Catorce ‘apps’ que pueden ayudar a tratar la ansiedad y la depresión
Un estudio muestra que los usuarios de estas aplicaciones gratuitas mostraron reducciones importantes de los síntomas de ambas patologías
Un equipo de científicos ha desarrollado un conjunto de 14 aplicaciones para ayudar a personas que sufren ansiedad y depresión. Para comprobar la utilidad de estas apps, los científicos también han elaborado un estudio con un centenar de participantes y los resultados, publicados en la revista Journal of Medical Internet Research, indican una reducción significativa de los síntomas de ansiedad y depresión en los participantes. El éxito de las aplicaciones, según los investigadores, se debe a que son muy fáciles de usar y están pensadas para utilizarse con frecuencia pero en periodos de tiempo cortos. Todas las aplicaciones están disponibles en inglés en la Play Store de Android de forma gratuita. El equipo está trabajando en el próximo lanzamiento de las aplicaciones para el sistema operativo iOS previsto para el mes que viene, mientras recauda fondos para ofrecerlas en otros idiomas, como el español.
El objetivo de los científicos es que las aplicaciones den servicio a los millones de personas que sufren ansiedad y depresión, pero que no pueden recibir un tratamiento adecuado
IntelliCare es un conjunto de 14 aplicaciones en total. La llamada Hub actúa como la matriz desde la que se puede interactuar con el resto de apps, gestionar las notificaciones y descargar otras aplicaciones recomendadas mediante un algoritmo desarrollado por los científicos. En un principio estas recomendaciones se hacían de forma aleatoria, pero ahora los investigadores están trabajando para que el sistema aprenda del usuario para hacer el servicio más personalizado en función de sus necesidades. No es necesario descargar las 14 aplicaciones y se pueden usar de forma independiente.
Cada app ofrece distintos ejercicios desarrollados por médicos y psiquiatras para eliminar el estrés, reducir la preocupación o eliminar la autocrítica, como Worry Knot o Day to Day. Otras aplicaciones ofrecen métodos para ayudar a fomentar prácticas positivas o estrategias para dormir bien durante toda la noche, como My Mantra o Slumber Time. “Todas las apps han sido diseñadas por un desarrollador tecnológico y un científico de la conducta. Además, tras su lanzamiento hemos tenido en cuenta los comentarios de los usuarios para mejorar algunos aspectos”, explica David Mohr, autor principal del estudio y director del Centro de Tecnologías de Intervención Conductual (CBITs) de la Universidad del Noroeste, en EE UU. Los investigadores esperan poder recabar información del usuario de forma confidencial y mediante autorización para poder diseñar nuevas estrategias y aplicaciones para tratar la depresión y la ansiedad.
El objetivo de los científicos es que las aplicaciones apoyen a los millones de personas que sufren estas patologías, pero que no pueden recibir el tratamiento adecuado por diferentes motivos. Las apps están disponibles en la tienda digital de Android desde 2014, pero el estudio para comprobar la utilidad de estas aplicaciones se ha hecho a lo largo de 2016. En el estudio se inscribieron 99 participantes iniciales y 90 completaron todas las evaluaciones a lo largo de las ocho semanas que duró el ensayo. En ese periodo, los participantes contaron con la ayuda de un entrenador que les hizo un seguimiento mediante llamadas de teléfono y mensajes de texto. El entrenador debía tener al menos una licenciatura en psicología o formación similar y recibió a su vez un entrenamiento previo.
“Lo que más me llamó la atención es que la gente usó mucho las apps. En el ensayo, los participantes abrieron las aplicaciones un promedio de 195 veces en las ocho semanas, unas tres o cuatro veces por día”, señala Mohr. El investigador explica que este patrón de uso se mantuvo durante todas las semanas que duró el estudio, algo que es muy inusual en las interacciones digitales. “Lo normal es que haya un fuerte compromiso con las aplicaciones en la primera semana o incluso en la segunda, pero luego se abandonan”, cuenta Mohr. Además, un tercio de los participantes siguió usando las apps después del ensayo. “Creo que estos resultados se deben a que las aplicaciones son muy fáciles de usar. La mayoría llevan menos de un minuto de tiempo, excepto las que contienen algún vídeo, que se pueden extender a los cinco minutos de uso. En cualquier caso, se pueden incorporar muy fácilmente a la rutina de las personas”, explica Mohr.
Ahora, el equipo está llevando a cabo un estudio más amplio, con 300 participantes, y con un seguimiento posterior al ensayo del que esperan tener los resultados a finales de 2017. “El objetivo ahora es comprobar si la mejoría de la ansiedad y depresión realmente se deben al uso de las aplicaciones y no a otros factores, y si esta mejoría permanece en el tiempo”, cuenta Mohr. Los investigadores también están trabajando en la forma de integrar el uso de las aplicaciones con la atención médica primaria para que haya comunicación con los centros de atención.
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