¿Puede la realidad virtual lograr que vayamos más al gimnasio?
Unas instalaciones que combinan el videojuego y el ejercicio intentan evitar el habitual desistimiento de los usuarios de espacios deportivos
Situado en la arteria central de San Francisco, en plena calle Market, frente a las sedes de Uber y Twitter, se encuentra el primer gimnasio donde casi lo único que no es virtual es el sudor. Se llama BlackBox VR y acaba de estrenar unas instalaciones que desafían el concepto tradicional de lo que debería ser un gimnasio. Aquí hay 14 cabinas con un equipo completo de realidad virtual, cuyo casco cuelga de un cable enganchado del techo y una polea, para facilitar el movimiento del usuario.
Dentro de estas cabinas, que tienen puertas correderas para asegurar la privacidad y la inmersión total, reina una semi oscuridad. Los usuarios, pegan patadas y puñetazos al aire en una especie de baile mudo o usan los aparatos de gimnasia que están disimulados dentro de la cabina y que son un diseño único de este centro.
“Diseñamos especialmente estos aparatos junto con el videojuego para que se ajusten exactamente”, explica Preston Lewis, cofundador de este gimnasio y fanático del fitness. “Pensamos que para maximizar el espacio y evitar golpes, lo mejor sería incorporar estos aparatos solo cuando hicieran falta como parte del juego, por lo que solo se despliegan cuando hacen falta”. Se trata de una máquina completa, que incluye el casco y que han bautizado como Resistencia Dinámica y es la mínima expresión de un gimnasio en casa: solo unas pesas y una barra de pectorales.
El videojuego se trata de una competición para encontrar un diamante mientras se lucha contra demonios y también es creación exclusiva de BlackBox VR. Utilizan el caso de realidad virtual Vive para PC. Por ahora, tan solo tienen este videojuego en concreto, pero esperan ir ampliando su gama a medida que aumentan su base de clientes.
“Nuestro objetivo principal es que la rutina del gimnasio no sea algo tedioso, una carga, sino que se vea como algo divertido y sobre todo, que la gente no lo deje,” dice Preston, asegurando que más del 50% de los usuarios deja el gimnasio seis meses después de apuntarse. “Pero con un videojuego, hemos comprobado que los usuarios sienten menos el dolor porque están centrados en jugar y hay menos usuarios que se dan de baja.”
De hecho, BlackBox VR quiere aprovechar el lado positivo de la adicción a los videojuegos, algo que ya se estudia como una aflicción comparable a la ludopatía. “Pensamos cómo podíamos aplicar este comportamiento, lo que lo hace adictivo, pero en lugar de jugar tirado en el sofá, para hacer deporte,” dice este emprendedor del fitness virtual.
El resultado por ahora, parece satisfactorio. La mayoría de las cabinas están llenas y hay incluso lista de espera para probar la experiencia. Luis Ibarra, acaba de probar el videojuego por primera vez y asegura que repetirá.
“¡Me ha encantado!” exclama Luis Ibarra, aún congestionado por el ejercicio. “Ni siquiera me he dado cuenta de que ha sido media hora. Es como jugar un videojuego, mejor aún porque puedes moverte y ves cómo se mueve todo contigo e interactuar.”
Pero esta experiencia única, no es apta para todos los bolsillos. El acceso ilimitado al fitness virtual de BlackBox VR sale por 199 dólares mensuales, unos 177 euros. “Para San Francisco, estamos en la media normal de suscripciones a gimnasios,” se defiende Preston, asegurando que los clientes también tienen acceso a un entrenador personal. Pero eso si, no será de carne y hueso.
La inteligencia artificial usada en el videojuego aprende los movimientos y los ejercicios de cada usuario, ajustándolos en cada sesión para maximizar la sesión. “Podrá decirte con muchísima exactitud cuánto has avanzado desde la sesión anterior, si has ganado por ejemplo, un cinco por ciento de fuerza o si a lo mejor estás flojeando más en alguno de los ejercicios,” señala el cofundador del gimnasio virtual.
Para Preston y sus socios, ofrecer una rutina de ejercicios a través de la realidad virtual, es solo el principio. Si consiguen no solo expandir su modelo sino acceder a millones de usuarios en todo el mundo a través de una aplicación para cascos virtuales desde casa, podrían crear la base de datos más grande del mundo sobre deporte y movimiento del cuerpo humano.
“En un futuro, si desarrollamos nuestra idea y podemos empezar a crear una base sólida con este gimnasio, podemos desarrollar ejercicios para practicar en casa o una máquina de uso casero” dice Preston, “pero por ahora la idea es desarrollar el sistema de Resistencia Dinámica para tener un lugar en gimnasios comunes que quieran incorporar una cabina de realidad virtual.”
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.