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Más de 70.000 empleados se suman a una de las mayores huelgas sanitarias de Estados Unidos

La protesta, de tres días, ha sido convocada por empleados del hospital Kaiser Permanente en siete Estados del país

Luis Pablo Beauregard
Kaiser Permanente
Los trabajadores del sector salud se manifiestan frente a uno de los hospitales de Kaiser Permanente en Los Ángeles en el primer día de la huelga.CAROLINE BREHMAN (EFE)

Desde las 06.00 de este miércoles, miles de empleados de 39 hospitales en California han comenzado una de las huelgas sanitarias más grandes de Estados Unidos. Unos 75.000 trabajadores de Kaiser Permanente han convocado a una protesta de 72 horas que se seguirá en siete Estados para exigir mejores condiciones y beneficios después del intenso sacrificio que la pandemia les exigió. Esta es la primera negociación de su contrato colectivo después de la crisis sanitaria. La manifestación se suma a un año que ha estado marcado por varios conflictos laborales en las áreas de transporte, el entretenimiento y la hospitalidad.

Las negociaciones entre Kaiser y el sindicato iniciaron en abril. Cinco meses más tarde, no hay acuerdo entre las partes. Las organizaciones de trabajadores exigen un incremento de 27% al salario dividido en los cuatro años que dura el contrato colectivo, entre otras peticiones. El empleador, entre los mayores prestadores de servicios de salud y una de las aseguradoras más grandes de Estados Unidos con 13 millones de clientes, había hecho una contraoferta de 16% y ofrecer protecciones para evitar la subcontratación. No hubo acuerdo. “Kaiser tiene un caótico estilo de negociación dirigido por su mala fe durante todo el proceso”, aseguraron el lunes los líderes del sindicato United Healthcare Worlkers del Oeste, que representa a unos 85.000 empleados en total. Desde ese día, el sindicato no ha escuchado nada de los empleadores.

Los piquetes estaban presentes esta mañana en decenas de hospitales. Estos están conformados por enfermeras y enfermeros, auxiliares sanitarios, personal administrativo, empleados de la cafetería y de limpieza, laboratoristas y optometristas, entre varios más. Los médicos no forman parte de esta huelga, pero se prevé que el impacto de la protesta afecte los servicios en decenas de centros. El sindicato había dado diez días a Kaiser para que este cambiara las citas y operaciones agendadas para este miércoles. La huelga se sigue por tres días, además de California, en los Estados de Colorado, Oregón y Washington. Los trabajadores de Virginia y Washington D.C. solo lo harán por 24 horas.

“Estamos exigiendo que termine la crisis de los trabajadores. Necesitamos más empleados”, ha asegurado esta mañana Rocío Chacón, una empleada administrativa a la televisión local. “El personal está cansado de trabajar 14 ó 16 horas diarias y tener que dormir en sus coches porque no les alcanza para pagar una renta al sur de California”, señala Chacón, quien ha formado parte del comité negociador en las últimas semanas.

El sindicato exige que se suba a 25 dólares el mínimo, pero Kaiser ofrece entre 21 y 25 dólares dependiendo donde esté el trabajador. Estos se quejan de que los hospitales no cuentan con los empleados suficientes para dar abasto. Es habitual que los asistentes sanitarios doblen sus turnos, al igual que los médicos, para atender a unos 20 pacientes. “En las salas de emergencias la gente puede llegar a esperar hasta tres horas por una radiografía cuando antes esperaba 30 minutos. Los pacientes con cita pueden esperar hasta dos horas antes de ser atendidos. Hay crisis económica, pero también de salud. Yo nunca pensé que aquí iba a ver los problemas de los hospitales de mi país”, dice Chacón, quien es mexicana, y lleva más de 20 años trabajando para el sistema de Kaiser Permanente.

El grupo sanitario asegura que la compensación a sus empleados es superior a la que ofrecen sus principales competidores. El sector enfrenta los mismos retos, aunque varios de estos se agravaron durante la pandemia, de acuerdo a Michelle Gaskill-Hames, presidenta de Kaiser Permanente en el Sur de California y Hawái. “Creo que después de la crisis sanitaria, muchos de los trabajadores de la sanidad quedaron con el síndrome de burn out”, ha asegurado.

El grupo hospitalario registró ganancias netas en el segundo trimestre por 2.100 millones de dólares e ingresos por 25.000 millones de dólares. Estos se conforman en parte por programas de salud como el Medicaid, que depende del Gobierno federal. Gaskill-Hames asegura que la tasa de ganancias de Kaiser Permanente ronda en torno al 7%, una cifra inferior a los estándares de la industria, que se encuentran sobre el 21%. La portavoz afirma que los centros se han visto afectados por incremento de los costos derivados de la inflación y de la falta de trabajadores.

De no haber acuerdo en estos días, hay una nueva huelga de 72 horas convocada para noviembre. Los miles de empleados del sector también siguen con mucha atención una ley que está a la espera de ser promulgada por el gobernador de California, Gavin Newsom. El Congreso local aprobó recientemente una norma que eleva a 25 dólares por hora el mínimo de los trabajadores sanitarios. De ser firmada por el mandatario, beneficiaría a 455.000 trabajadores. Newsom debe firmarla o vetarla antes del 14 de octubre.

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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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