TVE, en la diana de los partidos
Unidas Podemos y Vox acusan a la televisión pública de no respetar la neutralidad en la campaña electoral
Un rótulo desafortunado, un gráfico equivocado, una pregunta irreverente o una mirada trivial a una diputada regional pueden ser motivo suficiente para que TVE se convierta en el centro de todas las críticas. La televisión pública ha padecido intensas arremetidas en las últimas semanas, coincidiendo con la convocatoria electoral en la Comunidad de Madrid. Su trabajo se escruta desde los cuarteles generales de los partidos, y cualquier desliz, por insignificante o absurdo que parezca, desencadena una riada de protestas en las redes sociales. Unidas Podemos y Vox se dan la mano en la vieja estrategia de situar en la diana a los medios públicos.
Ambas formaciones se consideran discriminadas en los informativos y no dudan en señalar a los reporteros con mensajes incendiarios. Un intento de amedrentamiento ante el que los trabajadores de Torrespaña se consideran “indefensos”, colocados en el disparadero de las redes sociales, y víctimas de la bipolar vorágine a la que los políticos pretenden arrastrar a la televisión pública acusándola de manipular la información desde los dos polos ideológicos. Ante esta oleada, el presidente de RTVE, José Manuel Pérez Tornero, se ha comprometido en el Senado a proteger a los periodistas más vulnerables, los que trabajan en la calle y están expuestos a sufrir agresiones, persecuciones y acoso por parte de las “jaurías digitales”.
Los trabajadores de TVE constatan que también desde las filas populares, con Isabel Díaz Ayuso y Toni Cantó a la cabeza, se intenta desprestigiar a la cadena. Incluso la consejera Carmen Sastre, propuesta por el PP, se hace eco de los tuits que denigran la labor de la televisión pública, lo que demuestra que el hecho de que el nuevo consejo de administración haya sido elegido con una amplia mayoría parlamentaria no evita que RTVE siga siendo un campo de batalla partidista. La profesora titular de la Universidad de Sevilla María Lamuedra considera que cada uno de los miembros ha sido designado por una sensibilidad política “y defenderá a quien le ha puesto ahí”. Percibe que habrá una lucha de posiciones entre quienes respalden sin fisuras directrices políticas y quienes se sentirán servidores públicos. Para Lamuedra, el sistema de elección de los consejeros, saltando por encima del concurso público, ha sido “un reparto de cromos” que implica “consolidar un sistema de bandos” que favorece el enfrentamiento.
El hostigamiento a periodistas y medios y el reforzamiento del discurso del odio contra la prensa ha sido señalado esta semana por Reporteros Sin Fronteras, que observa cómo Vox estigmatiza a los periodistas “enemigos”, y además censura, insulta, señala al mensajero, se ufana del veto a los medios y alienta el odio. En plena precampaña, el diputado Manuel Mariscal se quejó en un tuit de que en una crónica sobre las cifras de la covid en Madrid no se incluyeran declaraciones del partido de Santiago Abascal : “0 segundos para Vox. TVE vuelve a silenciar la voz de millones de españoles. El 4 de mayo serán esos españoles los que les cerrarán la boca”. El tuit se extendió a toda velocidad. Obviaba que la cadena había solicitado declaraciones en el departamento de prensa de Vox y que la respuesta fue negativa.
En el otro extremo, Pablo Iglesias utilizó un vídeo propio colgado en las redes para calificar de “vergüenza” la cobertura preelectoral. Se apoyaba en una nota de la sección de CC OO titulada “Telediarios de TVE, periodismo contra Pablo Iglesias y Unidas Podemos” en la que acusaba a la cadena de faltar “al principio de neutralidad y de rigor” y de desplegar una línea editorial en favor de los intereses de la derecha y de la ultraderecha. Para abonar esta tesis, plasmaba el tiempo dedicado a los partidos el 5 de abril, un reparto liderado por el PP (31%) y seguido por Vox (24%), PSOE (19%), Más Madrid (12%), Ciudadanos (11%) y Podemos (3%). CC OO equiparaba el tratamiento dado a Iglesias con los peores momentos de la manipulación en la etapa del PP. Los redactores del área de Nacional solicitaron amparo al Consejo de Informativos, que lamentó la inoportunidad de que una fuerza sindical de gran implantación en RTVE lanzara este ataque a las puertas de una campaña electoral. “Es un hecho inaudito y de extraordinaria gravedad”, resolvió.
Más allá del reparto cuantitativo, un representante de CC OO cuestiona el diseño de la cobertura en campaña. “Si el bloque informativo tiene dos minutos y medio, a UP le tocan entre seis y ocho segundos. En ese tiempo no se puede dar información coherente. RTVE debe contribuir al enriquecimiento del debate político ofreciendo un mensaje lógico de todos los agentes políticos, pero es imposible articular un discurso en pocos segundos”.
Informar con el cronómetro en la mano es un corsé avalado por la ley. El tiempo atribuido a cada formación en los comicios madrileños son proporcionales a los escaños de la Asamblea. “Equivale a hacer información al peso”, expone María Rey, presidenta de la Comisión de Deontología de la Asociación de la Prensa de Madrid. “Es una aberración. Si se ignoran los criterios profesionales, se consigue que la información sea antiperiodística. Las crónicas electorales las podría hacer un robot”. Para solventar esta rigidez propone que la Junta Electoral Central “tenga la valentía” de afrontar el problema y sugiere que una entidad independiente (una facultad de Ciencias de Información, por ejemplo) podría abordar un estudio para comprobar que las noticias emitidas coinciden con el peso de los partidos, sin estar limitadas por normas que marcan tanto el tiempo en antena como el orden en la escaleta.
Las televisiones tienen que lidiar también con una práctica cada vez más extendida: imágenes remitidas por los partidos, un método que explota Unidas Podemos. Solo ofrece vídeos editados y autodeclaraciones de Iglesias grabadas. TVE recuerda que esa formación no convoca a los medios ni siquiera dice dónde acudirán los líderes. “Dan un producto empaquetado, en el que Pablo Iglesias habla de lo que a su partido le interesa, lo que no tiene por qué coincidir con nuestros criterios informativos del día”. Con la pandemia se ha recrudecido el método. Para María Rey, los partidos están poniendo por encima el derecho del político a salir en TVE que el del ciudadano a estar informado. “Si ya no hay mítines sino vídeos enlatados, ¿qué papel tenemos los periodistas?, ¿para qué interés general estamos trabajando?”, se pregunta.
Críticas desde el consejo de administración
La televisión pública está sometida también a ataques internos. La autodenominada Plataforma por una RTVE Libre, que salió a la luz poco después del nombramiento de Rosa María Mateo al frente de la corporación, en julio de 2018, no ceja en su empeño de exigir responsabilidades por la caída de la audiencia y atribuir la fuga de espectadores a la “purga de profesionales” por razones de revanchismo político. La nueva consejera de RTVE Carmen Sastre, elegida por el PP, se considera víctima de esa supuesta purga y replica las consignas de una plataforma fantasma que se emboza bajo el peregrino seudónimo de Salvador Verdad Libre.
Sastre actuó como cámara de eco al reproducir un tuit que ponía en la picota a un reportero de TVE por la mirada que le dirigió a la dirigente de Vox Rocío Monasterio, situada a pocos centímetros, durante un corrillo con periodistas. “Fue tan ridículo que hasta a la propia candidata le pareció una tontería”, explica el reportero.
Aquel gesto de Sastre no gustó al presidente de la corporación, que en su primera reunión con los consejeros hizo un llamamiento para evitar estas acometidas. “Reflexionó sobre nuestra responsabilidad institucional, que debe estar por encima de la acción en redes sociales”, recuerda uno de los vocales. Sastre se apresuró a explicar que había retirado el tuit de marras.
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