La alerta por fresas de Marruecos con hepatitis que no llegaron a consumirse se magnificó por las protestas del campo
Los expertos señalan que cada día hay decenas de alertas alimentarias similares en la UE que demuestran que los controles en seguridad alimentaria funcionan
El Sistema de Alerta Rápida de Alimentos de la UE (RASFF, en inglés) lanzó este lunes una alerta por un lote de fresas con hepatitis A procedente de Marruecos que había llegado a España. Este tipo de procedimientos ocurre decenas de veces cada día en la UE —desde el 1 de marzo se han emitido 84— y sirven como comunicación para las autoridades alimentarias de cada país, que solo los trasladan a los consumidores si hay riesgo para la salud. En el caso de las fresas, no han llegado a los consumidores, por lo que no hay afectados. A pesar de ello, la derecha ha aprovechado la situación para magnificar la alerta en medio de las protestas del campo. Los expertos señalan que cada día hay decenas de alertas alimentarias similares en la UE que demuestran que los controles en seguridad alimentaria funcionan.
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) —del Ministerio de Derechos Sociales— recibió la notificación tras un control realizado por la Subdirección General de Sanidad Exterior, dependiente de Sanidad, a una partida de fresas procedentes de Marruecos con destino a Andalucía. “Presencia de Hepatitis A en fresas de Marruecos”, dice, literalmente, la alerta. La AESAN alertó a la Junta de Andalucía para que procediera a retirar el lote, que entró por Algeciras e iba a ser importado por una empresa de Huelva y distribuido por otra de Sevilla; no han llegado a ponerlo en el mercado. Ni el Ministerio de Derechos Sociales, ni el de Sanidad, ni la Junta tienen constancia en este momento de que haya algún afectado por este caso.
“Este tipo de alertas son habituales y están destinadas a las autoridades alimentarias de cada país”, señala Miguel Ángel Lurueña, doctor en Ciencia y Tecnología de los Alimentos. De hecho, tan solo en los primeros seis días de marzo se han emitido 84 alertas de este tipo —y eso, contando con que los días 2 y 3 no se envió ninguna al ser fin de semana—, por alimentos con niveles peligrosos de pesticidas, salmonella o parásitos, o por contener plásticos. “Los Estados hacen controles y retiran los productos contaminados. Si consideran que los alimentos han llegado al consumidor, emiten una alerta para los consumidores”. Eso no ha ocurrido en este caso.
Coincide José Juan Rodríguez, catedrático de Seguridad Alimentaria de la Universidad Autónoma de Barcelona y miembro de la Sociedad Española de Seguridad Alimentaria (Sesal): “Si hay hepatitis A, significa que las fresas han estado en contacto directo con materia fecal, o por mala manipulación por personas portadoras de la enfermedad. El sistema de control alimentario funciona, porque Sanidad Exterior ha hecho el análisis en frontera y ha encontrado el patógeno. El problema se ha magnificado porque tenemos un conflicto con el campo español por la importación de productos de Marruecos”.
En pleno conflicto de los agricultores y ganaderos —que protestan entre otras cosas por la importación de productos más baratos y con menos contoles—, el caso ha servido para agitar un cierto nacionalismo alimentario. Según Europa Press, la delegación del PP en la Eurocámara trabaja en la redacción de una pregunta parlamentaria a la Comisión Europea al respecto, mientras que Ciudadanos pedirá más controles ligados al puerto Tánger Med. Al mismo tiempo, el eurodiputado de ultraderecha Jorge Buxadé ha exigido a la Comisión Europea la “prohibición absoluta, inmediata y completa de la importación de fresas procedentes de Marruecos”. La Comisión ha respondido este miércoles que los frutos rojos no han llegado a los consumidores y ha precisado que no son necesarias “acciones rápidas” contra esas mercancías más allá del territorio español.
El presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, ha ido más allá y ha culpado al Gobierno pese a que ha detectado el patógeno antes de llegar a los consumidores: “Los controles de aduana fallaron, esas fresas no deberían haber entrado en España, y pedimos al Gobierno que examine los protocolos y que evite estas situaciones, que se producen cuando llegan productos de terceros países a nuestro país. Tiene que actuar y controlar lo que entra”. Los ministerios de Agricultura, Derechos Sociales y Sanidad señalan que los controles funcionan y permiten detectar este tipo de problemas para evitar afectados.
Riego con aguas fecales
La situación viene enconándose desde este martes, cuando la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) exigió “medidas urgentes” al Gobierno central contra lo que consideró que “supone un peligro para la salud pública y que puede haber aparecido en el alimento por regar las explotaciones con aguas fecales”. La organización ha enviado una carta al ministro de Agricultura, Luis Planas, para solicitarle que “de manera urgente pida explicaciones al Gobierno de Marruecos y concrete qué medidas piensa emprender para evitar que este tipo de situaciones vuelvan a ocurrir”.
En cualquier caso, estas situaciones no solo ocurren con lo que se importa, sino también con lo que se exporta. “Hay que tener claro que los controles en la UE son más altos que en otros países, pero aquí también se producen fallos en seguridad alimentaria: por ejemplo, en las últimas semanas se lanzó una alerta por hepatitis A en mejillones españoles que llegaron a Italia”, recuerda Lurueña.
Según un recuento del catedrático de Nutrición Jose Miguel Soriano, en los últimos cuatro años se han producido nueve notificaciones en la UE que alertaban de la presencia del patógeno de la hepatitis A en alimentos. Por ejemplo, en 2023 se detectó en mejillones vivos procedentes de Italia y en arándanos cultivados congelados de Polonia. Desde 2020 hasta 2022, otras notificaciones vinieron de fruta congelada de Bélgica; de frambuesas provenientes de Bulgaria y Polonia; de almejas de Italia; de tomates secos de Turquía (en 2020 y 2021), y en mejillones vivos de Italia.
La hepatitis A se transmite cuando se consume un alimento que ha estado en contacto con heces humanas de un infectado, es decir, o por riego con aguas fecales o por mala manipulación durante su traslado. Los expertos en salud alimentaria recomiendan lavar bien las frutas con agua y lejía para tratar de eliminar este tipo de patógenos.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.