_
_
_
_

Entre bambalinas de los esports II: ‘Castear’, producir y competir

Madrid Gaming Experience fue coliseo de dos competiciones simultáneas que enfrentaron a atletas del LOL y CS:GO. Los profesionales que lo hacían posible nos desvelan sus secretos

Dos jugadores del equipo Kinguin alzan el trofeo del primer torneo ESL Clash of Nations by Movistar.
Dos jugadores del equipo Kinguin alzan el trofeo del primer torneo ESL Clash of Nations by Movistar.K. Bashkirov (ESL)

Barrido de luces y fogonazos de estrobo. Gritos desde las butacas y puños al cielo. Y en las dos enormes pantallas primas hermanas, un doble espectáculo: los polis y cacos de Counter strike. Global Offensive (CS:GO) y los héroes y monstruos de leyenda de League of legends. Madrid Gaming Experience fue una oportunidad única para que el aficionado pudiera vivir los esports muy de cerca. Un doble escenario y una doble competición que disfrutar simultáneamente en pleno corazón de la feria de videojuegos de Madrid celebrada en Ifema. Más de 4.000 metros cuadrados para las competiciones de ESL retransmitidas por Movistar TV en el dial 29.

Pero tras el espectáculo, los engranajes giraban. Y Push the Ludum, en su esfuerzo por describir cómo se orquestan los deportes electrónicos, volvió a sumergirse en el mecanismo de estas competiciones. Una de las mayores novedades que presentaba la cita fue el ESL Clash of Nations by Movistar, el choque internacional entre ocho equipos de Counter strike. El encuentro, con más de 10.000 euros en premios, se saldó con la victoria apabullante de los polacos de Team Kiguin, ese país donde su primer ministro regala el videojuego The Witcher cuando lo visitan personalidades como Obama.

El sueño del técnico Marco A. Ramos es, “a corto plazo”, llenar un palacio de deportes con al menos 10.000 personas coreando a sus equipos favoritos de esports

Al margen de lo estrictamente competitivo, los jugadores querían hablar de otro asunto que les parece vital para los esports. Thomas Utting (Northwitch, 1998) jugador de Endpoint cuyo nombre de guerra es Thomas y cuyo ritual antes de la batalla es aislarse del mundo escuchando a Bob Marley, confesó una preocupación creciente entre los jugadores: “El nivel profesional del evento al que vas. Este [en referencia a la doble competición ofrecida por ESL] ha sido magnífico desde que hemos aterrizado. Pero te encuentras con muchos eventos que no merecen la pena a lo largo del año y creo que todos los actores del sector tienen que hacer un mayor esfuerzo para que los jugadores no sintamos que perdemos el tiempo”.

Utting no tuvo problema en mojarse con tocar temas polémicos. Por ejemplo, la duración de la carrera de un profesional de esports, y los análisis contradictorios sobre si realmente debe ser tan breve para mantener el máximo nivel competitivo. “Yo creo que si construyes imagen de marca alrededor de determinados atletas, estos se van a esforzar mucho más por ser los mejores. Puede que ocasionalmente su rendimiento baje, pero siempre podrán volver a lo más alto”, valoró el jugador. Es decir, que hacen falta más Ronaldos y Messis. O más Fakers, el jugador de esports mejor pagado del mundo cuyo contrato por temporada con su equipo pasa de los dos millones de euros.

"De aquí a cinco años, me encantaría que los esports sean algo más mundano, reconocido a nivel mundial", afirma Squeed

Para que esas estrellas luzcan, profesionales como Marco Antonio Ramos Hernández (Madrid, 1974) mánager de eventos para España de ESL Masters, tienen que pasarse meses dándole al coco. “Arrancamos con la planificación de este evento en verano, estudiando el concepto, los planos… Hablamos con Ifema para informarle de nuestras necesidades y también de nuestras posibilidades para montar el evento. Y luego vamos tomando decisiones dentro de la variedad posible. Por ejemplo, para situar la zona de análisis hay mucho abanico, pero luego dónde coloques las cámaras y las luces depende de tu elección”.

Los más de 4000 metros cuadrados se vistieron con un doble escenario arropado cada uno por seis cámaras con sus operadores. 400 personas participaron en el montaje de parrillas de luz, back stage, warm-up… El objetivo a cumplir era doble: “Tiene que dar espectáculo al público y a la vez resultar cómodo a los jugadores”, resume Ramos. El sueño de este técnico, “a corto plazo”, llenar un palacio de deportes con al menos 10.000 personas coreando a sus equipos favoritos de esports.

Los jugadores Thomas y Smooya se saludan en un momento del torneo.
Los jugadores Thomas y Smooya se saludan en un momento del torneo.K. Bashkirov (ESL)

El hechizo de la emoción no sería el mismo sin un narrador. El oficio del caster, o simplemente comentarista, “porque eso es lo que somos”, es la pieza que completa el puzle de la épica competitiva. Dany Sahbi Martínez (Manresa, 1988), conocido como Squeed, lo tiene claro: “Somos comentaristas deportivos. No hay diferencias. La única es que en vez de un señor dándole patadas a un balón aquí hay otro señor con un ratón y un teclado. Pero lo que emociona es lo mismo: la habilidad para hacer cosas en el juego que están al alcance de unos elegidos. Y como comentarista es precisamente esa emoción la que buscas”.

Más información
Jugadores de esports: os necesitamos
Guía de supervivencia para seguidores de esports
Así sienten los colores los aficionados a los esports

Sahbi lleva en su mochila un montón de jugadas espectaculares como comentarista, desde los tiempos en los que daba voz a las partidas del juego de estrategia Starcraft 2. “Allí no era solo la jugada espectacular, sino cómo se aprovechaba de manera brutal el error del contrario. Por ejemplo, recuerdo al español VortiX desplegando una estrategia que ponía en verdaderos aprietos a los coreanos”. Del presente más reciente, Sahbi describe con fervor una jugada CS:GO, la que firmó el canadiense Michael Grzesiek, conocido como shroud, para su exequipo Cloud9: “Limpió a cuatro de los jugadores con un arma inferior. No falló ni una sola bala. Su equipo consiguió una ronda que no le tocaba gracias a su genialidad”.

Hay un elemento que Sahbi considera fundamental en los casters del presente. Que todos, a su nivel, han sido jugadores, y eso se nota a la hora de transmitir la pasión por el juego. “Si te has pasado seis u ocho horas diarias con un juego cuando eras un chaval de catorce años, está claro que lo amas. Y eso se nota. Ahora bien, eso no quiere decir que no haya partidas difíciles de retransmitir porque resulten aburridas. Tampoco tenemos problema en indicar que está siendo un muermo”. Para finalizar, Sahbi lanza un deseo al aire, una estrella fugaz para el futuro de los esports. “De aquí a cinco años, me encantaría que los esports sean algo más mundano, reconocido a nivel mundial. Ahora, a pesar del dinero y la popularidad creciente, estamos un poco arrinconados. Ojalá se cumpla”.

Síguenos en Twitter y en Flipboard

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_