Cuatro muertos en un nuevo brote de ébola en Guinea-Conakry

Las autoridades sanitarias de Guinea-Conakry declararon este sábado un nuevo brote de ébola en la región de Nzérékoré, la misma donde comenzó la epidemia de 2014-2016 de África occidental, que se acabó convirtiendo en la peor de toda la historia con 28.500 casos y más de 11.300 muertos. Por ahora hay ocho contagios confirmados y cuatro fallecidos del nuevo brote, todos ellos vinculados a un entierro que tuvo lugar el 1 de febrero en Gouéké, al sureste del país y cerca de la frontera con Liberia y Costa de Marfil.

“Estamos muy preocupados, ya hay cuatro muertos”, aseguró el sábado a la agencia France Press Rémy Lamah, ministro de Sanidad guineano. El primer caso posible es el de una trabajadora sanitaria que enfermó a finales de enero y falleció entre el 27 y 28 del mes pasado. Su entierro tuvo lugar en Gouéké el 1 de febrero. Ocho personas que participaron en la inhumación comenzaron a presentar síntomas compatibles con el ébola pocos días más tarde, como vómitos, diarreas y hemorragias internas. Tres de ellos fallecieron y los otros cinco están hospitalizados, cuatro en Nzérékoré y el último en la capital, Conakry.

Las muestras de estos ocho pacientes fueron analizadas en un laboratorio montado por la Unión Europea en Guéckédou, en la misma región de Nzérékoré, y todos dieron positivo por ébola, según informó a los medios locales el director de la Agencia Nacional de Seguridad Sanitaria, Sakoba Keita. “Hemos adoptado todas las medidas oportunas, un equipo está ya sobre el terreno para identificar los contactos”, añadió Lamah, “me inquieta como ser humano, pero estoy tranquilo porque hemos gestionado la primera epidemia y la vacunación es posible”. Este domingo estaba prevista la celebración de una primera reunión de una célula de crisis.

El director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, aseguró el sábado a través de su cuenta de Twitter que ya trabaja con las autoridades del país en la preparación de la respuesta a este brote, el primero que se produce en África occidental tras la mortal epidemia de 2014-2016. En aquel entonces la enfermedad se detectó en la zona de Guéckédou y afectó a seis países de la región, la propia Guinea-Conakry, Liberia, Sierra Leona, Nigeria, Malí y Senegal, este último con un solo caso importado. El contagio de misioneros y trabajadores humanitarios provocó los primeros casos fuera de África en Estados Unidos, Reino Unido, Italia y España.

La directora regional de la OMS, la doctora Matshidiso Moeti, mostró este domingo su preocupación también a través de su cuenta de Twitter: “La OMS está incrementando sus esfuerzos de preparación y respuesta para contener esta posible reaparición del ébola en África occidental, una región que tantas penurias padeció en 2014”, manifestó.

Estos contagios en Guinea-Conakry se producen una semana después de que la República Democrática del Congo (RDC) declarase un rebrote en Kivu del Norte de la epidemia que afectó a esta zona entre agosto de 2018 y junio de 2020 y que ya cuenta con tres contagios y dos personas fallecidas. En este caso la alerta saltó por una agricultora, esposa de un superviviente de ébola, que acudió a un centro de salud en la zona de Butembo con síntomas el 1 de febrero y falleció dos días más tarde. El segundo caso identificado corresponde también a una campesina que murió el 10 de febrero mientras que el tercer contagio se declaró en Katwa este sábado. Hay unos 200 contactos identificados de los que al menos 110 están bajo vigilancia.

Tanto en Congo como ahora en Guinea-Conakry una de las estrategias más importantes para combatir la expansión de la epidemia es la vacunación, una herramienta que no existía al comienzo de la epidemia de 2014 y que ha demostrado su eficacia en brotes posteriores. En la RDC ya se han enviado 1.500 dosis a la zona de Butembo para comenzar a vacunar a los contactos y al personal sanitario. Pese a los avances recientes en su tratamiento, el ébola es una enfermedad que sigue presentando altas tasas de letalidad y que se origina a partir de un contagio entre un animal y un ser humano. Se cree que su principal reservorio son varias especies de murciélagos frugívoros presentes en amplias zonas de África y que la deforestación es una de las causas de la reiteración de brotes en los últimos años.