Un oficio que ya no es de por vida
Las plantillas de las entidades bancarias se han reducido en 60.000 personas durante la última crisis y son inferiores a las de 1985
"La profesión bancaria fue muy reputada, respetada y envidiada”. Pero eran otros tiempos. Lo dice quien fuera consejero delegado de BBVA entre 1994 y 2001. Pedro Luis Uriarte sabe que con la crisis “ha cambiado muchísimo la valoración de la banca. De hecho, hoy es la penúltima profesión en el ranking de reputación, tras la política”. Las retribuciones desmesuradas obtenidas por los responsables de las entidades en una situación social difícil como la actual, en la que se muestran desahucios de familias sin recursos por televisión, y las actuaciones de personas sin escrúpulos en las cajas de ahorros, percibidas como entidades cuasi benéficas, no pueden llevar a otro resultado: Es un oficio mal visto, afirma.
Pese a ello, los trabajadores del sector financiero continúan siendo una elite en lo que a condiciones laborales y salariales se refiere aún en la España actual. Así lo reconocen los sindicatos que han hecho posibles los mermados convenios colectivos del gremio desde hace tres décadas. “El salario medio de la banca es más elevado que en otros sectores. Aunque en los últimos años se ha reducido el coste salarial medio en las entidades como consecuencia de la salida de los más veteranos”, asegura José María Martínez, secretario general de la Federación Servicios de CC OO.
Reputación
Como la reputación, la última crisis se ha llevado por delante más de 60.000 empleos de bancos, cajas de ahorros y cooperativas de crédito. Es más, según Martínez, “el sector registra hoy el índice más bajo de plantilla desde el franquismo”. En 2013 sumaba 215.325 efectivos. Una cantidad que, con los últimos datos de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), correspondientes a 2014, quedaría reducida en casi 5.000 trabajadores en estas entidades, las que han sufrido de lleno los despidos, con unas 52.000 bajas. La Asociación Española de Banca (AEB) no dispone de cifras actualizadas al cierre del pasado ejercicio.
Frente a frente
Cuando David Díaz, de Baker & Mckenzie, compara el convenio bancario de 1985 con el 2014 ve cambios considerables. Hace 30 años había categorías como botones o vigilantes de seguridad que con el devenir del tiempo han desaparecido o se ha externalizado (uno de los males del sector, según Sebastián Moreno, de UGT), en una suerte de polivalencia funcional extendida. Tampoco la estructura salarial es la misma: “Aunque se arrastren los famosos trienios, hoy se incluye el salario en especie y la paga en función de resultados”, explica Díaz. “Si antes el sueldo de convenio era el 80% ahora es el 60%, lo que ha condicionado a los trabajadores para cumplir su horario, de hecho, la consecución de objetivos a la que se vincula esta bonificación variable ha provocado que se prolonguen las jornadas”, dice Moreno. UGT ha calculado que esta ampliación equivale al trabajo que realizarían 15.000 empleados estructurales y que cada empleado haga hoy más de 100 horas por encima de su horario.
En 2008, el momento cumbre del empleo en el sector de toda su historia, rozaba los 271.000 trabajadores. Y hace 30 años, cuando la banca abandonaba otra crisis, eso sí, de menor calado que la actual, pero con reestructuración del negocio asociada, las entidades financieras sumaban 243.500 empleados, una cifra muy superior a la de hoy (ver cuadro adjunto), pese a que todavía estaba por llegar la gran expansión territorial protagonizada por las entidades.
El recorte de las plantillas bancarias se ha producido en dos oleadas y los cambios observados entre ellas dejan patente el calado de la recesión y la pérdida de derechos laborales que ha aparejado, incluso en un negocio más “protegido” por la negociación colectiva como es este, que también ha hecho uso de las sucesivas reformas laborales. “Los convenios de banca y de ahorro siguen existiendo, pero la reforma laboral los ha debilitado”, sostiene Sebastián Moreno, responsable del sector financiero de UGT, en referencia a la última normativa del PP.
Así, entre 2009 y 2011, en la fase de las fusiones frías instigadas por el Gobierno, los expedientes de regulación de empleo (ERE) o despidos colectivos se llevaron a cabo “sin la utilización de medidas traumáticas”, según manifestaban sus artífices, o “en condiciones razonables”, según los sindicatos. Es decir, se acometieron en forma de prejubilaciones y bajas incentivadas. Los mayores de 55 años percibían de media en torno al 80% de su salario bruto (había quien se retiraba con el 100%) y las indemnizaciones de los denominados despidos voluntarios se saldaban con unos 60 días por año trabajado.
En la segunda ola de despidos, a partir de 2012, ya con el rescate europeo al sector en curso y la actual reforma laboral planeando, las cláusulas de las bajas se modificaron sobremanera, “son mucho más precarias y ya no solo afectan a los que se van. Los que permanecen en plantilla tienen que rebajar sus condiciones”, dice el representante de CC OO. Hasta el punto de que los últimos ERE se han resuelto con indemnizaciones de 38 días por año trabajado (Barclays), 35 (Banco Gallego) y 30 días (Mare Nostrum y NCG Banco), explica David Díaz, director del área laboral de Baker & McKenzie. Y las prejubilaciones han bajado unos 15 puntos de media desde entonces, continúa. Hay entidades, como Bankia, que ofrecen actualmente el 50% del salario a los mayores de 55 años, indica el representante de UGT.
Menos salario
Sin duda, Bankia ha marcado un hito en lo que a despidos se refiere: sus sucesivas extinciones han dejado en la calle a unos 12.000 empleados. Y la última conllevó la desaparición de la paga variable y el abono de los trienios a la plantilla.
En los últimos cuatro años, el sector bancario ha perdido también a nivel salarial, señala Sebastián Moreno, un 3,35% en el caso de las cajas de ahorro y un 1,58% en el de los bancos, sostiene.
Tanto bancos como cajas negocian ahora sus respectivos convenios para los próximos dos años. “Toca recuperar el camino perdido. Hablar de incremento de plantillas, empleo joven, acuerdos intergeneracionales que permitan salidas favorables para los trabajadores de mayor edad... pero la negociación está siendo muy difícil”, indica el secretario general de servicios de CC OO. Y otra vez Bankia, señala UGT, viene a caldearla con el anuncio de que planea que sus gestores comerciales realicen jornadas laborales hasta las siete de la tarde. Se abre nuevamente la brecha de los horarios, uno de los bienes más preciados del sector.
Y es que las carreras bancarias ya no son las que eran en 1985, cuando “duraban toda la vida”, recuerda Pedro Luis Uriarte. Valga como ejemplo Alfonso Escámez, presidente del extinto Banco Central, a quien gustaba rememorar sus inicios como botones en la entidad. “En los último 30 años se ha pasado del paradigma administrativo y contable al paradigma comercial”, resume José María Martínez, de manera que el 80% de los empleados del sector son técnicos con bastante autonomía sobre su trabajo y sometidos al escrutinio de los resultados. “Cada crisis bancaria ha introducido un cambio tecnológico y de negocio, así como nuevos sistemas de eficiencia”, explica. Y ahora toca adaptarse a la última reestructuración.
El modelo de banca tiene que ser menos homogéneo, por la recesión y porque la tecnología ha hecho que más de 20% de los clientes no pisen las sucursales (reducidas de 45.500 a 33.000 con la crisis). “Necesitamos otro tipo de profesionales. Lo viejo se sabe obsoleto y lo nuevo está por inventar”, concluye Martínez, que no da por zanjada la reestructuración del sector, pero sí observa la necesidad de incrementar las plantillas.
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