Viaje al fondo de la nube digital
El ecosistema ‘cloud’, la próxima ola tecnológica, impulsado por la situación macroeconómica, debe ser incorporado por las organizaciones en el centro del negocio y las infraestructuras básicas
Es la tecnología una especie extraña. Por sí sola se hubiera extinguido al igual que muchas otras que una vez hollaron la Tierra. La tecnología debe tener propósito. La digitalización, sentido. Si las asociamos a la empresa no pueden ser aves migratorias, que nunca terminan de asentarse. Han de aportar flexibilidad, rapidez, seguridad. Pero, sobre todo, están “obligadas” a mejorar el negocio en un planeta muy competitivo. La digitalización y la tecnología sirven si mejoran la empresa.
Cae la lluvia, y el orvallo hace tiempo que borró la línea del horizonte como si se hubiera usado una goma de nata. Estamos en una antigua carpintería (reconvertida en espacio de encuentros) del barrio de Salamanca de Madrid. Unos viejos vitrales en el tejado trasladan parte de la luz al interior. Es el lugar elegido por Minsait, el área de tecnologías de la información de Indra, para presentar su cuarto informe —el anterior versó sobre ciberseguridad— Ascendant 2022: modernizar y crecer en la nube. Sentados sobre sillas blancas, dentro de un auditorio lleno, expertos en este mundo ingrávido, al igual que pompas de jabón, empresas (Enel, García Carrión, Cepsa, MásMóvil, Banco Sabadell), administraciones públicas (Ayuntamiento de Madrid, Generalitat de Cataluña) e hiperescaladores (Google, Microsoft, Amazon), junto a miembros de Minsait, propagan su voz. Justo al lado, la narrativa de Retina. El tema resulta esencial y complejo. Tal vez la forma de empezar sea por el final. La última frase que se escucha en la presentación es una buena síntesis. “Solo el 10% de las organizaciones aprovecha la nube, aunque el 80% reconoce su necesidad”.
Esas nubes que pasan han dejado un informe de 118 páginas que tiene el valor de una carta marítima de un nuevo continente. Han participado 100 grandes organizaciones, 10 sectores y las preguntas viajaron por Francia, España, Portugal e Italia. Las compañías consultadas supondrían casi el 13% del PIB español. “Vivimos una dinámica de digitalización, y las organizaciones deben digitalizarse para ser más eficientes y dar mejores servicios y productos a sus clientes, por eso entendemos el movimiento del cloud como parte de esa estrategia digital”, reflexiona por videoconferencia Marc Murtra, presidente de Indra. Y sitúa la realidad con una frase: “La competencia es feroz. Y estos procesos se han acelerado con la pandemia en toda la cadena de valor”. Esta respuesta inasible no es tecnología por tecnología, sino que mejora el balance. Una lectura. Quizá suena a Dickens: “Era el mejor de los tiempos. (…) Era la edad de la sabiduría”. “Conocemos a nuestros clientes, el marco legal en el que nos movemos; cuáles son las dinámicas con las que operan los usuarios y también entendemos las organizaciones para las que trabajamos”, desgrana Marc Murtra. A una solución técnica, asegura, le pueden dar una respuesta en diversas dimensiones.
El presidente avanza la llegada de la próxima gran ola de la digitalización, que supone emprender un viaje que lleva a la nube. El informe —se irá desgranando— es un espejo para tomar las decisiones correctas. En una época donde la incertidumbre parece la principal fuerza gravitatoria. “Es un momento especial”, avanza Luis Abril, consejero director general de Minsait. “Un tiempo en el que se yuxtapone la aceleración tecnológica y una mayor inestabilidad macroeconómica”. Las compañías tienen que adaptar sus modelos de negocio y a la vez modernizar las aplicaciones tecnológicas. El trayecto ha comenzado. Leemos algunas páginas. “Ya es un pilar relevante de su plan estratégico para el 40% de las firmas y el 74% de los casos cuenta con el plácet de la alta dirección”. La lluvia va dejando un “re”, un “mi” y, quizá, un “fa sostenido”, a medida que traquetea sobre los ventanales. “Las empresas que migran a la cloud tienen ventajas competitivas para adaptarse a un planeta cada vez más complejo”, explica Luis Abril. El cambio resulta difícil. Es un desafío llevar a la nube y modernizar los sistemas tecnológicos que soportan el conjunto de las operaciones de una organización. Dos cualidades marcan los ecos de la diferencia: agilidad y flexibilidad.
El informe sigue pasando páginas. Avanza el relato. Borja Ochoa, director general de Indra, responsable de mercados y verticales de Minsait y consejero delegado de Minsait Payments, busca los hallazgos. “Los negocios tienen más sensibilidad por la cloud”. Pero también es cierto que cada vez “entran nuevos jugadores que son nativos digitales”. O sea, mayor competencia. Mientras, el trabajo, escribe: “En los próximos dos años las organizaciones entrevistadas estiman que tendrán más del 70% de sus sistemas en arquitecturas modernas o productos SaaS [software como servicio] de mercado, frente al 50% actual”. La estrategia la plantea Borja Ochoa. Habla de “diversificar proveedores” y de la “eficiencia en la gestión de las cargas de trabajo”.
Casos de éxito
Atentos, en la primera fila, se escuchan eso que en las escuelas de negocio llaman casos de éxito. Empresarios, administraciones públicas e hiperescaladores. Todos aportan su narrativa. Enel (propietaria de Endesa) está presente en 30 países y despliega más de dos millones de kilómetros de cable. La experiencia y la palabra proceden de Manuel Marín Guzmán, director general de Digital Solutions Iberia de Endesa. Finaliza con una ironía que alza la vista: “Hay que prestar atención a los números, si no los costes de la nube se van a las nubes”. Palabras de un creyente. Manuel Marín es un verdadero convencido de la cloud. Tienen ya migradas el 95% de las aplicaciones. Hasta ahora han hecho el viaje con Amazon. “Pero es bueno no poner todos los huevos en la misma cesta”, avanza. Esas palabras las entiende, a su lado, David Sanz, Head of Enterprise Sales de Amazon Web Services (AWS). Narra cómo han llegado a ser una nube gigante. Narra su orientación al cliente, su capacidad de innovación y de “establecer negocios que duren más en el tiempo de quienes estamos sentados en esta sala”. Y cita —usando ese baúl secreto que es la memoria— datos de la consultora Public First. La transformación digital añadiría 228.000 millones de euros a la riqueza española; y un 55% se debería al cloud.
Contaba Aristóteles a sus alumnos que una bellota era una potencia de encina. Algo similar le sucede a este viaje a la nube. El trabajo de Minsait es conocimiento futuro. “La demanda de los servicios relacionados con la cloud y la digitalización de los negocios crecerán por encima del 20% al año en los próximos ejercicios”, redactan sus expertos. Y llega el tictac a la Administración. Sin duda, ha padecido durante años esa imagen de tecnología anquilosada. Caen los clichés. La digitalización es un proyecto esencial en la capital de España. De hecho, el Consistorio ha migrado a la nube toda su plataforma SAP. Además, la ciudad ha presentado su estrategia de transformación digital (2023-2027), dotada con 1.000 millones de euros. Y, por ejemplo, en la Agencia Tributaria los “resultados son espectaculares”, califica Fernando de Pablo, director general de la Oficina Digital del Ayuntamiento de Madrid. “Se han depurado unos 12 millones de registros con errores, y se han dejado cinco, lo que nos permite recaudar más al tener mejores datos”. Sin la nube —en este caso con el hiperescalador Microsoft— habría sido muy difícil. El gigante tecnológico, subraya Fernando Valiño, regional government director, está presente en esta urbe digital con la simplificación de las aplicaciones y el gemelo digital, que permite “duplicar” de manera virtual la ciudad y mejorar su sostenibilidad o las líneas de transporte.
Conexión física y virtual
Y si una empresa entiende de movimiento es el grupo García Carrión, una de las bodegas más grandes de Europa. Cerca de 500 camiones entran todos los días en sus plantas y esto propone una ecuación logística. “La clave son los socios, y con Google y Minsait solucionamos este reto”, concede Fernando Cuenca, chief digital officer (CDO) de las bodegas. Han conectado el mundo físico y virtual con la ayuda de sensores. Pesan, manejan los tiempos de carga, controlan la energía consumida, reducen el gasto de agua. Una alquimia que se transforma en datos. Y esos son los terrenos de Google. “Lo que mejor hacemos es gestionarlos y optimizar los procesos de negocio”, apunta Eva García, enterprise sales director CPG (consumer packaged goods) del buscador.
Ahora, en un eterno retorno, la Administración recupera el protagonismo. El Centre de Telecomunicacions i Tecnologies de la Informació (CTTI) integra los servicios informáticos y de telecomunicaciones de la Generalitat de Cataluña. Es el sistema neurotransmisor de la comunidad autónoma. “Somos diferentes al sector empresarial porque nuestra misión es ayudar al ciudadano”, observa su director gerente, Xavier Mila Vidal. Y plantea una analogía bien traída en una tarde de lluvia. “El sector privado tiene esa idea de ser sólidos y nosotros líquidos”. Pero mientras el agua prosigue con su interpretación —“re”, “mi”, “fa”— sobre los vitrales, queda tiempo para reivindicar que “las tecnologías de la información deben verse como una inversión y no como un gasto”. Por eso, la dificultad de abrir sus proyectos a concursos. “A veces hacemos ingeniería en la contratación pública”, sostiene el representante catalán. La cálida lluvia amiga se precipita sobre los aleros de los cristales. Las nubes descargan una llovizna de digitalización y optimismo. Todos lo saben: el camino se hace al andar. Habrá que salir y mojarse.
Frases y números para cuadrar un planeta más complejo
En una presentación en la que participan casi 20 ponentes, flotan frases que se pierden al igual que el rocío de la mañana. Debemos recuperarlas. Porque trenzan el discurso. “Entendemos la cloud como una herramienta importantísima de aplicación de flexibilidad para las organizaciones pensando en un proceso (que resulta necesario) de digitalización”, observa Marc Murtra, presidente de Indra. La rotación macroeconómica y geopolítica en esta casa de arena y niebla está empujando con fuerza hacia ese ecosistema. “Las firmas que efectúen la migración a la nube tienen ventajas competitivas a la hora de adaptarse a un mundo cada vez más intrincado”, analiza Luis Abril, consejero director general de Minsait. La complejidad del planeta está ahí. Nadie puede extraer poemas, estos días, de las noticias. Avanzamos al igual que soldados hacia tierra de nadie. ¿Quién sabe dibujar las nuevas fronteras? Queda acortar el presente. “Hoy las compañías rápidas se comen a las lentas”, avisa Manuel Marín Guzmán, director general de Digital Solutions Iberia de Endesa (Enel).
Faltan los números. Medir. El agrimensor de Kafka. El informe de Minsait abunda en algunos datos que muestran las líneas del tren. La cartografía y el territorio. El 41% de las empresas asegura que posee un ecosistema de datos modernizado; solo telecomunicaciones y energía tienen sistemas core (centrales) avanzados; únicamente el 28% mantiene una colaboración directa entre las áreas de negocio claves y la división de sistemas; apenas el 33% ha diseñado planes de gestión del cambio y un 81% de las organizaciones entiende que un factor esencial para incorporar un proceso tan complejo (cloud y digitalización) es la flexibilidad estratégica y operativa. Nadie olvida el mundo inesperado que habitamos. Queda una luz verde al final del embarcadero. Si tuviera que escoger una frase, propone Javier Muñoz, global head of Cloud de Minsait, sería: “Por fin podemos celebrar que hemos llegado al inicio de un apasionante viaje”. Mientras, su compañera, Montserrat Herráez, global head de Alliance Public Cloud, sostiene que el “foco reside en la modernización en tiempo real”. Aunque aparece otra línea: “En Minsait somos la huella que dejamos y la huella que queremos dejar”. Porque el tiempo también pasa para la tecnología y los abedules de la ribera tendrán este año un anillo más.
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