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Los contagios de covid en España se estancan en el nivel de riesgo bajo

El número de ingresos en hospitales y las muertes siguen disminuyendo, pero los expertos aconsejan prudencia ante la incertidumbre del invierno y la interacción del coronavirus con otros virus respiratorios

Una sanitaria administra la tercera dosis de la vacuna de Pfizer en el punto de vacunación instalado en el Centro de Formación Ocupacional Guadalquivir, en Sevilla el pasado miércoles.
Una sanitaria administra la tercera dosis de la vacuna de Pfizer en el punto de vacunación instalado en el Centro de Formación Ocupacional Guadalquivir, en Sevilla el pasado miércoles.PACO PUENTES (EL PAÍS)
Pablo Linde

Desde que los contagios de covid comenzaron a caer, a finales de julio, los epidemiólogos han estado pendientes del momento en que volvieran a subir. Ninguno asumía que el descenso sería continuo hasta la erradicación de la enfermedad, algo descartado en un futuro próximo. Tenía que llegar un momento en el que los contagios se estabilizasen, o incluso comenzaran a repuntar. Y eso es lo que ya ha sucedido. Este jueves la Incidencia Acumulada (IA) ha marcado 43,2 diagnósticos por 100.000 habitantes en 14 días, 2,7 más que su suelo tras la quinta ola (40,5), que se registró el jueves pasado. En la semana transcurrida desde entonces la curva está experimentando subidas y bajadas muy ligeras, pero queda claro que la tendencia de caída se ha detenido por el momento.

¿Es preocupante? Los expertos consultados responden que, a priori, no mucho. El riesgo sigue siendo bajo y “entraba dentro de lo previsible”, asegura Ana María García, catedrática en Salud Pública de la Universidad de Valencia. “Evidentemente el virus sigue circulando y ahora, prácticamente sin restricciones, es normal que crezca un poco. Pero es una subida ligera que no tiene repercusiones en cuanto a la gravedad de los casos”, añade.

El crecimiento en la incidencia con respecto a hace una semana se produce, de forma leve, en todas las franjas de edad a partir de 20 años. Entre los más jóvenes no ha subido. Los que acumulan más casos por habitante (una IA de 54) son los niños menores de 12 años, el único grupo de edad que no está vacunado; pero a ellos no ha llegado la subida que sí se ve en otras franjas en los últimos días, lo que parece confirmar algo que ya se vio durante el curso pasado: las clases no son lugares donde el virus se propaga hacia las casas, sino más bien al contrario. La transmisión en la sociedad se refleja luego en las aulas.

Las predicciones en la pandemia han sido muchas veces fallidas y los expertos prefieren ser cautos. Nadie sabe con certeza cómo evolucionará la curva de contagios. Y, más allá de que las comparaciones internacionales siempre han sido problemáticas por las muchas singularidades de cada territorio, hay pocos espejos en los que mirarse: España es hoy uno de los países del mundo que combina una menor incidencia con mayores tasas de vacunación (el 80% de la población ha recibido la pauta completa).

Países como el Reino Unido tienen los diagnósticos disparados (una IA de 753, según datos del Ministerio de Sanidad), pero el porcentaje de personas inoculadas es mucho menor (66,5%, según la web Our World in Data ). Dinamarca, con una tasa de vacunación más parecida a la española (75,6%), seguía hasta hace un mes una curva de contagios calcada a la española, y empezó a crecer levemente hace dos semanas. La de Portugal (86,4% de vacunados), algo más alta pero paralela en los últimos tiempos, también dibuja un ligero repunte en los últimos días.

Lo que parece descartable es una subida abrupta y una nueva ola similar a las anteriores. “Puede seguir ascendiendo, pero no esperamos que sea un crecimiento rápido ni que repercuta en el sistema sanitario. Ahora preocupan dos cosas: las personas no vacunadas (un 10% de la población mayor de 12 años) y que la protección de los pinchazos caiga, algo que no estamos viendo”, explica García.

La situación hospitalaria sigue mejorando. Este jueves había 1.775 ingresados en España, de los cuales 434 estaban en unidades de cuidados intensivos. Son dos cifras que llevan cayendo de forma prácticamente ininterrumpida desde principios de agosto, cuando había más de 10.000 enfermos en planta y más de 2.000 en las UCI. También caen los fallecimientos. Esta estadística no se consolida hasta pasadas unas tres semanas, pero la tendencia a la baja también es clara desde finales de agosto. Este jueves se han notificado 20 muertes.

Un grupo de turistas en Barcelona a mediados del mes de septiembre.
Un grupo de turistas en Barcelona a mediados del mes de septiembre. CRISTÓBAL CASTRO

Fernando Rodríguez Artalejo, catedrático de Salud Pública de la Universidad Autónoma de Madrid, explica que hay que mantener ciertas precauciones por estar a las puertas de la temporada invernal. “La covid se mezclará con la gripe y otros virus respiratorios y habrá que ver qué sucede. Si estuviéramos en mayo con estas cifras yo hablaría de total tranquilidad. Pero como es octubre es bueno mantener el principio de precaución y medidas como las mascarillas en interiores”, señala.

Los cubrebocas son prácticamente la única medida que queda en vigor fuera de las escuelas. Es por esa razón que los expertos ven normal esta pequeña subida de casos. José Jiménez, investigador de virus emergentes en el King’s College de Londres, argumenta que aunque hay datos que indican que las vacunas actuales limitan la transmisión del virus y los contagios, lo cierto es que no evitan la posibilidad de infectarse. “Por lo tanto, si se relajan las medidas es normal que suban los contagios. Lo más importante que tenemos que tener en cuenta es que el objetivo principal de estas vacunas es prevenir formas graves de la enfermedad y los fallecimientos. En España, donde gran parte de la población está completamente vacunada, veo más necesario centrar nuestra atención en el número de ingresos hospitalarios y fallecimientos y no tanto en la incidencia acumulada”, agrega.

Todos los consultados, incluido Jiménez, inciden en que el virus no va a desaparecer: va a seguir circulando. “La buena noticia es que las vacunas han cambiado completamente el escenario en comparación con olas anteriores. Por lo tanto, y tal como estamos observando actualmente, aunque el virus siga circulando, la probabilidad de enfermar gravemente y fallecer por covid-19 va a ser mucho menor. Esto no significa que tengamos que olvidarnos completamente del virus. Si algo deberíamos haber aprendido ya durante esta pandemia es que el virus siempre nos puede sorprender”, matiza el investigador.

En esto mismo incide José María Martín Moreno, doctor en Epidemiología y Salud Pública por la Universidad de Harvard: “Estamos en unos niveles que se identifican con un riesgo bajo de transmisión, y consecuentemente de presión asistencial. Pero, aunque esta situación abre expectativas optimistas, debemos insistir en que eso no significa que el riesgo sea cero o nulo. Al estar el virus presente y todavía circulando en muchos países, la potencialidad de mutar sigue ahí. Y si muta de la forma no deseable pueden aparecer nuevas variantes amenazadoras más contagiosas y que escapen al potencial de defensa de las vacunas que hemos utilizado”.

Para ilustrar el hecho de que conviene evitar triunfalismos, continúa Martín Moreno, no solo hay que rememorar la experiencia del año pasado cuando se decía que en España se había vencido la pandemia; existen ejemplos de otros países desarrollados y relativamente cercanos que con anuncios “insensatamente optimistas” relajaron “prematuramente” las restricciones. “Es el caso del Reino Unido y su freedom day, que ha conducido a que hoy una incidencia acumulada unas 20 veces mayor que la que tenemos en España, con un proceso de vacunación estancado y bajo una situación de enorme presión asistencial y de confusión en la población”, zanja.

Lo que aleja este pequeño repunte de casos es el siguiente hito, que ya se veía cercano: el de 25 casos por 100.000 habitantes, algo que han alcanzado solo dos comunidades (Galicia y Asturias) y que marca simbólicamente la “nueva normalidad”, según el conocido como Semáforo de Sanidad. Artalejo ve “técnicamente posible” llegar a esas cifras, pero “muy complicado” mientras no estén vacunados los niños menores de 12 años. Para ellos (entre 5 y 12) Pfizer tiene un fármaco preparado, al que habrá de dar su visto bueno la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) y, posteriormente, la Ponencia de vacunas, el grupo de expertos que asesora al ministerio y las comunidades y que va actualizando el plan de inoculaciones a medida que avanza la evidencia científica.

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Sobre la firma

Pablo Linde
Escribe en EL PAÍS desde 2007 y está especializado en temas sanitarios y de salud. Ha cubierto la pandemia del coronavirus, escrito dos libros y ganado algunos premios en su área. Antes se dedicó varios años al periodismo local en Andalucía.

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