El número de abortos aumentó un 8% en Estados Unidos entre 2017 y 2020
El repunte revierte la tendencia a la baja registrada los 30 años anteriores; para los expertos, el impacto de revocar ‘Roe contra Wade’ podría ser mayor de lo esperado
El Instituto Guttmacher, una ONG que defiende la salud sexual y reproductiva, ha constatado que los abortos practicados en Estados Unidos aumentaron en un 8% entre 2017 y 2020, revirtiendo la tendencia decreciente que había caracterizado los 30 años anteriores. Los datos corresponden a una investigación publicada este miércoles que demuestra, según la organización, la necesidad de proteger y mantener el aborto como una opción legal, en vísperas del fallo del Tribunal Supremo que previsiblemente acabará con el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo (IVE) en la mayoría del país.
Esta tendencia al alza significa que el impacto de revocar el caso Roe contra Wade de 1973, que legalizó el aborto a nivel federal en Estados Unidos, sería mayor de lo esperado, según la investigadora Rachel Jones, coautora del estudio. “En los veintitantos años que llevo investigando sobre el aborto en Guttmacher, esta es la primera vez que constatamos un aumento de los abortos sostenido durante dos años”, ha dicho Jones, en declaraciones recogidas por la agencia Reuters.
El informe indica que en 2020 hubo 930.160 abortos en Estados Unidos, frente a 862.320 en 2017. Ese año, algo más de uno de cada cinco embarazos —o el 20,6%— terminaron en aborto, frente al 18,4% en 2017. La tendencia varía según el Estado. Misisipi, por ejemplo, registró un incremento del 40% y Oklahoma, un 103% durante esos tres años.
En comparación, las interrupciones en Misuri se redujeron en un 96%: de 4.710 en 2017 a 170 en 2020, ya que todas las clínicas que practican aborto, menos una, abandonaron el Estado. El vecino Illinois tuvo un aumento del 25%, lo que indica que las mujeres de Misuri pudieron haber viajado allí.
El estudio de Guttmacher Institute no explica los motivos que han dado lugar al repunte del número de abortos, pero apunta un par de posibilidades. Un factor puede ser la ampliación de la cobertura médica en muchos Estados gracias a la extensión del programa Medicaid, que brinda atención sanitaria a las personas con menos recursos. Otra posibilidad es que algunas mujeres no hayan podido acceder a métodos anticonceptivos por los recortes sufridos por algunos programas públicos durante la presidencia de Donald Trump (2016-2020), lo que habría derivado en un mayor número de embarazos no deseados.
La pandemia no fue un factor desencadenante de embarazos no planificados seguidos de aborto, explicó la investigadora. Sin embargo, a medida que el coronavirus se extendía por Nueva York, muchas clínicas recortaron su horario, lo que redujo la facilidad de acceso al procedimiento; de ahí que el aumento de interrupciones en este Estado sea menor que en otros. El último año que es objeto de investigación coincide con el primero de pandemia, el más riguroso en lo tocante al cierre de actividades y un cambio radical de hábitos de vida.
En Texas, por ejemplo, la mayoría conservadora consideró que el aborto no era un servicio esencial durante el apogeo de la pandemia, lo que provocó una ligera caída en 2020 respecto al año anterior. Sin embargo, en el conjunto de los tres años, la cifra de abortos practicados en ese Estado aumentó un 5%. Texas marcó en septiembre un punto de inflexión en cuanto al acceso al procedimiento, tras aprobar una legislación muy restrictiva, la llamada ley del latido, que prohíbe la interrupción del embarazo a partir del momento en que se detecta latido fetal; es decir, en torno a la sexta semana de gestación. La legislación también es una invitación a la delación, ya que insta a particulares a denunciar a mujeres y personal sanitario que participen en un aborto. Muchas texanas han buscado refugio en otros Estados, mientras el de Nueva York aprobaba esta semana un paquete legislativo para proteger legalmente —negando su extradición, por ejemplo— a mujeres que aborten y provengan de otros territorios. Oklahoma ha corregido y aumentado la legislación texana, prohibiendo los abortos desde el momento mismo de la concepción.
“Los Estados han venido incrementando sus ataques al derecho al aborto y al acceso [al mismo] en previsión de la decisión del Supremo, y con toda seguridad 26 estados están listos ya para prohibir inmediatamente el aborto una vez [sea] revocada la decisión de Roe contra Wade. Las personas con muy pocos recursos y los colectivos marginados son los más afectados por la prohibición del aborto y otras políticas restrictivas”, indica el estudio de Guttmacher Institute. De esos 26 Estados —que constituyen aproximadamente la mitad del país—, 13 disponen de leyes desencadenantes —o leyes gatillo, como se las llama en inglés— que implican la adopción inmediata del eventual veto del Supremo y prohibirían la interrupción en el primero y el segundo trimestre. Un fallo negativo del Alto Tribunal dejaría sin acceso al aborto a los 26 millones de mujeres en edad fértil que residen en esos Estados.
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