Uganda decide cerrar sus escuelas por un brote de ébola que ya ha provocado 53 muertos
La llegada del virus a la capital, donde hay cinco colegios con casos, y la inexistencia de vacunas para la cepa sudanesa preocupa a las autoridades
El Gobierno de Uganda ha anunciado este miércoles el cierre de las escuelas de infantil, primaria y secundaria a partir del próximo 25 de noviembre para reducir el riesgo de contagio de ébola entre los niños. Este país africano sufre un brote de esta grave enfermedad que se declaró el pasado 20 de septiembre, que aún no está bajo control y ha provocado hasta el momento 135 casos, 23 de ellos niños, y 53 fallecidos, entre los que había ocho menores. Hay siete distritos afectados, incluida la capital del país, Kampala, donde se han registrado 18 contagios. El principal desafío de este brote es que está causado por la cepa sudanesa, contra la que no existe vacuna.
El cierre de las escuelas, que adelanta dos semanas el parón navideño previsto para el 9 de diciembre, fue anunciado por la ministra de Educación, Janet Museveni. “El Gobierno ha examinado y aprobado una proposición del Ministerio de Sanidad destinada a reducir en dos semanas el tercer trimestre con el objetivo de descongestionar las escuelas y evitar así que aumente la vulnerabilidad de los niños a la infección por ébola”, aseguró en un comunicado, en el que también instó a dichos centros escolares a programar los exámenes en las próximas dos semanas, lo que facilitaría el cierre el 25 de noviembre. Cinco colegios de Kampala se han visto ya afectados por el virus, donde se han producido 11 contagios entre los alumnos, así como otros centros escolares de los distritos de Wakiso y Mubende.
“Cerrar las escuelas antes reducirá las zonas de concentración donde los niños están a diario en contacto estrecho con otros niños, con maestros y con otros miembros del personal susceptibles de propagar el virus”, añadió la ministra. Las escuelas de Uganda ya permanecieron cerradas dos años durante la pandemia de covid-19. El pasado sábado, las autoridades habían prorrogado otras tres semanas el confinamiento de dos distritos del centro del país, Mubende y Kasanda, donde se detectaron los primeros casos en septiembre, que incluye la prohibición de viajar y el cierre de todos los establecimientos públicos, bares y lugares de ocio, así como un toque de queda nocturno. Unas 2.200 personas que han estado en contacto con casos confirmados están bajo vigilancia.
El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Gebreyesus, destacó hace unos días el peligro que supone un brote de ébola fuera de control en una capital como Kampala, donde viven un millón y medio de personas. “El hecho de que haya casos en una ciudad densamente poblada indica un riesgo muy real de transmisión ulterior y la urgente necesidad de una preparación intensa en los distritos y países vecinos”, aseguró en rueda de prensa.
El Ministerio de Sanidad de Uganda declaró oficialmente este brote de ébola el pasado 20 de septiembre después de que dieran positivo las muestras tomadas a un hombre de 24 años fallecido en el distrito de Mubende, a unos 150 kilómetros al oeste de Kampala, donde otras seis personas habían muerto a lo largo del mismo mes por causas desconocidas, pero con síntomas compatibles con esta enfermedad. El Gobierno también informó de que se trata de la cepa sudanesa del virus, una de las cinco conocidas, menos virulenta y frecuente que la Zaire, que es la responsable de las peores epidemias de ébola de la historia, como la que sufrió África occidental entre 2014 y 2016 y que provocó casi 30.000 contagios y más de 11.000 muertos.
Sin vacunas para esta cepa
El principal desafío que plantea esta epidemia es que no existen vacunas aprobadas contra la cepa sudanesa. La inmunización contra el ébola ha mostrado una enorme eficacia para contener brotes anteriores, en concreto el de África occidental en 2014-16 y los que se han repetido en Kivu Norte y Mbandaka, todos ellos en la República Democrática del Congo, entre 2016 y el presente año. Pero en todos los casos se trataba de la cepa Zaire, contra la que se desarrolló una vacuna en 2015 que fue probada en Guinea y se utilizó en este país, Sierra Leona y Liberia con resultados positivos.
Por ello, para hacer frente al actual brote en Uganda se ha recurrido a las medidas clásicas de aislamiento de casos, seguimiento de contactos y limitaciones de desplazamientos. En paralelo, la OMS, la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias y la Alianza para la Vacunación, en colaboración con el Ministerio de Sanidad ugandés, han lanzado un plan para acelerar la aprobación de una posible vacuna, de la que ya existen varias candidatas. Las autoridades han designado al Instituto Pulmonar de la Universidad de Makerere para dirigir los ensayos clínicos.
Los tres organismos citados ya están trabajando para garantizar que haya suficientes dosis para los ensayos, según han informado en un comunicado. “Si se pueden poner a disposición suficientes dosis, el objetivo sería establecer cómo de efectivas son las vacunas candidatas en diversas poblaciones”, aseguran. Los desarrolladores con iniciativas en marcha son la Universidad de Oxford y el Serum Institute of India, el Sabin Vaccine Institute, la Autoridad de Investigación y Desarrollo Biomédico Avanzado (BARDA) estadounidense, y la Iniciativa Internacional para una Vacuna contra el SIDA (IAVI), a través de la farmacéutica Merck.
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