Un caso de ébola importado de Guinea enciende las alarmas en Costa de Marfil
La OMS muestra su preocupación por la aparición de esta enfermedad en la ciudad de Abiyán, con más de cuatro millones de habitantes
Costa de Marfil ha declarado este sábado su primera epidemia de ébola desde 1994 tras la confirmación de un único caso en Abiyán, la capital económica del país. Se trata de una joven de 18 años que viajó por carretera desde Labé, en el norte de la vecina Guinea, hasta Costa de Marfil, país al que llegó el pasado miércoles, según informó en la televisión nacional el ministro de Sanidad, Pierre Demba. Por su parte, la directora regional de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en África, Matshidiso Moeti, aseguró a través de un comunicado que “es extremadamente preocupante que esta epidemia se haya declarado en Abiyán, una metrópolis de más de cuatro millones de habitantes”.
Después de que la joven manifestara los primeros síntomas y teniendo en cuenta que Guinea acababa de sufrir una epidemia de ébola, las autoridades sanitarias marfileñas enviaron muestras de su sangre al Instituto Pasteur de Dakar, en Senegal, que este sábado confirmó que se trataba de dicha enfermedad. “Se trata de un caso aislado e importado”, aseguró Pierre Demba en su mensaje televisado, quien también informó de que la paciente está siendo atendida en el centro de tratamiento de enfermedades altamente epidémicas del hospital de Treichville, en la propia Abiyán.
El Ministerio de Sanidad anunció el comienzo de una amplia campaña de vacunación que incluirá a personal sanitario de primera línea, fuerzas de seguridad en la frontera con Guinea y aquellas personas que han estado en contacto con la paciente. Para ello, informó el ministro Demba, al menos 5.000 dosis de la vacuna serán enviadas a Costa de Marfil desde la vecina Guinea. “El Gobierno tranquiliza a la población y les invita a la serenidad, se han adoptado todas las medidas para hacer frente a esta situación, el dispositivo sanitario para el control de esta enfermedad existe y ha sido probado con éxito en el pasado”, aseguró Demba.
Otras medidas adoptadas son la reactivación del sistema de alerta precoz, el rastreo de todos los contactos de la paciente, el refuerzo de las medidas de higiene y distanciamiento social ya en vigor para hacer frente a la covid-19, como el lavado de manos o el uso de mascarillas en espacios cerrados, y la intensificación de la colaboración transfronteriza con el país vecino.
Guinea declaró el fin de su última epidemia de ébola el pasado 19 de junio, un brote que provocó 23 casos y 12 muertos según la OMS y que se pudo controlar gracias a la distribución de vacunas y a la rápida respuesta de las autoridades. Sin embargo, aún es pronto para saber si el caso detectado en Costa de Marfil procede del brote guineano. “Ningún elemento indica que el caso detectado en Costa de Marfil esté vinculado al reciente brote epidémico que afectó a Guinea”, asegura la OMS, “una mayor investigación y secuenciación genómica permitirán identificar la cepa del virus y determinar si existe un vínculo”.
Además de Guinea, este año también se vivió un rebrote de ébola en el este de la República Democrática del Congo (RDC), cuando la esposa de un superviviente de una epidemia anterior desarrolló la enfermedad. Dicho brote se dio por concluido el pasado mes de mayo. La peor epidemia de ébola de la historia tuvo lugar entre 2014 y 2016 en África occidental, provocando más de 28.000 casos y 11.300 muertos, y tuvo su epicentro precisamente en Guinea, aunque también afectó con especial intensidad a Sierra Leona y Liberia.
El virus del ébola, descubierto en 1976 en Sudán del Sur y la RDC, provoca un cuadro de fiebre hemorrágica que, a falta de una atención adecuada, suele acabar en pocos días con la vida del paciente. Su tasa de letalidad se sitúa en la actualidad en el 50%, según la OMS. Los primeros síntomas, fiebres y dolores musculares, se complican rápidamente con disfunciones renal y hepática y acaban con hemorragias internas. El desarrollo de vacunas durante la epidemia de 2014-2016 ha supuesto un paso importantísimo para contener el avance de los brotes posteriores. Los científicos creen que el reservorio natural de este peligroso virus son ciertas especies de murciélagos comedores de fruta que se extienden por buena parte de África central y occidental.
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