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Así sienten los colores los aficionados a los esports

A diferencia de los de otras competiciones, no entienden de países y fronteras y son plurales a la hora de apoyar a jugadores, equipos o ligas

Aficionados celebran una jugada durante la Madrid Gaming Experience de 2016.
Aficionados celebran una jugada durante la Madrid Gaming Experience de 2016.Hara Amorós (ESL)

Es curioso cómo mientras muchos agentes, algunos incluso relacionados con los deportes tradicionales, pretenden encorsetar y tratar como minoría a los esports y sus seguidores, no se dan cuenta de que solamente hace falta echar un vistazo y empaparse un poquito para comprender que los esports van un paso más allá. Y no estoy hablando ahora de sus cifras monstruosas en visualizaciones ni de los miles de millones de euros en ganancias. Es algo tan sencillo como que los esports son un deporte global que no solo propicia una competición sin fronteras, sino que puede disfrutarse desde cualquier parte del mundo y en cualquier momento.

Se dan torneos y ligas en todo el planeta que la gente puede seguir en diferido si no ha podido estar en el directo de algún partido o para repasar alguna táctica que los profesionales han usado en algún enfrentamiento. Lo más común es ver a muchos jóvenes que cambian sus horarios en función de lo que se esté jugando y de sus intereses. Si bien hay países que consiguen poner horarios a sus competiciones para que puedan seguirlo una gran parte de usuarios alrededor del mundo, como fue el caso de la última ESL One New York que en España se pudo seguir sin mucho sacrificio dados los horarios que usaron.

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Aunque este año los horarios de los mundiales de League of Legends han sido algo más benévolos con el seguidor europeo (se celebran en cuatro ciudades chinas), disfrutar de esta competición suele suponer madrugar o ir a dormir más tarde de lo normal. Esta adaptación vital a lo que ocurre al otro lado del mundo también la hemos visto en el deporte tradicional, pero es más común en los deportes electrónicos.

Los esports van incluso más allá a la hora de sentir los colores. En diversas ocasiones me han preguntado cómo son los seguidores de esports y es curioso ver la cara de los periodistas cuando les cuentas que no tiene que ver con un seguidor de fútbol que es fiel a su equipo pase lo que pase, juegue quien juegue. El seguidor de esports no entiende de países y fronteras, es plural, sigue jugadores, equipos y ligas y puede ir variando en la medida en la que su equipo siga despuntando o su jugador siga en forma. Además, hablamos de un seguidor muy conectado al tiempo real, muy crítico con lo que pasa en la sucesión de torneos.

La visión del español loWel

Con solo 20 años, el jugador español Christian loWel Antoran tiene ya una gran trayectoria profesional a sus espaldas. Acaba de finalizar una etapa con el club alemán Mousesports para incorporarse con los ingleses Dignitas, club que además han cerrado recientemente un acuerdo de colaboración con los 76ers de Philadelphia.

Cuando le preguntamos sobre la afición de los esports nos habla de primera mano sobre esa pluralidad que encontramos en el sector: "Hay seguidores de todo tipo. Algunos siempre van a ser fieles al equipo en el que estén sus ídolos, eso pasa mucho con jugadores como KennyS o ScreaM, por poner dos ejemplos. Pero luego hay gente que sigue de forma regular a un mismo equipo, sin importar qué jugadores lo conforman, su estado de forma, etc..".

Christian 'loWel' Antoran, durante una competición.
Christian 'loWel' Antoran, durante una competición.ESL

Los jugadores tienen también una forma distinta de sentir los colores del club al que representan. El que sea un contexto tan global hace más difícil preservar el sentimiento de pertenencia local de los jugadores. Ocurre en casos puntuales como el de los polacos Virtus Pro, que ya son un equipo de leyenda que genera pasiones y emociones encontradas a sus fieles seguidores, o los jugadores de Astralis, que también son dueños de la empresa que el club constituye.

Para LoWeL está claro que "La gran mayoría de jugadores profesionales nos centramos en la organización y los jugadores con los que vamos a jugar. Es decir, si quieres ser el mejor y ganar torneos, por mucho que sientas los colores no te quedarás en un equipo u organización en la que no estés apenas jugando o no estés dando lo mejor de ti. En cambio, si otro proyecto te ofrece la oportunidad de ir más allá en tu carrera, de jugar competiciones internacionales, mejor salario, etc. vas a aprovechar la oportunidad y no habrá colores que te lo impidan".

Precisamente por esta naturaleza sin fronteras, la comunidad está al día con los cambios en los equipos y los torneos, y crea conversaciones no solo con otros seguidores, sino con los propios jugadores profesionales, más cercanos que los deportistas de otros deportes más tradicionales.

Esto ha provocado unas características muy concretas en los esports que abarcan un panorama extremadamente interesante, creciente y muy vivo con una comunidad muy conectada e informada y con una nueva manera de enfocar el fenómeno y que las marcas patrocinadoras no pueden perder de vista a la hora de gestionar su comunicación y las estrategias de marketing. En este sentido, se podría decir que no tiene límites y que hay mucho por explorar y descubrir para llegar a su máximo potencial, desde todos los que tenemos la suerte de poder vivir en primera persona este sector.

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