'Start Up Chile'
La iniciativa del Gobierno latinoamericano atrae a 335 emprendedores de 33 países
Alrededor de 30.000 euros por dejarlo todo e irse a Chile a hacer negocios. Ese es el plan que propone el ministerio de economía chileno mediante el programa Start-Up Chile (SUP). “Fue idea de dos emprendedores, Nicolás Shea y Vivek Wadhwa. El país está lejos de todo y había que hacer algo para mejorar nuestras conexiones con el mundo”. Así define Horacio Melo, director ejecutivo de esta iniciativa, la razón de fondo del proyecto.
El SUP ofrece esa cantidad de dinero junto con un visado de trabajo a cualquiera que tenga una buena idea de negocio y un buen plan para llevarlo a la práctica en seis meses, pero en ese el país latino. “Después el emprendedor se puede ir, si quiere”, añade Melo, “aunque el 25% de los que han venido han decidido quedarse y han creado más de 180 puestos de trabajo”.
Basta con rellenar una solicitud en Internet para participar. “El programa existe desde 2010. Hasta la fecha se han celebrado una sesión piloto y tres convocatorias abiertas. Hemos recibido más de 1.600 solicitudes de emprendedores de más de unos 70 países, de las cuales se han aceptado unas 350. Casi trescientas han venido a Chile para materializar su plan”. Los más interesados son los norteamericanos. “El 30% de solicitudes provienen de Estados Unidos”, señala Melo.
Los criterios de selección son claros. “Valoramos la calidad, el talento y el compromiso, el potencial del proyecto y el valor de las redes de contacto que el emprendedor aportará al ecosistema chileno”, explica Melo. “Son esos y no otros porque el objetivo del SUP es crear un impacto local y llegar a tener empresas en el país que puedan estar valoradas en 1.000 millones de dólares”. La selección final de emprendedores la lleva a cabo YouNoodle, una empresa externa subcontratada por el gobierno, bajo unas estrictas normas de transparencia durante el proceso.
“El gobierno chileno pone el 90% del dinero que necesite el proyecto, hasta llegar a 40.000 dólares. El 10% tienes que ponerlo de tu bolsillo"
Shagun Malhotra fue una de las primeras en formar parte del SUP. “Vivo en Nueva York pero hice las maletas para irme a Santiago de Chile cuando aceptaron mi candidatura”. Allí montó la versión hispana de SkyStem, su empresa en informática aplicada al acceso en tiempo real a la contabilidad de una empresa desde cualquier lugar. “El gobierno chileno pone el 90% del dinero que necesite el proyecto, hasta llegar a 40.000 dólares. El 10% tienes que ponerlo de tu bolsillo. Pero el SUP ni nadie se queda ningún porcentaje del negocio: es dinero a fondo perdido a cambio de instalarse en el país, nada más”. Hoy Malhotra se encarga también de revisar solicitudes de futuros candidatos. “Tengo en cuenta el nivel de inglés de los aspirantes, porque el programa es internacional y en esa lengua”. También es fundadora del evento de culto a la emprendeduría y a la innovación Santiago Se Atreve, nacido en el seno del SUP.
Aunque el dinero ayuda a cualquier emprendedor, ése no es el único beneficio que reciben los que forman parte del programa. “Hace que la decisión de irse sea mas fácil, pero solo el dinero no sería motivo suficiente”, comenta Beatriz Cardona, una ingeniera multimedia de Barcelona de 32 años que decidió inscribirse en el suculento reclamo chileno. Se enteró de la existencia del programa a través de su socia, Alice Neves. "Es brasileña y fue la que insistió en participar”.
Cardona dice que lo que la sedujo fue “poder formar parte de un programa con gran visibilidad internacional, así como disponer de una fuerte red de contactos que el SUP tiene en Silicon Valley”. Su proyecto se llama Tripku: “Es una aplicación social que conecta viajeros para que puedan formar grupos, diseñar su viaje de forma colaborativa y recibir ofertas personalizadas de agencias y operadores de viaje locales”.
Ella cree que fue elegida para participar en el SUP “porque los organizadores tienen en cuenta la capacidad de ayudar a desarrollar el ecosistema emprendedor del país. Yo formo parte del equipo de Ellas 2.0, el brazo hispano-parlante de Women 2.0. Uno de mis objetivos a raíz del acuerdo entre ambas plataformas es llevar el movimiento a Chile”.
Tal y como dice Melo, “buscamos emprendedores que no sólo vengan a potenciar sus negocios, si no que también quieran ser parte de esta revolución que buscamos generar localmente. Por esto buscamos personas que se quieran conectar con emprendedores locales, que organicen eventos, que den charlas en universidades, etcétera”.
Otro español que forma parte del SUP es Guillermo Arribas, un ingeniero informático madrileño de 33 años. Su emprendimiento se llama Certalia, que “consiste en ofrece un programa de evaluación de competencias en la Red desplegado en la nube. Permite la corrección inmediata, alta flexibilidad en cuanto al lugar y fechas de los exámenes y una almacenamiento de datos más eficiente”, comenta.
Confiesa que ya ha vivido fuera y que volverse a ir le fuera de Europa le atrae, “dado el contexto de crisis actual que hay. El dinero del SUP es importante, pero me interesa mucho más la red de contactos que ofrece”.
Podría haberse quedado, porque “en España también existen ayudas, y muchas”, y Certalia ha recibido varias, como el programa Enisa, pero según este ingeniero, “el problema en cuanto a emprender en nuestro país es por una parte cultural, porque ser funcionario es el sueño de muchos universitarios, y administrativo, porque tienes que pagar cuotas de autónomos aunque no factures y hay dificultades a la hora de contratar”. “Chile quiere convertirse en la referencia tecnológica de América latina importando talento y replicar a pequeña escala Silicon Valley”.
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