Mi puesto ahora lo ocupa una máquina
Afectados por la automatización de sus trabajos relatan cómo las nuevas tecnologías han destruido o transformado sus empleos
"No supimos verlo. No nos lo creímos". Al echar la vista atrás, Isabel García Cardoso, expropietaria de una agencia de viajes, de 48 años y reconvertida en guía turístico, repasa cómo la digitalización, la automatización de servicios y la robótica acabaron hace cinco años con su próspera empresa a una velocidad de vértigo. Pertenece a uno de los muchos sectores en los que la inteligencia artificial ha destruido o transformado los puestos de trabajo, como la industria, la banca, el comercio, el campo y tantos otros. Las nuevas tecnologías crean empleo. Hay 350.000 puestos vacantes en este ámbito en Europa, según la Comisión. Pero también fulminan o modifican sustancialmente los existentes. Entre el 25% y el 30% de los puestos de trabajo actuales desaparecerán en una década según datos de empresas analistas especializadas, como Bain & Company, y de la Unión Europea. Detrás de cada uno de ellos hay una vida.
"Al igual que hicieron la máquina de vapor y la electricidad en el pasado, la inteligencia artificial está transformando el mundo. Plantea nuevos retos que Europa debe afrontar unida a fin de que pueda tener éxito y beneficiar a todos", advierte el vicepresidente responsable del Mercado Único Digital, Andrus Ansip, quien insta a los Estados miembros a modernizar sus sistemas de educación y formación y facilitar las transiciones en el mercado laboral apoyándose en el pilar europeo de derechos sociales.
Viaje sin retorno
Diplomada en Turismo y tras trabajar para la extinta Viajes Marsans, Isabel García creó su propia agencia en 2003. Llegó a emplear a tres personas y recurrió a microcréditos del ICO para fortalecer la entidad. Pero Internet irrumpió sin contemplaciones en su sector. Los buscadores especializados, los portales que comparan y seleccionan ofertas, las páginas de reservas de alojamientos y toda la artillería informática relacionada con el turismo fueron reduciendo la clientela. “Influyó el 100%. La crisis hizo que la gente buscara ofertas más baratas, pero no dejó de viajar. Los descuentos que ofrecían los portales hacían imposible mantener los empleos, pagar los costes, mantener el local...”, recuerda. Consiguió resistir organizando viajes en grupos y con servicios a algunas empresas, pero en 2013 tuvo que echar el cierre. “No reaccionamos a tiempo. No éramos conscientes”, reflexiona.
Pasó a una compañía de seguros hasta que hace dos años se reencontró con un servicio de su profesión que aún no está mecanizado, aunque sí adolece de regulación y es un campo abonado para espontáneos sin preparación: guía turístico. Se sacó la licencia y ahora lleva a grupos o particulares por Sevilla mostrándole la gran riqueza patrimonial, gastronómica y cultural de la ciudad.
Se encuentra mejor, según reconoce. Es dueña de la mayor parte de su tiempo, le apasiona su oficio y no se plantea volver a emprender la aventura de la agencia. Quiere aprovechar la temporada baja (el verano en Sevilla) para crear su propia página web y aprovechar así las ventajas del mundo que acabó con su forma de vida.
El banquero es un móvil
“Ya no hay que preguntarse cuántos de nuestros clientes no están digitalizados sino cuáles de nuestros servicios no lo están y por qué”. Así inauguró la pasada edición de Revolution Banking (unas jornadas sobre la banca del futuro) la directora de Innovación de Andbank, Gabriella V. Orille.
El presidente de la Asociación Española de Banca, José María Roldán, al presentar en abril los resultados de 2017 (12.060 millones de euros de beneficio neto), calculó que la red de oficinas del sector financiero español se ha reducido en torno al 40 % y la plantilla, en un 38% en la última década. Roldán señaló la digitalización del sector, a la que se están sumando gigantes tecnológicos como Amazon o Google, como una alternativa para prestar servicios básicos allí donde ya no hay sucursales y ante la desaparición de bancos.
Por el contrario, para el presidente del sindicato del sector financiero FINE, Luis José Rodríguez Alfayate, la situación es “indecente y catastrófica”. Este dirigente cree que la digitalización es una “excusa para cerrar 17.614 oficinas, dejar 1.890 municipios sin banco y eliminar 86.000 puestos de trabajo”.“Ese empleo no se va a recuperar nunca”, advierte.
“Somos los principales perjudicados”, añade José Antonio Fresno, de España Duero. Cree que se ha producido una desafección de los clientes al reducirse la atención que se prestaba y lo argumenta en una encuesta propia de FINE en la que “el 98% de los más de 1.000 trabajadores de banca preguntados cree que su imagen se ha deteriorado desmesuradamente en los últimos años". "El 84% afirma que padece sobrecarga de trabajo que le ha provocado trastornos del sueño, ansiedad o estrés”.
Pedro González, de Abanca, con 35 años en el sector, recuerda cómo los empleados de las oficinas iban a la primera comunión de los hijos de sus clientes. “Éramos como un familiar cercano”, asegura ante un panorama donde las propias entidades instan a los clientes a utilizar los cajeros o la web para operaciones que hasta hace poco se hacían personalmente.
Fábricas de máquinas
“La industria 4.0 [la fabricación altamente automatizada] destruye muchos puestos de trabajo, pero también los crea. El caballo de batalla es la formación y el reciclaje de los trabajadores, pero a muchas empresas, a partir de determinada edad de los empleados, no les interesa”, resume Esteban Chamorro, secretario de CC OO en la planta de Renault en Sevilla, donde trabaja desde hace 20 años y donde también lo hizo su padre.
Su puesto de trabajo se ha transformado totalmente. La máquina de botones con la que trabajaba en la línea de mecanizados se ha convertido en una pantalla desde la que controla todo el proceso de producción. Se ha tenido que adaptar. “Sin formación no hay futuro”, sentencia.
Esta transformación ha permitido a la planta crear empleo y ser la más competitiva de Europa en cajas de cambio. También se ha mejorado en seguridad y se han suprimido trabajos considerados ingratos. “No se puede luchar contra los avances. Hay que buscar un proceso ordenado y apostar por nuevos productos”, afirma.
Chamorro entiende que la mecanización va a dejar en la cuneta a mucha gente y aboga por buscar soluciones. “O hay voluntad para encontrarles una salida o la sociedad tendrá que cargar con ellos. Es un error la mecanización que no lo tenga en cuenta. Hay que plantear ya que las máquinas coticen”, advierte.
Este empleado asegura que en Renault siempre ha planteado la situación en los convenios y la transición no se ha hecho de golpe. De hecho, la planta de Sevilla ha crecido en puestos de trabajo, en eficacia y en eficiencia. “Flexibilidad sí, pero acordada. Hay que sentarse a hablar”, concluye Chamorro.
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