemas que tenemos.

P. Acaba de coincidir en la Feria Internacional del Libro de Bogotá con la escritora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, y ya había tenido una recordada conversación con ella en el Hay Festival de Cartagena. ¿Por qué ha sido tan importante reivindicar los crespos, los turbantes y las trenzas para las mujeres negras?

R. Porque el cabello crespo sale de nuestro cuerpo, y por mucho tiempo las instituciones nos han dicho que no se ve bien, que no es coherente con la imagen corporativa. O que de pronto hay que suavizarlo un poco para poder encajar. Este momento es muy importante porque es poder estar en plena dignidad, pero también en su diversidad. Yo tengo esta conversación con mucha frecuencia con muchas personas, y es muy interesante que sea un tema. Porque nos revela lo mucho que debemos hacer. Cuando una persona tiene que esconder lo que es para estar en un lugar, pierde la mitad de su potencial. Si una persona puede llegar completa en su dignidad a una institución, a formarse o a trabajar, le va a ofrecer lo mejor de sí a esa institución. Y el país necesita eso en este momento. Por eso ese legado de diversidad, equidad, inclusión y accesibilidad es tan fundamental.

P. Usted fundó el Centro de Estudios Afrodiaspóricos (CEAF), ¿Cuál es la importancia de la gira que la vicepresidente Francia Márquez va a hacer por África?

R. Es una oportunidad económica y política esencial para el país. El continente africano tiene unos mercados económicos muy importantes en todo el mundo. No en vano, las potencias tienen intercambios económicos fuertes con el continente africano. Colombia tiene la oportunidad ahora de potenciar esas relaciones, esos intercambios. La potencia cultural que tiene Colombia al abrirse al continente africano le va a dar la posibilidad a muchos artistas de consolidar sus carreras. También va a abrir la posibilidad de intercambios académicos de gran escala. Aquí se nos abre una posibilidad política, cultural, académica y social sin precedentes.

P. ¿Admira alguna política en particular en América Latina?

R. La política de acciones afirmativas de Brasil ha posibilitado que muchas personas de territorios con muchas desventajas económicas encuentren en el sistema de formación una oportunidad para avanzar. Creo que ahí tenemos un modelo importante.

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Sobre la firma

Santiago Torrado
Corresponsal de EL PAÍS en Colombia, donde cubre temas de política, posconflicto y la migración venezolana en la región. Periodista de la Universidad Javeriana y becario del Programa Balboa, ha trabajado con AP y AFP. Ha cubierto eventos y elecciones sobre el terreno en México, Brasil, Venezuela, Ecuador y Haití, así como el Mundial de Fútbol 2014.

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