Da lo mismo tomar la pastilla de la tensión por la mañana que al acostarse: la medicina zanja un histórico debate
Nuevas evidencias presentadas en el congreso de la Sociedad Europea de Cardiología desmienten que tomar la medicación por la noche disminuya el riesgo de sufrir infartos o ictus
Mientras impulsa sofisticados avances científicos y se hace cada vez más precisa frente a enfermedades hace poco incurables, la medicina también trata de resolver históricos debates que, aunque puedan parecer de menor calado, en realidad influyen en la salud de millones de personas. Un buen ejemplo es el que ha rodeado durante años a los tratamientos de la hipertensión arterial, una dolencia que en España sufre un tercio de las personas de entre 30 y 79 años —10 millones—, de las que el 57% toma medicación, según un reciente estudio publicado por la Revista Española de Cardiología.
“La cuestión a la que nos hemos enfrentado todo este tiempo es si es mejor tomar la pastilla para la tensión por la mañana o por la noche”, resume el presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), Luis Rodríguez Padial, que también es jefe de servicio de la especialidad en el Hospital Universitario de Toledo. El debate, añade, ha estado muy influenciado en la última década por la llamada cronoterapia, disciplina que busca mejorar la eficacia de los tratamientos adaptándolos a los cambiantes ritmos biológicos del organismo durante el día.
La controversia ha quedado ahora definitivamente resuelta en el reciente congreso de la Sociedad Europea de Cardiología, celebrado la semana pasada en Londres (Reino Unido). Y la respuesta, después de tantos años de argumentos a favor de una u otra opción —aunque con mayores apoyos para la toma nocturna—, tiene algo de decepcionante: la partida queda en tablas. “La verdad es que, al final, da igual cuándo te la tomes. Lo importante es hacerlo todos los días y mantener unos hábitos de vida saludables”, afirma Rodríguez Padial.
Enalapril y losartán son dos de los medicamentos más recetados para hacer frente a la hipertensión. El primero es un inhibidor de la enzima convertidora de la angiotensina (IECA) y el segundo un antagonista de los receptores de la angiotensina 2 (ARB), entre los que también figura el valsartán. Un tercer grupo de usado son los llamados calcio antagonistas. “Lo habitual, salvo que se requiera aumentar la medicación, es recetar uno de estos tres tipos de medicamentos junto a un diurético a dosis bajas”, explica Manuel Anguita, jefe de sección de Cardiología Cínica en el Hospital Reina Sofía de Córdoba y portavoz de la SEC.
Scott Garrison, de la Universidad de Alberta (Canadá), ha resumido en Londres el hallazgo con la siguiente frase: “Hemos descubierto que no existen diferencias entre tomar el medicamento a la hora de acostarse o hacerlo por la mañana en cuanto al riesgo de sufrir eventos cardiovasculares graves”. Este facultativo es el investigador principal de los dos trabajos presentados en el congreso que han zanjado definitivamente la cuestión.
“Uno de ellos es con personas más jóvenes, con una edad media de 62 o 63 años, y el otro con pacientes mucho más mayores y frágiles. El resultado ha sido el mismo: la incidencia de problemas de eventos cardiovasculares a medio y largo plazo es igual tomando la medicación por la mañana o por la noche”, cuenta Manuel Anguita. Estas conclusiones se han visto ratificadas por un metaanálisis presentado en el congreso.
Antonio Bascuñana tiene 78 años y cinco hijos. Tras una larga vida laboral, primero como inspector de seguros y luego al frente de un estanco, fue después de jubilarse cuando fue diagnosticado de hipertensión. “Yo he sido siempre muy activo, me gustaba mucho llevar el negocio y no parar en todo el día, así que la jubilación me cambió la vida por completo. Yo creo que eso tuvo que ver con que acabara siendo hipertenso”, reflexiona. En su caso, el médico de familia le indicó inicialmente que tomara la pastilla por las mañanas, le ha ido bien así —le es fácil de recordar y cumplir el tratamiento— y no ha hecho ningún cambio.
Miguel Ángel María Tablado, coordinador del grupo de Hipertensión Arterial de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC), sostiene que el debate sobre la hora en la que tomar la pastilla —más enconado entre médicos especialistas como los cardiólogos—, se diluye algo en las consultas de atención primaria. “Es verdad que hasta ahora había estudios que apuntaban a que era mejor hacerlo por la noche, pero en mi opinión tampoco era una evidencia muy robusta. Cada paciente es distinto, los conocemos bien y hay otros factores que influyen”, cuenta.
Uno de ellos es el objetivo de mejorar la adherencia, es decir, lograr que el enfermo cumpla mejor con el tratamiento. Si para él es más fácil acordarse de que tiene que tomar la pastilla por la mañana antes de desayunar —o en cualquier otro momento o forma— y no hay evidencias muy sólidas que lleven a cambiar esta pauta, es mejor que siga con ella. El presidente de los cardiólogos españoles insiste en la idea: “A veces los médicos ponemos pautas de tratamiento complicadas a los pacientes y lo único que conseguimos es que se les olvide cumplirlas. La mejor eficacia frente a la tensión arterial se logra tomando la pastilla todos los días, así que cuanto más fácil se lo pongamos mejor”.
Miguel Medina, de 66 años, ilustra la importancia que tienen las rutinas: “Llevo 10 años tomando el losartán con un diurético [hidroclorotiacida] todas las mañanas. En este tiempo nunca me han cambiado la medicación y no he tenido ningún problema. Salvo dos veces que he tenido crisis de tensión alta. Las dos ha sido en vacaciones y fuera de casa. Y es que, con todos los cambios que esto supone, la verdad es que no sé si me había tomado las pastillas bien o no”, cuenta este vigilante de seguridad jubilado, que tiene cuatro hijos.
Miguel Ángel María Tablado expone otra razón que puede llevar a los médicos a recomendar la toma matinal. “Estos tratamientos casi siempre incluyen un diurético. Y esto, para muchas personas, especialmente hombres mayores, puede ser un problema porque se pasan la noche yendo al baño a orinar y no descansan bien”, añade.
En el largo debate sobre cuándo es mejor tomar la pastilla de la tensión, fue un estudio español el que más argumentos dio —hace cinco años, aunque ahora han quedado en cuestión— para recomendar a los pacientes hacerlo por la noche. El trabajo, parte del llamado Proyecto Hygia, fue llevado a cabo por médicos de atención primaria e investigadores de la Universidad de Vigo y sus conclusiones fueron publicadas en la European Heart Journal, la revista de mayor impacto en el mundo de cardiología.
Tras analizar los datos de 19.000 pacientes, los autores concluyeron que, tomando la pastilla por la noche, “el riesgo de muerte por problemas cardiovasculares se reducía en un 66%, el riesgo de un infarto de miocardio en un 44%, la revascularización coronaria en un 40%, los fallos cardíacos en un 42% y el riesgo de un derrame cerebral en un 49%”, según la nota de prensa publicada entonces por la Xunta de Galicia.
“El estudio tuvo un enorme impacto porque los resultados eran espectaculares. Pronto, sin embargo, empezaron a cuestionarse algunos aspectos metodológicos, así que el debate volvió a quedar un poco abierto. Hace un año y medio, otro estudio en el Reino Unido, llamado TIME, hizo la misma comparación entre la toma matutina y la de antes de acostarse. Y ahí no vieron diferencias en cuanto a eventos ni enfermedad cardiovascular. O sea, que las conclusiones contradecían al anterior estudio, por lo que la cosa quedó aún más en el aire. Ahora, por fin, ya tenemos la respuesta definitiva”, celebra Manuel Anguita.
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