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Cruzar España para ‘bautizar’ unos paneles solares

Ni las nubes, ni la lluvia, ni el barro pararon al medio centenar de personas que viajaron a Murcia desde toda España para inaugurar el parque fotovoltaico donde se ubican sus placas de autoconsumo remoto

Medio centenar de personas sistieron, el pasado tres de junio, a la inauguración del parque fotovoltaico de Fuente Álamo (Murcia), donde se ubican los paneles para su autoconsumo remoto.
Medio centenar de personas sistieron, el pasado tres de junio, a la inauguración del parque fotovoltaico de Fuente Álamo (Murcia), donde se ubican los paneles para su autoconsumo remoto.C. Solar
El País

Dicen los fundadores de Comunidad Solar, una empresa emergente dedicada a la producción de energía sostenible, que quienes forman parte de su cartera de clientes son, en realidad, como una gran familia. Una afirmación que podría sonar a estrategia de marketing si no fuera porque muchos de quienes han adquirido ya sus paneles solares también reconocen sentirse así; porque, más allá del ahorro en la factura eléctrica, comparten una filosofía de concienciación medioambiental que les empujó a alejarse de las grandes multinacionales. Una comunidad energética pero también de ideas, unida por un proyecto común.

Fundada hace apenas cinco años, en 2018, Comunidad Solar dio sus primeros pasos instalando paneles solares en viviendas unifamiliares y comunidades de vecinos, para después ofrecer el mismo servicio a todas aquellas personas que no disponen de tejado propio ni tienen la posibilidad de instalar paneles en su propia comunidad. ¿Cómo? Gracias a la venta de un mix energético sostenible solar e hidráulico, con paneles ubicados en sus parques fotovoltaicos de Murcia y una pequeña hidroeléctrica palentina situada a orillas del río Pisuerga, para producir energía a un precio cinco veces por debajo del mercado.

Quizá ahí está el secreto: un sentimiento de pertenencia casi propio de un outsider, de aquel que ha dado el paso de ser consumidor a convertirse en generador de su propia energía eléctrica, superando barreras físicas que antes se antojaban imposibles: sin tejado propio, era imposible acceder a la energía solar. Y quizá por eso, medio centenar de comuneros, como así se llaman, decidieron atender la llamada que hizo Comunidad Solar para inaugurar oficialmente, el pasado tres de junio, el parque fotovoltaico de Fuente Álamo, en Murcia, equipado con 2.240 paneles de 540 W cada uno y una potencia total de 1,2 MW. Lo que no se imaginaban es que, en la cuarta ciudad con menor pluviosidad de España, les fuera a sorprender un auténtico diluvio que tiñó la visita de una épica inesperada.

Un ‘bautizo’ de 2.240 paneles solares

“Nosotros fuimos porque nos hacía ilusión ver los paneles solares y que nos explicaran cómo funcionan. Lo disfruté tanto que me estoy planteando incluso ir a la inauguración oficial de la hidráulica del Pisuerga”, explica José Sánchez González, desde Barcelona. Así que, para ello, cogió a su mujer, a sus dos hijos y a su madre (Josefa, de 89 años) y salieron desde Manresa a las tres de la mañana para recorrer 641 kilómetros y llegar a tiempo a la visita programada; esfuerzo por el que la empresa les recompensó con un mix energético gratis. Una inauguración que se tornó en diluvio cuando empezó a caer un torrente de agua que convirtió la tierra en un lodazal y les mantuvo refugiados bajo las largas filas de paneles solares durante aproximadamente media hora.

Una lluvia torrencial sorprendió a los asistentes a la inauguración del parque fotovoltaico de Fuente Álamo (Murcia).
Una lluvia torrencial sorprendió a los asistentes a la inauguración del parque fotovoltaico de Fuente Álamo (Murcia).C. Solar

Y fue precisamente su madre, Josefa, la que se convertiría en protagonista involuntaria de la jornada al quedarse, junto a su familia, rezagada bajo los paneles mientras los demás se apresuraban a acudir al hotel donde tenían programada una paella y fideuá comunitarias. Todo hasta que Eugenio García-Calderón, cofundador de Comunidad Solar, acudió con su vehículo (un Tesla) para rescatarles... si bien su propio coche tendría que ser, a su vez, remolcado después por un tractor para poder abandonar el lugar.

Pero ni siquiera las inclemencias metereológicas consiguieron nublar el espíritu convencido de quienes se sabían parte de un proyecto diferente. Una vez en el hotel, le echaron buena cara a la adversidad mientras Paco Ragageles, otro de los cofundadores, repartía zapatillas para sustituir al calzado embarrado y Eugenio le secaba el cabello a Josefa, que con casi nueve décadas a la espalda lo llevaba francamente bien. “Fue una experiencia muy bonita porque, además de ser una comunidad unida por un proyecto común, pudimos conocernos en persona y compartir cada momento de la experiencia”, sostienen, desde Valencia, Albert y Lizeth.

Una comunidad que sigue creciendo

La posibilidad de disfrutar de un autoconsumo remoto (aquel en el que no es necesario disponer de tejado, ni instalación, licencia de obras o ser propietario) ha atraído ya a más de 267 personas, a las que hay que añadir las instalaciones residenciales efectuadas estos años: en total, más de 1.500 comuneros. El primer parque fotovoltaico, el de Fuente Álamo, ya agotó todos sus paneles, y un segundo, de igual tamaño (y también con el aporte hidráulico del Pisuerga), ha cubierto ya un 30 % de su capacidad en Las Vegas, no muy lejos del primero.

Sin lugar a dudas, la búsqueda del ahorro es una de las mayores motivaciones a la hora de embarcarse en un proyecto como el de Comunidad Solar, pero no es el único: “Hay gente que busca esa independencia energética, gente que está cansada de las grandes empresas que han estado manipulando nuestro sistema eléctrico y nuestra política, concentrando un gran poder que no han sabido gestionar de forma responsable”, reivindicaba recientemente Eugenio García-Calderón en este periódico.

Cada uno de los paneles solares, que en sus 30 años de vida útil generará 30.000 KWh, cuesta 1.200 euros que pueden financiarse hasta en 10 años. Al contactar con Comunidad Solar, se lleva a cabo un estudio personalizado y se analizan los patrones de consumo de cada persona para decidir cuántos packs energéticos se necesitan y comenzar, así, a ahorrar desde el primer día. Al tratarse de un activo propiedad del usuario, es posible cedérselo a un tercero (e incluso a los herederos); repartirlo entre múltiples viviendas e incluso vendérselo a otros usuarios o a la misma empresa, si sus necesidades cambian.

Además, si se produce más energía de la que se consume, el excedente revierte en el propio usuario, titular de ese mix energético, de manera que pasa a un monedero virtual que puede emplear para descuentos en facturas futuras. Y, una vez amortizados los paneles, conseguir, por qué no, un futuro con factura cero de electricidad.

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