El mayor banco de EE UU llega a un acuerdo con las Islas Vírgenes para zanjar la demanda del ‘caso Epstein’
JP Morgan también resuelve extrajudicialmente su litigio con un exdirectivo que se benefició de la red de tráfico de menores orquestada por Epstein en su isla privada
JPMorgan Chase, el mayor banco de EE UU, ha llegado a sendos acuerdos extrajudiciales con las Islas Vírgenes y con el antiguo ejecutivo Jes Staley, en su día directivo de la banca privada del grupo, para zanjar los últimos coletazos de un escándalo que ha empañado la reputación de la entidad durante meses por su vinculación a Jeffrey Epstein, el financiero detenido por tráfico y abuso de menores que se suicidó en su celda en agosto de 2019.
Tras pagar 290 millones de dólares en junio pasado por las reclamaciones de decenas de mujeres, en su mayoría anónimas -se las conoce como Jane Doe en los sumarios-, los dos acuerdos ponen fin a los últimos litigios pendientes de una larga lista de demandas de presuntas víctimas de abusos por el pedófilo Epstein. El escándalo en torno al financiero ha involucrado a poderosas figuras de las finanzas y la empresa, la alta sociedad estadounidense e incluso la casa real británica, como el príncipe Andrés de Inglaterra.
Mediante un comunicado difundido este martes en Nueva York, JPMorgan explica que el acuerdo con las Islas Vírgenes, por un valor total de 75 millones de dólares, prevé destinar 30 millones en ayudas a organizaciones benéficas, 25 millones a la lucha contra la trata de personas y 20 millones para pagar los honorarios de los abogados. Los términos del acuerdo del banco con Staley son confidenciales. Staley, antiguo directivo de banca privada del grupo, fue acusado de “abusar agresivamente” de una mujer y de informarle de que lo hacía “con el permiso de Epstein”, gracias a la trama de tráfico de menores que el fallecido pedófilo había montado con ayuda de su mano derecha, Ghislaine Maxwell para satisfacer su apetito sexual y el de su círculo de amistades de élite. La violación se habría producido en la mansión que el financiero tenía en una isla privada de las Vírgenes, territorio estadounidense que se constituyó en parte de la acusación por considerar que el banco facilitó el funcionamiento de la red de prostitución de Epstein.
La denuncia contra Staley, conocida en mayo pasado en Nueva York, añadió más presión al responsable de JP Morgan, Jamie Dimon. El exdirectivo intercambió 1.200 correos electrónicos con Epstein entre 2008 y 2012, la etapa en que este fue objeto de las primeras actuaciones judiciales: en 2006 fue arrestado por prostitución y dos años más tarde admitió su culpabilidad. El multimillonario, el origen de cuya fortuna siempre fue un misterio -creció en un hogar humilde en Coney Island-, pasó entonces 13 meses entre rejas, pero salió a la calle gracias a una indulgente sentencia, que valoró su confesión y le permitió eludir cargos federales más graves, incluida la cadena perpetua.
La sombra de la impunidad de Epstein durante los años siguientes acabó empañando a las entidades bancarias donde depositó su fortuna, valorada en 500 millones de dólares en el momento de su detención definitiva, en julio de 2019. Deutsche Bank acordó pagar 75 millones de dólares en mayo, al igual que JPMorgan por supuestamente beneficiarse a sabiendas de los movimientos económicos derivados de la trama de tráfico sexual de su antiguo cliente.
Epstein fue cliente de JPMorgan desde 1998 hasta 2013, cuando el banco puso fin a su relación. “La firma lamenta profundamente cualquier asociación con este hombre, y nunca habría seguido haciendo negocios con él de haber sospechado que estaba utilizando el banco de alguna manera para cometer sus atroces crímenes”, ha dicho JPMorgan.
El fiscal general de las Islas Vírgenes, Ariel Smith, ha considerado el acuerdo una “victoria histórica para las supervivientes y para el imperio de la ley, y debería hacer sonar la alarma en Wall Street sobre las responsabilidades de los bancos a la hora de detectar y prevenir la trata de seres humanos”, según un comunicado recogido por la agencia Reuters.
Pese a la gran mancha de tinta que el caso Epstein ha supuesto para celebridades como Andrés de Inglaterra e incluso Bill Gates, así como para importantes entidades financieras como las dos citadas, Epstein se convirtió a título póstumo en el depredador sexual más conocido de EE UU, junto con el productor Harvey Weinstein, sacado a la luz gracias al activismo del Me Too, el movimiento de denuncias de abusos sexuales sistemáticos en Hollywood y, por extensión, por hombres en situación de poder, como Epstein.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.