_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El padre de la tenista, un cuento de terror

La conclusión que saco tras ver ‘El método Williams’ es que Serena y Venus se convirtieron en dos de las mejores tenistas de la historia no gracias a su padre, sino a pesar de él

Will Smith, en 'El método Williams'.
Eva Güimil

Como no hay relato de Stephen King que me aterre más que las historias sobre padres de tenistas, tenía cierta prevención ante El método Williams. Pero seis nominaciones al Oscar y su reciente estreno en HBO Max me hicieron picar. Mis temores no tardaron en justificarse. “Diseñé un plan de 78 páginas para toda su carrera antes de que naciesen”, escucho al dar al play, un diálogo risible si la historia no fuese real y, peor, la hayamos normalizado.

Resulta obsceno que hayan considerado que el Williams que merece una hagiografía sea el progenitor, un tipo que se cree Arthur Ashe redivivo sin saber sujetar una raqueta. Tanto como convertir en héroe a quien no es más que un explotador infantil, un cruce entre Aurora Rodríguez Carballeira y el Fagin de Oliver Twist, y no el abnegado progenitor que nos venden ayudados por “olvidos” del guion. Como que abandonó a su primera mujer y sus cinco hijos en común, quizás por su escaso potencial para convertirse en el cheque al portador que ansiaba al concebirlos. “Quiero que sean niñas normales”, dice cínicamente, mientras coloca sobre sus hombros infantiles la responsabilidad de vivir en una casa mejor.

También nos hurtan que su método incluyese obligar a sus hijas a entrenar entre cristales rotos o que lo de mudarse a Compton, uno de los barrios más peligrosos de Los Ángeles, fuese una ocurrencia suya para endurecer a las niñas y dotar su historia, la de él, de mayor épica. Tampoco cuentan que una de esas niñas falleció asesinada por uno de los pandilleros del barrio.

Del edificante relato que nos quieren hacer tragar solo extraigo una enseñanza: que Serena y Venus se convirtieron en dos de las mejores tenistas de la historia no gracias a su padre, sino a pesar de él.

Puedes seguir EL PAÍS TELEVISIÓN en Twitter o apuntarte aquí para recibir nuestra newsletter semanal.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Eva Güimil
Eva Güimil (Mieres, 1972) ha sido directora y guionista de diversos formatos de la televisión autonómica asturiana. Escribe sobre televisión en EL PAÍS y ha colaborado con las ediciones digitales de Icon y 'Vanity Fair'. Ha publicado la biografía de Mecano 'En tu fiesta me colé'.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_