Fallos en la custodia favorecieron la muerte del pedófilo Epstein en la cárcel, según el Departamento de Justicia
Una investigación corrobora una cadena de negligencias y mala gestión por parte de los trabajadores de la prisión federal de Nueva York donde aguardaba juicio
Una cadena de negligencias y mala gestión en la cárcel federal de Manhattan donde el pedófilo Jeffrey Epstein aguardaba juicio permitió el suicidio del depredador sexual en agosto de 2019, según una investigación del Departamento de Justicia publicada este martes. El informe detalla el papel y los fallos en la cadena de custodia, cuidado y supervisión por parte de la Oficina Federal de Prisiones (BOP, en sus siglas inglesas) mientras Epstein estaba detenido en el Centro Correccional Metropolitano de Manhattan, conocido como el Guantánamo de Nueva York y ya clausurado. Epstein se suicidó el 10 de agosto de 2019, un mes después de haber sido detenido en Nueva Jersey, mientras estaba bajo custodia del BOP. El foco de la investigación del Departamento de Justicia, que ha durado un año, ha sido el desempeño del personal de la prisión.
El inspector general del Departamento, Michael E. Horowitz, ha comunicado este martes las principales conclusiones de la investigación, que no dejan en buen lugar el trabajo del personal de instituciones penitenciarias pero también descartan la participación de una tercera persona o incluso de una mano negra en la muerte del delincuente sexual, como se especuló en su día. El informe pone negro sobre blanco una serie de errores, fallos y negligencias que condujeron a la posibilidad del suicidio, creando las oportunidades favorables. En primer lugar los “numerosos y graves incumplimientos por parte del personal de la cárcel de Nueva York”, consistentes en “mala conducta y negligencia en el cumplimiento de sus obligaciones”, según el comunicado. Esos fallos provocaron que Epstein estuviera sin vigilancia y solo en su celda con una cantidad excesiva de ropa de cama, desde la noche de la víspera hasta que fue hallado ahorcado en su celda, con una sábana, en la primera ronda del 10 de agosto.
En segundo lugar, el personal de la penitenciaría descuidó la asignación de un compañero de celda previsto en el protocolo antisuicidios que se aplicó a Epstein días antes, después de que protagonizara un incidente. Durante casi un día, el empresario estuvo solo en su celda, después de que su compañero hubiera sido transferido a otro centro. Además, hubo un déficit de vigilancia, sin rondas de los funcionarios ni recuento de reclusos; tampoco registro de las celdas. En las horas previas al hallazgo del cuerpo de Epstein, el personal no realizó estas tareas rutinarias. La víspera de ser hallado sin vida, los funcionarios de la cárcel sólo registraron una celda, y no fue la suya. En los registros no aparece cuál fue el último efectuado en su celda. Deficiencias de larga data en el sistema de cámaras de vigilancia habían dejado en negro la celda de Epstein desde finales de julio.
Todas esas deficiencias operativas, sumadas, condujeron al estado de cosas que permitió a Epstein suicidarse. El informe subraya que se trata de “problemas crónicos”, especialmente graves cuando se trataba de garantizar la custodia del preso más notorio de la cárcel en esos momentos. Aunque Horowitz llegó a la conclusión de que el personal de la cárcel “cometió una falta significativa de conducta y dejación de sus obligaciones”, los investigadores -que revisaron 100.000 registros y realizaron docenas de entrevistas- “no descubrieron pruebas” que contradijeran la conclusión del FBI de que Epstein se ahorcó con un lazo casero de una sábana.
El inspector general remitió a dos supervisores del centro al fiscal federal del distrito sur de Nueva York tras ser sorprendidos falsificando registros y mintiendo a los investigadores. Pero los fiscales se negaron a presentar cargos.
Las deficiencias de las prisiones van mucho más allá de un caso concreto y notorio como el de Epstein. El modelo de prisión privada propuesto por Donald Trump resonó especialmente en la campaña electoral de 2016, también en la de 2020, con críticas por el hacinamiento -una realidad tanto en la prisión donde murió Epstein como en la que aloja a su mano derecha, Ghislaine Maxwell- y la mala gestión constatada en el informe de Justicia. En 2018, a mitad de mandato del republicano en la Casa Blanca, cuando la población carcelaria del país superaba los 2,2 millones de reclusos, se aprobó una reforma bipartidista del sistema federal de prisiones, que sólo alberga al 10% del total de presos. El número de reos en cárceles privadas contratadas por el Gobierno federal aumentó un 945% entre 1999 y 2014.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.