Bitcoin: escrache al sistema monetario
El bitcoin está descentralizado como el oro, su cotización no está manipulada por el mercado de futuros, y además tiene propiedades superiores de almacenaje, seguridad y transporte
El concepto revolucionario de bitcoin, la nueva criptomoneda digital, levanta pasiones, y causa estupor y desorientación entre los expertos económicos. La irrupción del bitcoin en Economía es muy parecido a la aparición de la Mecánica Relativista en Física Teórica a principios del siglo XX. La reacción de rechazo del estamento académico es característica de la introducción de nuevos conceptos que elevan un peldaño más el nivel de abstracción de la disciplina y que trastocan sus pilares.
Las recientes manifestaciones sobre bitcoin muestran una incomprensión profunda sobre el concepto de dinero. La noción de dinero es un concepto abstracto. La base del valor de la buena moneda es la confianza consensuada por los usuarios en que se puede aceptar como pago para ser utilizada posteriormente. Ese valor aceptado por el grupo de usuarios puede emanar de propriedades físicas (como las del oro) o imposiciones legales o confianza en el emisor o custodia (como la de la moneda fiat o los apuntes bancarios). Es erróneo pensar que el valor del dinero emane de sus posibles usos prácticos. Paradójicamente, la mejor moneda es la que menos usos no monetarios tiene, porque una buena propriedad del dinero es también la de ser depósito de valor independiente de cualquier actividad económica. Esto último explica porqué la plata y el platino son peor moneda que el oro debido a sus usos industriales que vinculan su valor a las actividades industriales que las usan. Así pues, coincidimos con Krugman cuando escribe que el dinero es una “red social”, pero yerra cuando afirma que el valor del oro como dinero emana de sus usos no monetarios (“como el empaste de dientes” sic!).
El consenso sobre el valor del dinero necesita algunas propriedades básicas; la infalsificabilidad, la divisibilidad, la transportabilidad, y la facilidad para almacenar y realizar pagos. Estas propriedades las tienen en mayor o menor medida tanto el oro, el dinero fiat que utilizamos, y el bitcoin. En particular la encriptación matemática garantiza la infalsificabilidad del bitcoin.
Algo que el público mayoritariamente desconoce, es que no es necesario que una moneda tenga ningún tipo de respaldo fisico: Desde la desaparición del patrón oro, los billetes que utilizamos no tienen ningún tipo de respaldo físico. Su valor se sustenta en la confianza en las instituciones y en su imposición legal. El valor del dinero depositado en nuestras cuentas bancarias, y codificado en forma de bits en los discos duros de los bancos, se sustenta en la confianza en el sistema bancario.
Esta garantía de uso cómo dinero por parte de un emisor central o un gobierno, puede ser una ventaja o una desventaja según el contexto. La confianza en el dinero, qué recordemos es lo que le da valor, emana de la misma en las instituciones. Se entiende que cuando está en crisis, los ahorradores se decantan por una moneda que no esté controlada por instituciones. Así pues, la falta de confianza en el sistema bancario y el temor a un corralito conduce a los ahorradores a retirar el dinero en efectivo de sus cuentas.
El temor a la deuda acumulada y la inflación por la emisión descontrolada de dinero por parte de los bancos centrales, conduce a los más precavidos a cambiar sus euros o dólares por otro tipo de dinero cómo el oro. No son “obsesos” del oro, son ahorradores e inversores racionales que anticipan y huyen del “riesgo bancario” y del “riesgo país”.
La “descentralización” de una moneda es una propriedad altamente deseable en tiempos de crisis económica e institucional. La principal propiedad del bitcoin es que nadie la controla ni la puede controlar, debido a su diseño de pagos peer-to-peer (P2P) semianónima y la red consensuadad de validación de las transacciones.
Esta descentralización es lo realmente rompedor del concepto y que le da la mayor parte de su valor. El bitcoin está descentralizado como el oro, su cotización no está manipulada por el mercado de futuros, y además tiene propiedades superiores de almacenaje, seguridad y transporte.
Por otro lado, los detractores del bitcoin inciden sobre la volatilidad de su cotización de su cambio por el dólar que la hace de poca utilidad monetaria. No hay que confundir valor y precio, y la cotización de su tasa de cambio no le añade ni le resta valor al concepto. Actualmente los usuarios compran bitcoins para atesorarlos. Existen actualmente sólo 11 millones de bitcoins, de los cuales sólo una pequeña parte está en circulación. Ello hace que que sea un mercado muy ilíquido con vaivenes característicos.
Ideológicamente el bitcoin es el “escrache” monetario al sistema gubernamental y bancario. Los políticos con sus legislaciones probancarias y los bancos centrales con su falta de regulación han permitido que la banca arruinase a los ciudanos mediante la emisión de crédito incontrolado. Llevan años empobreciendo a los ahorradores con una inflación mucho mayor que la reconocida oficialmente. El control del euro y el dólar les dan ese poder. Pero son cada vez más los ciudadanos que desean recuperar la libertad de utilizar una moneda libre, fuera del control de instituciones decadentes y corruptas que en los últimas décadas han contribuido al empobrecimiento de países y de su clase media. ¿Cómo nos van a parar?
Ricardo Pérez Marco, Director de investigaciones CNRS (París, Francia)
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