Brasil lleva oxígeno de emergencia a Manaos tras el colapso sanitario por la covid-19
Un avión militar evacúa pacientes a otros Estados tras el descontrol de la pandemia en la ciudad brasileña
La hospitalización de 254 pacientes de la covid-19 en una sola jornada desbordó el jueves a la ciudad de Manaos, llevó la red sanitaria al borde del colapso y dejó varios hospitales sin oxígeno, lo que causó la muerte de al menos dos enfermos. Desde la capital de la Amazonia brasileña llegan este viernes más imágenes dramáticas que ilustran la desesperación de familiares de pacientes y de médicos que intentan salvarles la vida. El Gobierno brasileño llevó en aviones militares un cargamento de oxígeno de emergencia hasta la remota ciudad mientras pacientes que requieren oxígeno eran evacuados a otros estados. El presidente, Jair Bolsonaro, quiso desentenderse de la crisis ante un país conmocionado. “Aquello es terrible. Nosotros hemos hecho nuestra parte”, afirmó en una entrevista este viernes por la tarde.
Mientras varias instituciones del Estado se movilizan para evitar una cascada de muertes, y brasileños de a pie se apresuran a reunir donaciones para comprar oxígeno, el presidente Bolsonaro añadió en la entrevista: “Ahora tendría que estar en la playa tomando cerveza”. Brasil está en medio de las vacaciones más esperadas del año.
Es el enésimo gesto que muestra su absoluta falta de empatía. Peor aún, el ultraderechista ha saboteado muchos de los esfuerzos por contener la epidemia en el segundo país del mundo con más muertos (207.000) y el tercero con más contagios (más de ocho millones) según las cifras oficiales. Brasil pretende empezar a vacunar la semana próxima después de que el organismo regulador diga el domingo próximo si autoriza o no las dos inyecciones candidatas. Entre ciudadanía descontenta con su gestión, la indignación aumenta. Representantes de la sociedad civil y la oposición han llamado a la ciudadanía a enviar un mensaje contundente a Bolsonaro esta noche con una cacerolada nacional.
Los médicos de la capital amazónica han reducido el suministro de oxígeno por paciente para racionarlo. La programada evacuación de bebés prematuros ha quedado en suspenso porque queda oxígeno para 48 horas. Pero el centro de referencia para emergencias y al menos un hospital más ha empezado a rechazar nuevos ingresos este viernes por la mañana. Los fallecimientos en casa vienen aumentando hace días. La empresa que suministra oxígeno a los hospitales de la ciudad ha explicado que su producción no da abasto para satisfacer la actual demanda, que está disparada.
Los contagios avanzan veloces en la ciudad en la que se originó la nueva cepa que ha llevado a Reino Unido a prohibir la entrada de viajeros desde Brasil, el resto de Latinoamérica y Portugal. Los científicos sospechan que es más contagiosa, pero no han comprobado por el momento que sea la responsable del pico este espectacular pico de contagios en Manaos.
La medida de la tragedia y lo desesperado de la situación quedan reflejados en que el gobernador de Amazonas, el aliado de Bolsonaro Wilson Lima, tocó el jueves la puerta de Venezuela para pedir ayuda pese al calamitoso estado de la sanidad venezolana y que esté gobernado por el chavismo. El canciller Jorge Arreaza respondió vía Twitter para decir que tenía “instrucciones de Nicolás Maduro” para “poner inmediatamente a su disposición el oxígeno necesario para atender la contingencia sanitaria”.
Manaos ha batido esta semana varias veces su récord de entierros desde que comenzó la pandemia. Suma casi 4.000 muertos entre sus más de dos millones de habitantes y roza el colapso de la red sanitaria por segunda vez desde los primeros contagios. Ya en mayo los centros sanitarios y los cementerios se vieron desbordados.
Este viernes, cuando se ha contabilizado el fallecido dos millones por el coronavirus, la OMS ha reclamado al mundo que mire a Manaos y tome nota. “Lo que está ocurriendo en Manaos es una alerta para muchos países. No dejen que una sensación de falsa seguridad les permita bajar la guardia”, ha advertido el jefe de emergencias del organismo multilateral, Mike Ryan, en Ginebra.
Buena parte de la ciudadanía de Manaos, como en otros lugares de Brasil, lleva meses haciendo caso omiso a las recomendaciones sanitarias. El gobernador Lima ha decretado un toque de queda desde las siete de la tarde a las seis de la mañana. A las puertas e las Navidades, las autoridades de Manaos las medidas para restringir las actividades fueron respondidas con sonoras protestas aplaudidas por el bolsonarismo. El reguero de casos de covid en los últimos meses ha sepultado la hipótesis de que Manaos pudiera ser la primera ciudad del mundo en haber alcanzado la inmunidad de rebaño.
Brasil, la novena economía del mundo en 2019, va más retrasado en inmunización que varios países latinoamericanos y otros países superpoblados como Indonesia. El Gobierno brasileño está muy pendiente de India, que prevé empezar a poner las inyecciones este sábado y que rechaza entregar inmediatamente dos millones de dosis del compuesto de AstraZeneca/Oxford que Brasil compró. Bolsoanro tiene mucha prisa porque quiere asegurarse de que el gobernador de São Paulo, João Doria, que apadrina otra vacuna, la de Sinovac, no le roba al Gobierno federal la esperada foto de la primera vacunación. El Gobierno ha decidido finalmente incorporar la vacuna china al programa nacional de inmunización, que pretende poner las primeras inyecciones el jueves 20 siempre y cuando la Agencia Nacional de Vigilancia Sanitaria dé su visto bueno y las dosis estén disponibles.
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