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COLUMNA
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Magallanes o el más épico de los fracasos

La miniserie documental ‘Magallanes: la primera vuelta al mundo’ reivindica al explorador portugués por una misión mucho más atrevida que la de Colón. No oculta su brutalidad, pero abunda más el elogio

Ilustración de Ugo Bienvenu para la miniserie 'Magallanes: la primera vuelta al mundo'.
Ilustración de Ugo Bienvenu para la miniserie 'Magallanes: la primera vuelta al mundo'.MOVISTAR+
Ricardo de Querol

Hoy que algunos documentales parecen películas de acción, sorprende una producción tan austera como Magallanes: la primera vuelta al mundo, miniserie de cuatro capítulos (en Movistar+) sobre el navegante portugués, señalado como el responsable de la globalización. El líder que sobrevivió a una travesía espantosa, y a las conspiraciones contra él, pero cayó cerca de su destino por subestimar a su enemigo indígena.

La serie es austera porque aquí el relato se basa en las voces, y casi podría ser un podcast. Las del narrador (en la versión española, José Coronado) y las de historiadores y marinos fascinados por la aventura. Seguimos la historia a través del diario que escribió a bordo el cronista italiano Antonio Pigafetta, tan minucioso al describir las especies de pájaros que observaba como al contar el menú de cuero y ratas de los días de hambre. Como imágenes, unas viñetas de cómic (sin apenas animación) de Ugo Bienvenu, y escenas de la abrumadora belleza natural de los lugares que atravesó la expedición, de Río a la Tierra de Fuego, de los atolones del vasto Pacífico a Filipinas. Es comprensible que el relato se deje llevar por la épica: de eso hay de sobra al hablar de quienes se lanzaron a los océanos sin mapas ni una idea, siquiera aproximada, de qué se iban a encontrar. Eso sí, nos libramos del patrioterismo que suele impregnar a estas historias de hazañas, pues la producción es francoportuguesa.

Se insiste en el mensaje de que la misión de Fernando de Magallanes era más audaz y ambiciosa que la de Cristóbal Colón, que esta vez sí se cumplió la promesa del genovés de llegar a las Indias por el oeste. Te quedas pensando si el clavo de las Molucas merecía tantísimo sacrificio: fueron tres años de viaje, con meses enteros sin escalas; se perdieron unas 150 vidas. El documental va recordando uno a uno a los muertos hasta que se pierde la cuenta.

El foco está en Magallanes, a quien se califica de maldito: un traidor para los portugueses, sospechoso para los españoles. Se destaca su osado liderazgo, sin ocultar que eso implicaba la brutalidad de descuartizar a los amotinados si lo creía necesario; se habla menos de la violencia que empleó contra los nativos. En todo caso predomina el elogio al aventurero. La narración casi se da por acabada con su muerte en una batalla insensata, deliberadamente suicida según alguno de los expertos, contra fuerzas locales en las actuales Filipinas. Que Juan Sebastián Elcano completara la vuelta al mundo y llegara a Sevilla se despacha en el último capítulo.

Sobre la relación entre exploración y colonialismo apenas se habla, y eso que todo había empezado en Tordesillas con los reyes de España y Portugal repartiéndose el mundo entero, hasta lo más ignoto, en dos mitades. Después de tanto, resultó que las Molucas y su clavo caían del lado portugués, en contra lo prometido al rey Carlos I. Magallanes, que no pretendía dar la vuelta al mundo sino volver por donde llegó, murió creyendo (¿sabiendo?) que había fracasado.

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Sobre la firma

Ricardo de Querol
Es subdirector de EL PAÍS. Ha sido director de 'Cinco Días' y de 'Tribuna de Salamanca'. Licenciado en Ciencias de la Información, ejerce el periodismo desde 1988. Trabajó en 'Ya' y 'Diario 16'. En EL PAÍS ha sido redactor jefe de Sociedad, 'Babelia' y la mesa digital, además de columnista. Autor de ‘La gran fragmentación’ (Arpa).

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