‘Vuelo JK5022’, una tragedia española

Una espantosa concatenación de errores propició la tragedia del vuelo JK5022 de la desaparecida compañía Spanair que se estrelló en el aeropuerto de Barajas el 20 de agosto de 2008 causando 154 muertos y 18 heridos graves. Quince años después, la productora Secuoya ha realizado un estremecedor documental, Vuelo JK5022. La tragedia de Spanair, dirigido por Alberto Puerta, que ofrece Movistar Plus+.

Dividido en tres episodios, en los dos primeros reconstruye el accidente a partir de los audios grabados de los equipos de emergencia, responsables del aeropuerto, cabina del avión, etcétera. Se comprueba así que todo lo que pudo salir mal ese fatídico día, salió mal. El avión que se dirigía a Las Palmas de Gran Canaria, abortó el despegue por un fallo: la excesiva temperatura de una sonda que solo debe calentarse en vuelo. Los técnicos de mantenimiento lo atajaron por la vía directa: desactivaron la sonda. Cuando finalmente se despachó el avión, los pilotos olvidaron configurarlo adecuadamente para el despegue. El aparato se elevó durante seis segundos para precipitarse después a tierra, donde se incendió. Al error humano se unió el de la tecnología de a bordo. No funcionó el sistema TOWS (Take Off Warning System) que habría alertado a los pilotos del fallo de configuración. Y, por último, la falta de organización en la puesta en marcha de los equipos de emergencia retrasó considerablemente las tareas de rescate.

No es la primera vez que la catástrofe del JK5022 es objeto de una reconstrucción fílmica. Telecinco estrenó en 2010 la serie de ficción Vuelo IL8714, totalmente basada en el suceso, y muy explícita en la identificación de los culpables. Dejaba claro que además del error de los pilotos, y la mala resolución de la avería, fue clave el fallo del sistema TOWS del que Boeing (que había absorbido a McDonnell-Douglas, fabricante del avión siniestrado) no se responsabilizó. El documental va más lejos. En él toman la palabra expertos en seguridad aérea, abogados, técnicos y, sobre todo, los afectados que, organizados en una asociación, llevan 15 años reclamando justicia. Sus quejas se centran en el informe de la Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes de Aviación Civil (Ciaiac), que detalló los muchos fallos de los pilotos, y calificó de errónea la intervención de los técnicos de mantenimiento, aunque sin relación con el fallo del sistema TOWS, que, sorprendentemente, no consiguió explicar.

Los afectados creen que el informe debilitó la causa penal, propiciando que la Audiencia de Madrid la archivara, con graves consecuencias también en el capítulo de indemnizaciones, asunto que no se aborda en el documental. El último episodio de la serie se aleja del tema principal para convertirse en un duro alegato contra las prácticas de Boeing que, desde 1987, cuando se estrelló en Detroit un avión similar al de Spanair en idénticas circunstancias, era consciente de la fragilidad del sistema TOWS en estos aparatos. Se limitó entonces a enviar un télex a sus clientes, advirtiéndoles de la necesidad de chequear el funcionamiento de ese sistema antes de cada despegue. La advertencia no llegó a los manuales de Spanair.

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