Decenas de miles de andaluces muestran su indignación por el deterioro de la sanidad pública
Los usuarios se suman a los profesionales en las marchas convocadas por las Mareas Blancas en todas las capitales de la comunidad, donde la orden de la Junta que concierta la atención primaria ha protagonizado las protestas
Decenas de miles de andaluces han salido a las calles de todas las capitales de su comunidad este sábado para manifestarse en defensa de la sanidad pública, convocados por la plataforma Marea Blanca. Es la segunda gran manifestación contra el deterioro de los servicios púbicos de salud de la comunidad, pero, en esta ocasión, a la resignación airada de los profesionales sanitarios se ha sumado la de los ciudadanos que, como usuarios, sufren los problemas de falta de médicos y listas de espera cada vez más largas, que también denuncian quienes los tratan. Su presencia ha sido mayoritaria en las concentraciones de Sevilla, Granada o Jaén.
En la capital jiennense, Manuel Rodríguez no ha podido bajar a la calle, pero ha escuchado emocionado desde su ventana los gritos de la estruendosa manifestación. “Espero que estas protestas sirvan para que la Junta de Andalucía se dé cuenta de que no puede seguir primando a la sanidad privada”, ha manifestado. Como contó este diario, Rodríguez, después de llevar 15 meses esperando a ser operado de próstata en el Hospital de Jaén, ha tenido que irse a una clínica privada, donde será intervenido el miércoles, después de haber desembolsado más de 7.000 euros.
Su caso es similar al del sevillano José Antonio Miguélez, de 81 años. Después de esperar dos años para que le implantaran una prótesis de rodilla, tuvo que pagar 13.000 euros para ser operado en una clínica privada. El juicio para reclamar el importe al Servicio Andaluz de Salud está previsto para el 24 de noviembre del próximo año. “Creo que hay motivos para estar hoy aquí, ¿no?”, se pregunta. Miguélez pone una sonrisa de circunstancias cuando se le recuerdan las declaraciones que el viernes hizo el portavoz de la Junta, Ramón Fernández-Pacheco, en las que aseguró que la base de estas marchas era “una mentira”, porque el Gobierno de Juan Manuel Moreno no estaba privatizando la sanidad. “Yo he tenido que pagarme la operación, no sé cómo se llamará eso”, le responde.
Las manifestaciones, celebradas casi a la misma hora en todas las capitales andaluzas, entre las 11.00 y las 12.00, elevan la presión para el Gobierno de Moreno, a menos dos meses de las elecciones municipales. El desencanto con la sanidad pública no ha disminuido desde que, en noviembre del año pasado, los andaluces salieran a la calle. Una orden de tarificación, que concierta la atención primaria y que fija en 65 euros el precio por la consulta en una policlínica privada, no ha hecho sino encender las críticas de los sindicatos. Médicos de la pública y la privada consideran excesiva la tarifa, dado que las aseguradoras pagan por consulta a los facultativos 10 euros. Ni siquiera el anuncio de un gran pacto por la atención primaria ha calmado los ánimos.
El 12 de abril, el Sindicato Médico ha convocado una huelga de los médicos de familia. Moreno se esfuerza por lanzar el mensaje del compromiso de su Gobierno por la sanidad pública y gratuita, pero el colapso en la atención primaria y las listas de espera no solo para acudir a un centro de salud, sino para la atención hospitalaria, hacen que su intención haga aguas.
Miguélez es uno de los más de 25.000 manifestantes, según los cálculos de este diario —8.000 de acuerdo con la Policía Nacional y 60.000 según los organizadores―, que han acudido a la manifestación de Sevilla. La mayoría provenían de los municipios de la provincia, que han visto cómo en los últimos años se están quedando sin médicos y pediatras, uno de los problemas que acucia a la atención primaria en las zonas rurales.
Detrás de la pancarta que reclamaba una sanidad digna para Martín de la Jara, una localidad de 2.600 habitantes, iba Juan José Doroteo, pensionista de 58 años. “De tres médicos y un pediatra que nos corresponden, solo contamos con un médico y un pediatra un día a la semana. El pueblo no va a dejar que se privatice la sanidad pública”, señala. Él se ha desplazado hasta la capital andaluza en uno de los cinco autobuses que han salido del pueblo por la mañana.
También de municipios de la provincia son la mayoría de las personas que han protagonizado la manifestación de Jaén —3.000 personas, según los datos de la Policía Nacional, más de 5.000 según los cálculos de este diario― y Granada ―20.000, de acuerdo con los datos oficiales y 25.000, según la organización―. “El deterioro del sistema lo sufren los ciudadanos”, sostiene Marta García, una de las organizadoras de la manifestación en la capital granadina.
El desgaste también lo padecen los profesionales de la sanidad. “Yo he tenido que pedir la baja laboral dos veces porque no se puede soportar tanta gente esperando para pasar por mi consulta”, explica Marcos Heredia, médico de atención primaria en el centro de salud de Carlinda, en la capital malagueña. Allí, de nuevo, las cifras ofrecidas por la Policía Nacional, 8.000 asistentes, difieren en mucho de las más de 20.000 que dan las Mareas Blancas.
Su compañera, Auxi Jerez, enfermera en el Hospital Regional de Málaga, detalla que “las Urgencias son insoportables, con cinco o seis horas de espera. Yo vengo hoy aquí para pedir más personal y evitar que se privatice la sanidad llevando a clínicas de Málaga pacientes que no pueden ser atendidos en mi hospital porque la Junta se niega a renovar los contratos”, denuncia esta profesional. Personal sanitario de localidades como Coín, Antequera, Vélez-Málaga y Ronda se han desplazado hasta la capital malagueña para reclamar más atención del Servicio Andaluz de Salud (SAS).
“La gota que ha colmado el vaso en la estrategia de privatización”
A las reivindicaciones tradicionales de mayor número de profesionales y de más inversión real en la sanidad pública, se ha sumado en esta ocasión la orden de tarificación, publicada por la Junta a principios de mes. Con ella, por primera vez se autoriza la concertación de la atención primaria con la sanidad privada o que las instalaciones del SAS puedan ser utilizadas por los profesionales autónomos.
“Ha sido una patada en la espinilla para los andaluces”. Así la ha definido Sebastián Martín Recio, portavoz de Mareas Blancas, en su intervención al final de la marcha de Sevilla. “Este es un gran engaño y, además, es ilegal”, ha insistido. Antes, Alejandro González, biólogo e investigador, advertía a este diario de cómo la concertación de la atención primaria era “la gota que ha colmado el vaso en la estrategia de privatización de la administración”. “La solución no es privatizar, sino dar más recursos a la pública”, añadía.
Cuando se esgrimen las cifras que ofrece la Junta sobre la inversión récord en sanidad y en contrataciones y en personal —13.800 millones de euros del Presupuesto de 2023 y 30.000 profesionales más en SAS―, tanto usuarios como profesionales esbozan una sonrisa irónica. “A mí me han dado una cita con el especialista para dentro de 50 días y mi médico de cabecera solo me atiende por teléfono”, alega Manolo Rodríguez, junto a la pancarta que reivindica más servicios sanitarios para Lebrija, cuya plataforma vecinal es una de las más combativas de la provincia de Sevilla. Un poco más adelante, la epidemióloga Mercedes Sánchez advierte: “Los conciertos están a la orden del día. Veo mucha desorganización en la sanidad pública”.
Las Mareas Blancas han conseguido congregar también, y según las cuestionadas cifras oficiales, a 5.000 personas en Huelva, 3.600 en Córdoba, 2.000 en Almería y 4.000 en Cádiz. En esta última provincia, la marcha por la sanidad ha coincidido con hasta dos protestas más, la Marea Verde y Cádiz por el clima, lo que ha deslucido la asistencia, aunque al final todas han caminado juntas hasta la plaza del Ayuntamiento. “Esto no se soluciona con una manifestación, pero si no hay movilización no se solucionará nada”, ha advertido Martín Recio.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.