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Investigación y producción caminan unidas

La industria se ampara en los últimos avances tecnológicos para seguir creciendo

Sede de General Electric en Praga
Sede de General Electric en PragaREUTERS/David W Cerny

Los expertos opinan que ampliar la industria manufacturera de un país puede conducir a una economía más innovadora. Según dichos expertos, en sectores que fabrican productos complejos de alta tecnología -como tejidos obtenidos mediante bioingeniería- las empresas cuyos equipos de investigación y fabricación trabajan unidos son más innovadoras que las que desarrollan un diseño y lo envían al extranjero para que trabajadores mal pagados lo fabriquen.

Es más, las agrupaciones de fabricantes, donde los trabajadores y las ideas pueden fluir libremente entre unas empresas y otras, resultan más productivas e innovadoras que cuando esos mismos negocios están esparcidos por todo el país.

Un ejemplo que viene al caso es la fábrica que General Electric tiene en el norte del Estado de Nueva York. En unas instalaciones de dos hectáreas construidas ex profeso, los trabajadores vierten en el interior de unos finos tubos una especie de cerámica que ha inventado GE. Esos tubos se rellenan con una especie de “masa de bizcocho de chocolate” que es una sustancia química secreta, antes de ser empaquetados dentro de las baterías y enviados a todo el mundo.

La fábrica se encuentra a unos pocos kilómetros por carretera del centro de investigación en el que los científicos de GE desarrollaron esta tecnología. Eso les permite eliminar los problemas en la cadena de montaje y probar prototipos de baterías y aplicaciones, según explican los científicos de la empresa.

La idea es entrelazar la manufacturación, el diseño, los prototipos y la producción, explica Michael Idelchik, vicepresidente de tecnologías avanzadas. “Creemos que en lugar de un proceso secuencial en el que se estudia el diseño del producto y luego la forma de fabricarlo, es mejor un proceso simultáneo”.

En el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés), Suzanne Berger ha ayudado a poner en marcha el proyecto Producción en la Economía de la Innovación para analizar este asunto. “Es algo difícil de determinar sistemáticamente”, dice Berger. Afirma que los casos de los que se tiene conocimiento en unas 200 empresas han sido sorprendentes y que una compañía tras otra detalla las ventajas de mantener juntos a fabricantes y pensadores. Las empresas con productos que se encontraban al principio de su ciclo vital se beneficiaban más de ello.

Las empresas de fabricación cercanas crean una especie de comunidad. Los trabajadores intercambian ideas mientras toman unas copas y en las competiciones deportivas. El economista Michael Greenstone, del MIT, ha analizado lo que les pasa a las ciudades después de que fábricas importantes, como una planta de BMW, se trasladen a ellas: otras fábricas de la ciudad se vuelven más productivas y los salarios también aumentan.

“El propio proceso de manufacturación está experimentando una revolución de la innovación”, señala Stephen Hoover, consejero delegado de Xerox PARC. “No se trata de cuatro millones de personas en una cadena de montaje, sino de un pequeño número de personas muy cualificadas”.

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