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“Estoy sorprendidísima de que hayan dado a Madrid el Patrimonio de la Humanidad”

Sonia Taravilla descubre el patrimonio de la capital desde una célebre cuenta en redes que toma el nombre de un oficio olvidado: el sereno

Jordi Pérez Colomé
Sonia Taravilla, autora de la cuenta en Instagram y Twitter de "Un sereno de Madrid", ante los azulejos de la Bodega del Águila, en La Latina.
Sonia Taravilla, autora de la cuenta en Instagram y Twitter de "Un sereno de Madrid", ante los azulejos de la Bodega del Águila, en La Latina.Santi Burgos

La conservación del patrimonio histórico de Madrid es un debate constante en la capital. Desde la cuenta El Sereno de Madrid, con cerca de 60.000 seguidores entre Twitter e Instagram, Sonia Taravilla (Madrid, 1982) procura destacar el pasado de la capital: “En general la Comunidad de Madrid no destaca por la protección del patrimonio y los ciudadanos no son tan conscientes, pero a mí me importa porque es mi ciudad”. El sereno era un oficio masculino, pero a Taravilla le da igual: “Quería un oficio olvidado que me sirviera para hacer de cronista de la villa”, dice, y descartó por ejemplo violetera y barquillero.

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Su última sorpresa reciente ha sido la declaración Patrimonio de la Humanidad de la zona del Museo del Prado: “Estoy sorprendidísima que nos lo hayan dado, pero mejor, así deberemos cumplir las enmiendas, veremos qué pasa con el tráfico o los restos arqueológicos tapados del Retiro”, dice. “Aquí hacemos más reconstrucciones”, dice sobre el nuevo templete de la Gran Vía, “y será un gran reclamo, seguro, pero a mí me interesan más los restos arqueológicos que han aparecido en las obras que el propio templete”, añade.

Los autores de cuentas en redes sociales dedicadas a Madrid tienden a conocerse entre todos. Entre ellos, como en todas partes, hay favoritos y rencillas. Hay cuentas más laxas con la historia o las atribuciones, aunque sean más célebres: “Hay cosas que no son rigurosas”, dice Taravilla. “Me interesa mucho que se respete las fuentes históricas y se cite a los investigadores”, añade. Pero su conocimiento y atención al detalle tienen a menudo consecuencias: “Muchas veces pongo cosas que acaban en el pleno municipal. Hay concejales que me siguen y me hablan”, dice. “Mi perspectiva es más combativa: Madrid es muy bonita pero tiene sus sombras”, añade. Más si cabe porque aquí tiene sus raíces: “Mis abuelos vinieron aquí desde el pueblo en Huelva, mi abuelo era ferroviario. Me cuentan muchas historias y la he visto evolucionar”, explica.

Taravilla no se ha hecho rica con su sereno. Como mucho, recuerda, el Ayuntamiento le encargó preparar unas rutas. Le invitan a sitios también, pero no publica posts pagados. Desde hace cinco años oposita al cuerpo de conservadores de museos estatales, que casi todos están en Madrid. Son los funcionarios encargados de las colecciones. Antes, Taravilla había trabajado en el sector turístico, con lo que conoce bien la ciudad, incluso creó una ruta por su barrio, Moratalaz.

Taravilla empezó con un blog y las cuentas en redes en 2012, en una época en que era aún fácil hacerse un hueco. Ahora está algo menos activa y no es solo por las oposiciones: “En Twitter hago poco, la gente se pelea mucho por política y no me gusta. Son como niños, debo advertirles que les borraré los comentarios. Para mí esto es para divertirme, no por un trabajo”, dice.

Aunque su cuenta no se regocije en el cielo de Madrid, tan manido, algunos de sus tuits más virales también lo usan. El cielo de la ciudad es una de los rasgos de celebración madrileña más fácilmente compartidos:

Aunque sus tuits propiamente más virales desde sus inicios sean sobre esa enclenque mezcla entre la conservación del patrimonio de la ciudad y las emociones, como este acerca de un kiosco que vende cómics:

O este otro tuit sobre las calamidades que le ocurren al patrimonio más callejero:

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Sobre la firma

Jordi Pérez Colomé
Es reportero de Tecnología, preocupado por las consecuencias sociales que provoca internet. Escribe cada semana una newsletter sobre los jaleos que provocan estos cambios. Fue premio José Manuel Porquet 2012 e iRedes Letras Enredadas 2014. Ha dado y da clases en cinco universidades españolas. Entre otros estudios, es filólogo italiano.

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